Rostro humano

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Mejorar la calidad en la atención de sus pacientes y de todos sus servicios son prioridades para dar ese “rostro humano” que le ha prometido su nueva administración al hospital Mario Catarino Rivas, el centro asistencial que debe dar alivio no solo los sampedranos, sino a los residentes de la región noroccidental. Su situación es tan precaria como la todo el sistema de salud hondureño que quedó evidenciada durante la crisis sanitaria de la pandemia.

Y ese es uno de los retos más importantes del nuevo Gobierno: empezar a salir de las cifras vergonzosas de inequidad en salud que han persistido por años. Porque hay al menos un 18% de los hondureños que no tienen acceso a un hospital ni a un centro de médico, y aun así el renglón de Salud Pública se ha mantenido con un presupuesto tres veces inferior de la media de América Latina y el Caribe.

El nuevo director del Catarino Rivas, el doctor Amado Adán Rodríguez Torres, un reconocido patólogo con 25 años de trayectoria en el sistema público de salud, junto al ministro José Manuel Matheu; Javier Hall, viceministro para la región noroccidental, y el designado presidencial, el también médico Renato Florentino Pineda, se han comprometido con suplir las necesidades no solo del Rivas, sino de hospitales de esta región, como el de Occidente, Atlántida o el de Santa Bárbara que sufren graves carencias.

Y es urgente la atención primaria en los centros de salud. Sabemos que demasiados de estos centros están abandonados, que deben ser prácticamente reconstruidos para que vuelvan a funcionar con personal responsable que cumplan con el deber del Estado de dar salud gratuita a la población. Para lograrlo, las autoridades sanitarias deben asegurarse que habrá inversión para atajar esa escasez de medicamentos, insumos, equipos y personal. Que habrá que esforzarse con inteligencia para dejar los índices más bajos del continente por las tasas de camas hospitalarias y de médicos por habitantes.

Esta penuria, sumada a una deficiente administración, a la deteriorada imagen por los casos de corrupción y al bajo presupuesto para salud, ha impactado en un sistema incapaz de atender las necesidades de atención médica básica oportuna a miles de hondureños, afectando su calidad y expectativa de vida.

Todos merecemos ser tratados con dignidad, contar con servicios de salud calificados y eficientes en un ambiente donde se valore la vida. Confiamos que las nuevas autoridades hagan realidad sus promesas y actúen con celeridad para rescatar al sistema.

Editorial La Prensa
Honduras