“Policías encienden las sirenas para no enfrentar a los delincuentes”

Estudio “Detrás de la chapa”, realizado por Kurt A. Ver Beek y Andreas R. Daugaard, fue presentado por la ASJ.

Según el estudio, es aún más común para los policías encender la sirena de la patrulla para alertar a las personas que perciben como “malas”.

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Tegucigalpa

El temor a que los policías estén confabulados con los delincuentes conlleva a que las personas no denuncien, no colaboren ni testifiquen, situación que además de contribuir a que la institución policial sea menos efectiva también fomenta condiciones favorables al crimen y la impunidad.

Así lo detalla un estudio titulado “Detrás de la chapa”, realizado por Kurt A. Ver Beek y Andreas R. Daugaard y presentado recientemente por la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).

La investigación refleja el nivel de desconfianza que la población actualmente tiene sobre la Policía, esto como consecuencia de su largo historial delictivo que viene arrastrando desde la década de los 80.

La historia revela que desde que estaba en manos de los militares, la Policía comenzó a ganarse una reputación de violadora de los derechos humanos; pero en las dos últimas décadas extendió su catálogo de delitos: secuestros, crímenes de alto perfil, narcotráfico, lavado de activos, extorsión y vínculos con las pandillas.

A pesar de que en 2016 se realizó una limpieza, expulsando a unos cuatro mil elementos policiales corruptos, la percepción de la población es de que un uniforme, una chapa policial y un arma nacional en manos de muchos hombres con conductas desconocidas tras unos meses de capacitación como policías, así como la entrega a algunos subinspectores tras graduarse en la academia, se vuelven una amenaza.

También consideran que el peligro se incrementa cuando esa logística está en poder de oficiales como muchos soles en su gorra y hombros.

La investigación de Ver Beek y Daugaard muestra el nivel de desconfianza que se ha ganado la Policía no solo por su complicidad en el delito, sino también por su ineficiencia y falta de logística.

Aunque el estudio establece que hay un nivel de satisfacción al momento del recibimiento de las denuncias y en la actuación policial en la escena del crimen, por otro lado señala que el seguimiento de la investigación presenta un proceso lento e ineficiente que crea frustración.Una víctima explicó que los policías solo le dicen que su caso “está en proceso”, pero que no dan mayor explicación.

Esto le hizo sentir que realmente no estaban trabajando en su denuncia. Asimismo, dos víctimas explicaron que, al momento de tomar su declaración, el policía no anotaba lo que le decían y varias veces tenían que corregirlo porque anotaba cosas erróneas.

Según la encuesta, 43% de las víctimas tuvieron que contar los hechos más de una vez.Por otro lado, un policía explicó que a veces deciden no ir a una zona a cierta hora porque es peligroso o porque no tienen el personal suficiente para enfrentar ese riesgo.

Para mitigarlo, algunos agentes deciden encender la sirena de la patrulla o pitar antes de llegar a la escena del crimen con el objetivo de espantar a los presuntos delincuentes.

De esta manera, los elementos policiales evitan el peligro, pero obviamente las posibilidades de encontrar a los perpetradores infraganti u obtener evidencias.

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