El río Ulúa inundó excampos por tramos de bordos sin reparar
La colonia Duarte en los antiguos campos bananeros de El Progreso, Yoro.
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Mientras el agua del río Ulúa entraba a su casa, doña Dilia Reyes con su esposo y nietos trataban de rescatar las gallinas que saltaban entre el agua para subirlas al techo.
Ella vive en la colonia Duarte, en los antiguos campos bananeros de El Progreso, Yoro, en donde ayer el agua comenzó a inundarlos sin darles tiempo de poder evacuar.
Los habitantes de los excampos de El Progreso estaban en alerta por la crecida del río Ulúa desde el sábado que emitieron alerta roja por la tormenta tropical Sara, que azotaba el país desde el jueves, pero indicaron que no pudieron evacuar porque no tenían vehículo para sacar sus pertenencias.
Ante el peligro del caudal del río, habitantes comenzaron a evacuar sus casas e ir a albergues.
La familia de Dilia Reyes se refugió en un bordo, hasta donde llevaron el producto de la pulpería y enseres. “Perderé lo que tengo de la pulpería porque los productos helados se dañarán”, lamentó Reyes mientras corría para salvar otras pertenencias.
Los habitantes de la comunidad de la Duarte se inundaron porque un pedazo de bordo de unos 200 metros no fue construido en las cercanías del canal de alivio de Amapa.
Jorge Thompson, dirigente comunitario de los excampos, explicó que en Amapa taparon dos boquetes, pero pidieron que se cerrara esa otra abertura, y no les hicieron caso. “Sabíamos que al crecer el río esa abertura iba a afectar la Duarte, así como a Naranjo Chino, y luego esa agua va para la zona de Urraco”, apuntó.
Pobladores de la Duarte se inundaron, mientras en Urraco trataban protegerse.
Evacuaciones
Ante el inminente peligro por la crecida del río Ulúa, cientos de pobladores de las zonas bajas de El Progreso evacuaron dejando sus viviendas y muchos solo salieron con pequeñas bolsas de ropa.
Camiones con personal del 14 Batallón militar llegaron ayer desde tempranas horas para trasladar a las familias hasta los albergues habilitados en seis escuelas de El Progreso.
También evacuaron personas en camiones por Copeco, así como en patrullas de la Policía y en vehículos particulares.
Otras de las comunidades inundas es la Pavón 2, donde los habitantes tuvieron que refugiarse en los bordos, al igual que algunos de Birichiche.
Incomunicados
Otro de los excampos bananeros del margen del derecho del Ulúa que quedó incomunicado es Amapa. El canal de alivio tapó el paso, pero aún ayer sus casas no se habían inundado.
Los habitantes de Monterrey también no pueden salir por las inundaciones en los accesos y porque en Urraco fue cerrado el paso llamado La Borda o El 16, donde no les hicieron una obra de protección. “Estamos preocupados por la cantidad de agua del Ulúa y estamos tirando tierra por donde el río puede entrar a Urraco”, dijo Didier Fúnez, presidente del patronato.
El río Ulúa aún representa un peligro para los habitantes de las zonas bajas del valle de Sula, pues no baja su caudal. Luis Dacosta, técnico hidromensor del valle de Sula, explicó que el Ulúa sigue recibiendo mucha agua de Mico Quemado, y en la estación métrica en Chinda, Santa Bárbara, solo ha bajado un 15%.