“La desgracia de ella era ser popular, lamentablemente el hombre se enceló y hasta la vigilaba”

De acuerdo con relatos, antes de quitarse la vida, Melvin Zaldívar llamó a la hermana mayor de Mariana para confesar el crimen y decirle que dejaba L6,000 para gastos fúnebres.

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El Negrito, Yoro

En medio del dolor y los recuerdos, familiares, amigos y conocidos despidieron el lunes a la profesora Mariana de Jesús Barahona y a su hija Alexandra García, quienes fueron ultimadas a balazos el fin de semana.

La madrugada del domingo, la Policía reportó que tres cuerpos fueron encontrados sin vida en una vivienda ubicada en el barrio El Centro, de El Negrito, Yoro.

La hipótesis preliminar apuntaba a que Melvin Zaldívar, pareja sentimental de Mariana desde hace 10 años, les había quitado la vida a ella y a su hija tras una fuerte discusión motivada por los celos, y luego se habría suicidado.

No obstante, familiares aseguran que se trataría de un crimen premeditado. En entrevista con LA PRENSA, el exfutbolista Wilfredo Barahona, hermano y tío de las víctimas, reveló que a eso de las 12:00 de la medianoche, Zaldívar llamó a una de sus hermanas mayores para confesarle que había asesinado a Mariana y Alexandra.

El hombre también le pidió que fuera a su casa a recoger al pequeño de cinco años que la pareja había procreado, y le indicó que dejaba L6,000 para gastos fúnebres.

El deportista contó que cuando su familia llegó a la escena, encontraron temblando al menor, quien presenció el atroz crimen.

Barahona dijo que tras la tragedia salió a la luz que hace dos meses Zaldívar compró una arma con la que amenazaba a su hermana.

Agregó que esta fue víctima de maltrato psicológico por parte de su pareja a raíz de sus “celos obsesivos”, por lo que su familia le aconsejaba que se separaran, pero nunca imaginaron que este acabaría con su vida.

Familiares, amigos, compañeros y alumnos de Mariana Barahona asistieron a su sepelio.

Esta declaración fue ratificada por Jacobo Barahona, padre de Mariana, quien aseguró que su hija no era feliz. “La desgracia de ella era ser popular, lamentablemente el hombre se enceló y hasta la vigilaba”, dijo. “Cuando ella me contó lo que pasaba, yo lo llamé y le dije que se dejaran por las buenas, que no me le fuera a hacer daño. Cuando le pregunté porqué me la quería matar, él dijo que era porque ella lo quería dejar, pero nunca imaginé esta tragedia”, añadió.

Con nostalgia, don Jacobo relató que la menor de sus diez hijos mostró interés en el magisterio desde pequeña, por lo que la apoyó para que estudiara en la escuela normal de Comayagua.

En 2005, Mariana de Jesús fue contratada para impartir clases en la comunidad de El Aguacate, en el sector de Guaymas, donde tenía a cargo tres grados.

Compañeros, padres de familia y alumnos de la profesora la describieron como una mujer dedicada y responsable, que se levantaba a las 4:00 am para viajar hasta su comunidad a impartir clases.

Por su parte, Alexandra García (de 16 años) cursaba su segundo año de Bachillerato en Contaduría y Finanzas en un instituto local, donde sobresalía por su excelencia académica. El informe forense reveló que la joven forcejeó con su padrastro para quitarle el arma y luchar por su vida, pero este le infirió siete disparos.

Ambas fueron veladas en diferentes lugares, ya que el cuerpo de Alexandra fue llevado a Yoro, donde vive su padre y donde ella quería que descansaran sus restos, según dijeron familiares. No obstante, ambas familias se coordinaron para que la misa y sepelio se realizara a la misma hora.

Las muertes de Alexandra y su madre han consternado al país, donde cada 20 horas matan a una mujer y donde solo en 2023 se han registrado más de 290 muertes violentas de mujeres.

Mariana de Jesús Barahona.

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