Alcatraz e Islas del Cisne: paralelismos entre dos cárceles imposibles
Una vista de Alcatraz en la bahía de San Francisco, California. Es ahora un atractivo turístico colmado de historia.
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Estados Unidos vio en la isla de Alcatraz, una roca impoluta enclavada en el océano Pacífico a sólo dos kilómetros de la costa en la bahía de San Francisco, California, la opción idónea para lanzar al olvido a una serie de reos peligrosos y poderosos que reinaban en varias prisiones del país.
Honduras, en 2023, divisó en el lejano horizonte de su costa caribeña otro peñasco un poco menos sinuoso, pero más distante (267 kilómetros de Punta Castilla, en Colón), llamado Islas del Cisne, como pilar en el plan gubernamental de recuperar el control del sistema nacional penitenciario, fisurado por la avanzada de las organizaciones criminales, especialmente maras y pandillas, y la corrupción interna.
Alcatraz, en las gélidas aguas de la costa californiana y con menos de un kilómetro cuadrado de superficie, funcionó hasta 1963 y fue hogar de célebres criminales en la historia estadounidense. Aunque el edificio de la prisión fue construido entre 1910 y 1912, funcionó entonces como una prisión militar y pasó siempre desapercibida, hasta convertirse en símbolo nacional e inspiración para Hollywood.
Una panorámica de Islas del Cisne, el territorio hondureño más lejano de tierra firme.
Sus húmedas paredes, edulcoradas con el carácter de los férreos guardias y las condiciones rígidas disciplinarias de sus dirigentes, daban la bienvenida a reos de todas las regiones de la potencia mundial y funcionó hasta que autoridades estatales optaron por cerrarla debido a sus altos costos de mantenimiento y la complejidad de su logística.
Eso marca un paralelismo aún así contrastante con Islas del Cisne. Cientos de kilómetros de diferencia presagian un destino, cuanto menos, mucho más complejo. Sin embargo, el antecedente parece haber sido insuficiente para que autoridades de seguridad hondureñas desestimen el proyecto y más bien ha sido inspiración.
Honduras busca en Islas del Cisne, un archipiélago de ocho kilómetros cuadrados, aislar a peligrosos cabecillas de maras y pandillas, líderes de clanes del narcotráfico y otros criminales que representan amenaza latente en tierra firme.
En mayo de 2017, Juan Orlando Hernández, entonces presidente, inauguró en Islas del Cisne el Apostadero Naval de las Fuerzas Armadas para resguardar y dar soberanía a la zona insular que es el territorio hondureño más alejado de las costas del país.
Sin embargo, la crítica generalizada ha supuesto un escollo para el Gobierno de la presidenta Xiomara Castro, no sólo por el costo operativo, la construcción de la isla y su mantenimiento a mediano y largo plazo, sino también por su impacto ambiental.
Los voceros de las entidades estatales relacionadas con el proyecto han tenido que salir públicamente a defender el plan y ratificar que se ejecutará a pesar de las recomendaciones propias incluso de Estados Unidos, cuya embajadora, Laura Dogu, ha instado que la construcción no es viable.
Tanto Alcatraz como Islas del Cisne, con sus sinuosas características, representan un objetivo inalcanzable de escape para los reos. Las visitas son casi imposibles y la estancia en sus celdas sólo garantizan una cosa: un olvido absoluto del mundo real.
Alcatraz, conocida como “La Roca”, en la bahía de San Francisco.
A los pasillos desguarnecidos de la cárcel de Islas del Cisne sólo llegará la información que algunos custodios elijan compartir. No habrá televisión -salvo para autoridades-, tampoco celulares e incluso periódicos. Por ende, una vez un barco zarpe desde la costa caribeña con destino al islote, los prisioneros sabrán que tendrá que pasar mucho tiempo para volver a ver a sus parientes.
Islas del Cisne no tiene una fuente de agua potable, tampoco cuenta con un sistema pluvial. Para ello, el Gobierno ha detallado que la empresa que obtenga la licitación para la construcción (unos 80 millones de dólares) construirá, primero, un campamento para los trabajadores y después comenzará la intrincada construcción al mismo tiempo que el traslado de los materiales desde tierra firme, que, de acuerdo con empresarios del rubro y analistas, cuadriplicará sus costos.
Las autoridades pusieron la mira en los líderes pandilleriles como futuros huéspedes “vip” de Islas del Cisne. Los señalan de elucubrar masacres, extorsiones y otros crímenes desde sus celdas en prisiones de media y máxima seguridad en territorio hondureño. A pesar de todas las medidas que la Secretaría de Seguridad ha implementado, con la decisión del traslado de más de 2,000 reos a 260 kilómetros de la costa también reconocen que ha sido insuficiente para controlarlos incluso estando presos.
En Islas del Cisne no habrá líderes mafiosos o gángsters, como Al Capone y James Joseph “Whitey” Bulger en Alcatraz. Tampoco contrabandistas como George “Machine Gun” Kelly, pero sí pandilleros que fueron capaces de asesinar, ordenar masacres, extorsionar, traficar droga y sembrar terror en comunidades enteras.
Al Capone, legendario reo de Alcatraz.
El mantenimiento de Alcatraz era extremadamente costoso. Se estima que el costo operativo anual era aproximadamente de $10 por preso por día, lo cual era mucho más alto en comparación con otras prisiones de la época.
Esto se debía a la necesidad de transportar suministros y personal a la isla, las reparaciones y el mantenimiento constante debido al desgaste por el clima marino y a la alta seguridad requerida para operar la prisión.
El Colegio de Profesionales de la Ingeniería Ambiental de Honduras ha pedido a autoridades estatales frenar el proyecto. Consideran no viable la construcción de la cárcel “en un área protegida nacional y con limitada capacidad de carga y recursos naturales finitos que imposibilitan sostener la cadena de suministros que demandará”.
Por otro lado, la administración de Xiomara Castro estipula seleccionar entre la presente y próxima semana a la empresa ganadora de la licitación. De esta manera se trasladará la documentación a la Secretaría de Finanzas (Sefin) para buscar los fondos, que incluso podrían ser mediante préstamos.
La aprobación de la primera fase de la licencia ambiental implicó los estudios biológicos, estudios marinocosteros y medidas de mitigación. En la segunda fase de la licencia se aprobará la instalación de una granja solar y plantas de tratamiento de aguas residuales.
Varios de los detalles de la construcción en el Cisne han sido declarado como reservados por el Instituto Nacional Penitenciario (INP) y la Secretaría de Defensa Nacional. Ambas dependencias públicas también planifican construir otro centro penal entre los departamentos de Olancho y Gracias a Dios, este con capacidad de hasta 20,000 reos y siendo de máxima seguridad.
Al tratarse de uno de los proyectos insignia de la administración actual, surge la interrogante natural sobre qué ocurrirá cuando la presidenta Castro deje el cargo junto a su gabinete. Desde el Gobierno han remarcado que el proyecto quedará consolidado y terminado para su funcionamiento normal.
El escape de Alcatraz es uno de los eventos más legendarios y misteriosos en la historia de la prisión. Ocurrió la noche del 11 de junio de 1962, cuando tres reclusos —Frank Morris y los hermanos Clarence y John Anglin— lograron escapar de sus celdas y desaparecer en las frías y traicioneras aguas de la bahía de San Francisco.
Los tres hombres planearon su fuga durante meses, creando herramientas improvisadas con materiales como cucharas de metal, que utilizaron para ensanchar los conductos de ventilación en sus celdas. Fabricaron cabezas falsas con jabón, papel higiénico y cabello real, que colocaron en sus camas para engañar a los guardias durante los conteos nocturnos. Construyeron una balsa improvisada utilizando impermeables robados, que cosieron y pegaron.
La noche del escape, los tres reclusos lograron salir de sus celdas a través de los conductos de ventilación que habían ensanchado. Subieron por un corredor de servicio y llegaron al techo de la prisión. Utilizando un desagüe, descendieron hasta la orilla de la isla, donde inflaron la balsa y se lanzaron al agua.
A la mañana siguiente, los guardias descubrieron las celdas vacías y los maniquíes en las camas. Inmediatamente se inició una intensa búsqueda por parte de las autoridades, incluyendo patrullas marítimas y aéreas. Sin embargo, no se encontró rastro de los fugitivos.
Los tres reos fugados de Alcatraz.
La teoría oficial sugiere que los reclusos probablemente se ahogaron en las frías y turbulentas aguas de la bahía, y sus cuerpos fueron arrastrados al océano. Sin embargo, ha habido numerosos informes y avistamientos no confirmados que sugieren que los hombres pudieron haber sobrevivido y logrado llegar a tierra firme. En 1979, el FBI cerró su investigación oficial, concluyendo que era probable que los hombres se hubieran ahogado, aunque el caso sigue abierto en el Servicio de Alguaciles de los Estados Unidos.
El escape de Alcatraz se ha convertido en parte de la cultura popular, inspirando libros, documentales y la famosa película “Escape from Alcatraz” (1979), protagonizada por Clint Eastwood.