Aportes sociales de la Reforma

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La semana pasada decíamos que la Reforma Protestante del s. XVI trajo aparejados a una renovación espiritual ciertos aportes sociales, cuyo núcleo impulsor eran los principios derivados de la Biblia. Ya mencionamos que uno de dichos aportes fue una ética de trabajo diferente a la practicada en la época.

Otra contribución fue la instauración de un sistema educativo de calidad, gratuito y obligatorio para toda la sociedad. Los reformadores sabían muy bien que la buena educación es un elemento indispensable para el progreso de los pueblos y para que las personas puedan lograr con mayor facilidad sus objetivos de vida.

Según César Vidal, ya en el s. XVII muchas naciones protestantes tenían alfabetizadas al 100% de sus poblaciones. Caso contrario era España que, siendo el principal país contrarreformado, a inicios del s. XIX el 90% de su población era analfabeta, y lo mismo sucedía en sus colonias americanas. Hoy por hoy, si vemos el ranking de los mejores centros educativos del planeta, la enorme mayoría pertenece a las naciones de trasfondo protestante, las mismas que ostentan los mejores índices de desarrollo.

Este énfasis en la educación derivó en un desarrollo de las ciencias. Nuevamente sería la Biblia que daría el impulso principal puesto que ella misma invita al ser humano a explorar y entender la naturaleza como una de las formas fundamentales para ejercer adecuadamente la administración de la creación delegada por Dios.

Otro aporte fue la perspectiva de que nadie se encuentra por encima de la ley. ¡Nadie! Hasta los mismos líderes reformados fueron censurados cuando se desviaron de lo que ellos predicaban. Lo opuesto sucedía en los países donde la Reforma no cuajó. En ellos toda la sociedad sabía que había personas o grupos que no estaban sujetos a la ley, sino que más bien la ley se les sujetaba a ellos. Tristemente esta realidad la seguimos sufriendo hasta el día de hoy.

Podríamos seguir dando ejemplos, pero estos bastan para reconocer que una verdadera revolución está a nuestro alcance, si dejamos que Dios y Su Palabra moldeen totalmente nuestra vida y pensamiento.