Hallan objetos de los oscuros rituales que Francisco Oropesa hacía en casa

La Policía entró en casa de Francisco Oropesa, asesino de cinco hondureños en Texas, y lo que halló no se lo esperaba.

Luego de la la captura del mexicano Francisco Oropeza, sospechoso de cometer la masacre contra cinco hondureños en el condado de San Jacinto, texas, se conoció que él rendía culto a la “santa muerte” dentro de su casa en el condado de Montgomery, Texas, según informó el portal Ny Post.

Así lo reveló una fuente policial que observó el altar al Centro de Estudios de Inmigración, pues luego de su captura se realizó una requisa en su casa de habitación, donde se encontraron velas prendidas en una especie de altar.

En el altar habían varias estatuas de santos patronos, varios billetes de 2 dólares, flores de papel y aluminio conteniendo supuesta droga, lo que habría sido una especie de ofrenda para que la santa muerte protegiera a Oropeza.

El día que fue capturado el hombre, de 38 años, habían dos velas encendidas.

Su devoción a la “santa muerte” habría sido por costumbres mexicanas, sin embargo, también es popular en carteles del narcotráfico.

Los criminales devotos a la “santa muerte” creen que al rendirle oraciones y ofrendas los protegerá de la ley.

De hecho, uno de los tatuajes que tiene Oropeza en su brazo es de la Santa Muerte. Ahí se ve la figura esquelética envuelta en túnicas y agarrando una hoz.

“Cualquiera que tenga un santuario de santa muerte está relacionado con el bajo mundo criminal”, dijo al CIS el capitán retirado del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Jaeson Jones, quien trabajó durante años en inteligencia para luchar contra los cárteles de la droga de México.

“No significa necesariamente que estén conectados con los cárteles, aunque los cárteles de todo México siguen el culto. Pero al menos puedes vincularlo con el clandestino criminal a través de santa muerte”, agregó.

Oropeza enfrenta cinco cargos de asesinato por la masacre cometida en Texas. El hombre asesinó a sangre fría a una familia hondureña luego de que le pidieran que parara de dispara al aire. Luego, huyó con rumbo desconocido.

Su esposa también está acusada por ocultar información. La mujer reveló ante un juez que el individuo planeaba huir a México y que esa noche ella salió a comprarle donas.

Las víctimas de la masacre fueron Sonia Guzmán y su hijo Daniel, de 9 años.

Las otras víctimas fueron Diana Velázquez Alvarado, de 21 años, Julisa Molina Rivera, de 31 y José Jonathan Casarez, de 18. Todos estaban en esta casa cuando ocurrió la tragedia.

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