Los niños adultos en Honduras
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Cualquier cantidad de niños y niñas en Honduras sea en las zonas rurales y más notables en las urbanas de las grandes ciudades como la capital, Tegucigalpa, y San Pedro Sula, llevan una vida con compromisos de adultos.
Un palpable caso del menor Juan de Jesús Martínez Hernández, de seis años de edad, quien perdiera la vida el viernes pasado en el barrio Barandillas de San Pedro Sula al ser atropellado cuando realizaba la limpieza de vidrios de automóviles para llevar algún tipo de ayuda a su casa. Un menor más que es atropellado al realizar ese delicado trabajo y que debido a sus pequeñas estaturas, los conductores en diversos accidentes no alcanzan verlos, mientras se cruzan frente a los vehículos.
Hay antecedentes de diversos tipos de accidentes relacionados con estos menores, limpiavidrios, niños y niñas en diferentes calles y avenidas de la ciudad, especialmente donde hay semáforos. Sus herramientas de este trabajo es un bote lleno de agua y jabón y un accesorio para esta limpieza, pero los principiantes su único insumo es un viejo trapo, que algunos casos para alcanzar los vidrios, se suben en la llanta de los carros. Esa obligada labor de sobrevivencia de estos niños y niñas son un peligro para sus vidas y un riesgo para los conductores que estos necesitados niños los comprometan con estas imprudentes labores ante las miradas de las autoridades civiles y policiales.
Son centenares de estos menores adultos que se dedican a este oficio desde las primeras horas de día hasta que empieza a oscurecer, porque ya tienen la obligación de llevar dinero a sus hogares.
Como el destino marcado de la pobreza de “Juancito”, quien en su primer día de limpiar vidrios murió atropellado en un país llamado Honduras.