Redondo, ¡respete a los empresarios!

Exclusivo para Suscriptores

¿Ya tiene su suscripción? Únase a nuestra comunidad de lectores.

Suscríbase

Gracias por informarse con
La Prensa

Alcanzó su límite de artículos

Suscríbase y acceda a artículos, boletines, eventos y muchos más beneficios, sin límite.

Suscríbase

Gracias por informarse con
La Prensa

Artículo exclusivo bajo registro

Inicie sesión o regístrese para acceder al mejor contenido periodístico.

Iniciar Sesión

Gracias por informarse con
La Prensa

Todos los hondureños merecen respeto. Del partido que sean, la religión que profesen y la raza que pertenezcan. Pero hay dos grupos –después de mis preferencias personales: familiares, amigos, colegas, etc. – a los que les dispenso singular afecto, admiración: los emigrantes que envían remesas y a los empresarios, de todos los tamaños que producen bienes y servicios, crean empleo y generan riqueza para Honduras. Ambos grupos, les permiten a los políticos, administrar —de alguna manera hay que decirlo, los dineros aportados mediante impuestos, tasas y contribuciones—los recursos teóricamente en favor del bien común.

Algunos lo hacen bien; otros son muy ineficientes y no pocos, creciendo, cínicos y aprovechados que viven del robo del sudor de los contribuyentes. Por ello, una de las cosas que me ha enseñado la vida es a no generalizar. No puedo decir que todos los políticos son ladrones; ni tampoco aceptar las expresiones de Luis Redondo, presidente de facto del Congreso Nacional, que “los empresarios hondureños y extranjeros son delincuentes”. Leerlas en el periódico, el sábado por la mañana, me causó una desagradable impresión que me llevó a lamentar en que manos está el país, especialmente en esta hora tan difícil que pasamos, donde hace falta reactivar la economía, fomentar la confianza y elevar el respeto entre todos los sectores para forjar la unidad nacional.

Quiero creer que Luis Redondo no es un hombre malo. Que sus palabras, ofensivas para hombres y mujeres que arriesgan sus recursos y sus vidas invirtiendo en este país, son fruto de la ignorancia que le desborda. Ignora que el salario de los diputados, los viáticos, vehículos y guardaespaldas que se les niega a la mayoría de los hondureños son fruto del aporte de migrantes y empresarios.

También ignora el funcionamiento de la sociedad. No conoce cómo las sociedades humanas operan, se organizan; y como la confianza permite las relaciones, los contratos y los acuerdos. Y por supuesto, no hay que imaginar siquiera que, entienda que los países más desarrollados son aquellos en que opera un clima de confianza y de respeto. Estados Unidos, los de Europa, Australia y Canadá, solo para mencionar algunos ejemplos, basan su operación económica en la confianza. En Honduras en cambio, cosa que Redondo no sabe probablemente, casi no existen sociedades anónimas. Las que existen son de naturaleza familiar o subsidiarias de otras extranjeras.

Es decir que el atraso que vemos, el desempleo creciente, la caravana de compatriotas que emigran hacia el exterior, es fruto de dos cosas: una, la falta de un número mayor de empresarios, nacionales y extranjeros; y otra, por la ausencia de políticos modernos que nos den seguridad, que trabajan para nosotros y no en contra de los que hemos hecho de Honduras nuestra casa, la única que podemos llevarnos a la boca y recibir a nuestros amigos.

Por todo lo anterior, rechazo las declaraciones del presidente de facto del Congreso Nacional, Luis Redondo, por irrespetuosas y desconsideradas. Y aprovecho la oportunidad para solicitarle a Salvador Nasralla, de cuyo partido es militante Luis Redondo, para que le llame la atención, al tiempo que se rechacen sus declaraciones insultantes en contra de los empresarios y más bien, se pidan disculpas a los que con su valentía, imaginación y esfuerzos sostiene a Honduras.

Finalmente, quiero solicitarle al señor Redondo que nos respete a los hondureños en general. Quienes han invertido en las zedes lo hicieron amparados en ley. La supresión de la misma carece de efecto retroactivo, cosa que posiblemente ignora. Y que tienen derechos que el Estado de Honduras tendrá que honrar en algún momento.

Empresarios
Congreso Nacional
Políticos
Sociedades
Emigrantes