Ingleses se fueron sin extraer equipo de grabación y fuselaje del avión del mar

El 17 de marzo quedó grabado en la memoria de 17 familias y en la población de Islas de la Bahía, quienes jamás imaginaron que un viaje de tan solo 25 minutos terminaría en tragedia.

El avión con matrícula HR-AYW de la aerolínea de Lanhsa se precipitó al mar a menos de un minuto de haber despegado de la pista del aeropuerto Juan Manuel Gálvez de la isla de Roatán.

En el accidente aéreo murieron 12 personas, incluido el piloto Luis Araya, el copiloto Francisco Lagos y 10 pasajeros, entre ellos el reconocido cantante nacional Aurelio Martínez. Cinco personas lograron sobrevivir.

Tres días después del accidente, cuatro especialistas británicos de la empresa British Aerospace, fabricante del avión Jetstream 32, llegaron a la isla con el fin de investigar las causas del accidente; sin embargo, se fueron sin lograr sacar la aeronave, ni tampoco el aparato de grabación de la cabina.

Los ingleses estuvieron una semana en la isla inspeccionando el área donde cayó el avión. El equipo de británicos estaba compuesto por un experto en fuselaje y estructura, un especialista en instrumentos de vuelo, en motores y electrónica.

Hasta este viernes 11 de abril no hay un informe oficial sobre las causas del accidente; sin embargo, información preliminar establece que el motor del vuelo 018 de Lanhsa habría perdido fuerza cuando iba despegando y cayó al mar minutos después de dejar la pista.

Diario LA PRENSA realizó un recorrido por el aeropuerto de Roatán y el área donde ocurrió el accidente aéreo. No se encontraron a los cuatro investigadores de la Comisión de Accidentes e Incidentes de la Secretaría de Defensa Nacional, quienes llegaron un día después del desastre para iniciar las investigaciones.

"Los ingleses estuvieron aquí más de una semana, nos reunimos, nos pidieron datos, realizaron algunas investigaciones, pero son muy reservados", dijo Fernando García, gerente del aeropuerto de Roatán.

No pudieron acceder al avión debido a que se encuentra a una profundidad de aproximadamente 130 pies, requiriéndose la intervención de buzos técnicos especializados para alcanzarlo.

"Se pusieron en contacto porque casualmente andaban aquí unos buzos franceses que son de profundidad que ya estaban por irse, tuvieron reuniones para ver si llegaban a un acuerdo, pero no se pudo y ellos tenían que irse", agregó García.

Los ingleses y personal de la Secretaría de Defensa inspeccionaron el lugar del accidente y se trasladaron a La Ceiba para analizar un avión similar al que se estrelló.

Su objetivo era orientar a los equipos encargados de descender al área donde se encuentra el dispositivo de grabación de la cabina y transportar el equipo necesario para su extracción.

"Ya hicieron todo en campo, se llevaron información y seguro les servirá para cerrar la investigación, pero ya no están con nosotros acá", puntualizó García.

Según Damian Feurtado, un experto en buceo de la isla de Roatán, el personal de la Comisión de Accidentes e Incidentes de la Secretaría de Defensa Nacional, si se hubiera empeñado en querer sacar el avión, lo hubieran logrado.

"Si hubieran querido sacarlo lo sacan, para eso se necesitan buzos que puedan estar abajo trabajando por varias horas y que sean Tec Day, con nitrógeno, oxígeno y helión. Aquí hay buzos preparados para eso, bajan dos con aire y cuatro con nitro", apuntó Feurtado.

"Nosotros estamos en la disponibilidad de colaborar en sacar el avión, se baja y se amarra y con un equipo afuera se puede sacar", añadió Feurtado.

Jorge Corrales, subdirector de Aeronáutica Civil, dijo que los investigadores tienen 30 días desde la fecha en que ocurrió el accidente aéreo para emitir un informe oficial sobre las causas del percance. Se cumple este 17 de abril.

Cabe destacar que el personal de la torre de control no recibió señal de alerta de una posible emergencia en el vuelo por parte de los pilotos, según dieron a conocer las autoridades.

Pasajeros y el propio piloto, Luis Araya, informaron que el avión ya presentaba fallas horas antes del accidente. El día del percance, la aeronave realizó un vuelo desde La Ceiba hacia Puerto Lempira, en Gracias a Dios, hizo una escala en Roatán y regresó a La Ceiba.

En Puerto Lempira el vuelo se retrasó una media hora porque el aparato presentaba fallas en el sistema hidráulico del motor, así le informó el piloto a su esposa. Tras darle mantenimiento y hacer vuelos de prueba, logró despegar y llegar a Roatán. Esta versión fue constatada por los pasajeros del vuelo.

Yeimi Duarte, una de las pasajeras víctimas del accidente, le dijo a su hermana Darcy Duarte minutos antes de abordar que el personal de Lanhsa le manifestó que el vuelo tendría un retraso porque le estaban dando mantenimiento al aparato.

Aerolíneas Lanhsa, con sede en La Ceiba, cerró operaciones por tiempo indefinido tras el accidente aéreo para apoyar las investigaciones del siniestro.

Ejecutivos de la empresa informaron a los familiares de las víctimas por medio de Rubén Navas, apoderado legal, que indemnizarán a los parientes una vez concluyan las investigaciones.