Reportan alza de 12% en feminicidios durante enero
La cultura machista y misógina propicia numerosas instancias de violencia de género.
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San Pedro Sula
De acuerdo con los datos más recientes que maneja el Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), la incidencia de muertes violentas contra mujeres registra una alarmante alza tan solo en las primeras semanas de este 2023.
Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la Unah, informó que en enero ya contabilizan unas 29 muertes de mujeres, por lo que el promedio diario es de cerca de una muerte por día.
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Lo anterior representa un alza con respecto a enero de 2022, cuando, de acuerdo con la portavoz, dichos actos de violencia ocurrían cada 29 horas y 18 minutos, lo que representa un aproximado de 25.5 muertes a lo largo de ese primer mes del año anterior, por lo que el incremento este año se ubica en 12%.
Más preocupante, aún, dice Ayestas, es el grado de crueldad que se ejerce contra las féminas a quienes se quita la vida.
“En este momento el problema es que vemos la crueldad, el daño que se le hace a las mujeres, que se demuestra odio y desprecio”, comenta.
Sobre la forma en que se llevan a cabo estos actos, señala la incineración con materiales combustibles, pero, sobre todo, mediante el uso de armas de fuego, que sigue siendo la principal causa de muertes violentas contra mujeres.
Datos recopilados por el Observatorio y otras instituciones muestran que hasta el 67.6% de los cerca de 300 crímenes de este tipo contabilizados en 2022, se efectuó mediante el uso de armas de fuego, mientras que otro 17% involucra el uso de armas blancas.
El grupo más numeroso de víctimas lo constituyen las mujeres de entre 30 y 59 años, el cual representa el 48.8% de los casi 300 feminicidios que se registraron preliminarmente como tales en 2022.
Las localidades con la mayor cantidad de incidencias se reportaron en el Distrito Central (12.7% del total), San Pedro Sula (9.4%), Choloma (4.7%), La Ceiba (4.3%) y Catacamas (3.3%).
El récord de incidentes a lo largo del año pasado ocurrió en el mes de julio, cuando se registraron 33 casos, es decir, un 11% del total.Ayestas apunta a dos factores primordiales detrás de estas cifras.
El primero, señala, es que el Estado no parece estar haciendo lo suficiente para esclarecer los casos y dar con los responsables, mientras que el segundo tiene que ver con una cultura de machismo que desprecia la vida de las féminas, llevada a cabo por una clase de agresores, hombres, por lo común, que “saben que el peso de la ley no va a llegar a ellos”, indica.
Pero en un asunto tan delicado y sensible como el asesinato de mujeres, no todo el mundo está de acuerdo con la gravedad del problema, puesto que, argumentan, hay otros factores a tomar en cuenta a la hora de considerar si la muerte violenta de una mujer constituye o no un feminicidio.
Las autoridades de investigación encargadas de enfrentar la oleada de violencia contra las mujeres toman en cuenta otros factores a la hora de registrar un crimen contra una mujeres como un auténtico feminicidio.
Este delito, por definición, se refiere al “asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia”. Pero, al parecer, no todos los casos se ajustan a esta definición.
“A raíz de todas las investigaciones, algunas de esas (muertes) se pueden convertir en suicidio, se pueden convertir en parricidio o en homicidio, según la investigación, de acuerdo con lo que va esclareciendo cada investigador en cada caso. Y la realidad, pues, comienza al tipificarlo como tal en su momento, si hay indicios”, indica el subcomisario Cristian Nolasco, jefe de la Unidad de Comunicación Estratégica de la Dirección Policial de Investigación (DPI).
Nolasco reconoce que este mes de enero resultó “bastante violento”, pero, si se consideran los casos de homicidios en su conjunto (sin atender a causas específicas), el país registra una reducción que el funcionario policial estima en un 30% en comparación con el año anterior.
Nolasco menciona, además que, comparativamente, la tasa de muertes de personas del sexo masculino es mucho más elevada que la de mujeres.
“Hay días enteros que nosotros no tenemos ninguna muerte de mujeres, sin embargo, estamos contando 20, 30, 25, 15, muertes a nivel nacional de hombres. Entonces, si no valoramos este género, la muerte de mujeres es mínima en comparación a los hombres”.
Nolasco no descarta la posibilidad de que las muertes de mujeres sigan aumentando, de la mano con un mayor involucramiento de ellas en actos delictivos que muchas veces terminan en violencia.
“Nosotros hemos tenido muertes de mujeres que tienen que ver con el narcotráfico, con distribución de droga, con asaltos o con el robo”, señala.En otros casos, la causa de la muerte se relaciona con accidentes o sucesos imprevistos, como un asalto.
“Hay un abanico de móviles que analizamos en cada uno de esos casos cuando pierde la vida de manera violenta una mujer”, comenta.
Pero mientras el número de víctimas se acumula, urgen soluciones para enfrentar el problema.Ayestas, del ONV, resalta dos estrategias que están haciendo falta para reducir la incidencia de feminicidios.
“La primera es investigación científica criminal que da cuenta de quiénes son los responsables, meter a la cárcel a los que están asesinando mujeres. Y en segundo lugar, trabajar sobre la cultura violenta y machista que tenemos en este país. Mientras no les enseñemos a los hombres que las mujeres primero se respetan y que son iguales, somos iguales a ellos, nunca va a dejar de haber tantas muertes violentas. Eso tiene que enseñarse en la casa, en la escuela”, manifiesta.
Nolasco, por otro lado, apunta en otra dirección al decir que la resolución de esta clase de crímenes se dificulta por la falta de cooperación hacia las autoridades.
“A veces en la mayor parte de situaciones en investigación se nota que familiares ocultan mucha información y a veces quieren despistar a la misma policía”, refiere, lo que complica la labor de esclarecer los casos y dar con los responsables.
Sin patrones ni causas del todo definidas, las muertes violentas de mujeres seguirán enlutando a las familias hondureñas en un país que dista de superar la cuestión de la violencia de género.