Estudiantes conocen el síndrome del fomo, el miedo a perderse algo
Josías Guzmán y Claudia Avilés sonríen junto a estudiantes del colegio José Castro López con el fascículo número siete de Mente Santa.
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San Pedro Sula
El proyecto Mente Sana de Diario LA PRENSA regresó por segunda ocasión al instituto José Castro López de Cofradía, donde unos 800 estudiantes fueron parte de la charla impartida sobre salud mental y sus diferentes trastornos.
El síndrome abordado fue el de fomo (por sus siglas en inglés fear of missing out o “miedo a perderse algo”, en su traducción al español, el cual aunque no es considerado un trastorno mental en los manuales de diagnóstico, sí se toma como un fenómeno mental.
Por medio del fascículo número 7 de la campaña, los alumnos conocieron la historia de Sandra, una estudiante de 17 años que cursa el último año de bachillerato y que de manera desesperada busca asistir a una fiesta junto a sus compañeros en una discoteca de la ciudad, pero a la cual sus padres no le han permitido asistir.
La decisión de sus papás ha causado sentimientos de angustia y desesperación en Sandra, los cuales aumentan conforme ella revisa redes sociales y observa cómo sus amigos se alistan para su salida, mientras ella está en su cuarto deprimida y aburrida.
Unos 800 estudiantes del instituto José Castro López de cofradía estuvieron en la charla.
En un arrebato y motivada por miedo a perderse la fiesta con los de su salón, Sandra toma decisiones que le ocasionan problemas graves con su familia, pero que al final la hacen darse cuenta de que ella desarrolló el síndrome de fomo.
Claudia Avilés, psicóloga y parte del equipo de especialistas de Mente Sana, explicó que el síndrome de fomo no es nada nuevo, de hecho desde 2004 fue incluido en los manuales como un síndrome; sin embargo, aunque muchas personas lo padecen en la actualidad, pocos están diagnosticados.
La especialista refirió que este fenómeno mental está estrechamente relacionado con la adicción al celular, el auge de las redes sociales y la cultura de las comparaciones constantes con otras personas que vemos en internet.
Quienes lo padecen sienten la necesidad de estar conectados y utilizar las tecnologías de la información y comunicación para seguir las publicaciones de sus amigos, familiares y conocidos de diferentes perfiles virtuales para saber qué hacen, dónde están o cómo les está yendo.
Desde la 11:00 am hasta las 2:00 pm, los estudiantes del José Castro López tuvieron una vez más la oportunidad de aprender sobre bienestar mental y los trastornos que pueden afectar la misma.
Avilés detalló que los principales síntomas o signos de alarma de este síndrome son la constante necesidad de estar conectado y actualizado en las redes sociales y la tecnología.
También la sensación de ansiedad o miedo a perderse algo importante que otros están experimentando. Existe de igual manera una tendencia a compararse con los demás y sentirse inferior si no se está en la misma actividad o evento.
Hay una búsqueda permanente de la validación, donde entre más “me gusta” o comentarios en sus publicaciones recibe la persona, se siente más aceptado y valorado.
En ocasiones, estos individuos pueden sentirse excluidos o marginados si no son parte de ciertas actividades, lo que puede llevarlos a un aislamiento social y tener ansiedad.
Incluso pueden tomar decisiones impulsivas para ser parte de estos encuentros, aunque no tengan un interés genuino por él. Le pueden seguir sentimientos de tristeza y depresión cuando se enteran de que otros han disfrutado de momentos que ellos no y finalmente pueden tener una desconexión emocional, pues están más preocupados por lo que sucede en el mundo digital que por sus interacciones cara a cara.
800 estudiantes del José Castro López recibieron las charlas de Mente Sana durante tres jornadas en dos diferentes visitas al centro.
Josías Guzmán, director de la carrera de Psicología de la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH), reafirmó que la influencia de las redes sociales juega un papel trascendental, ya que plataformas como Facebook, Tik Tok o Instagram amplifican el fomo al mostrar constantemente lo que otros están haciendo, creando la sensación de que todos están viviendo experiencias emocionantes.
Refirió que, al igual que pasó con Sandra y como pasa con muchos otros niños y adolescentes, buscan la aprobación y el reconocimiento de sus amigos en línea, lo que puede intensificar el fomo cuando sienten que no están a la altura de las expectativas sociales.
El deseo de pertenecer a un grupo puede llevar a los jóvenes a ser parte de actividades que no les interesan realmente, solo para no sentirse excluidos.
Los especialistas despejaron dudas de los estudiantes y realizaron con ellos diferentes juegos y dinámicas para que entendieran de forma más sencilla cómo controlar sus emociones.