La agricultura en Honduras ha perdido 447,000 empleos
Los trabajadores del campo no solo salen del país, están migrando a las grandes ciudades. Imagen de archivo.
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SAN PEDRO SULA
Son muchos los factores que han incidido en la disminución de más de 447,000 empleos en la agricultura en los últimos cinco años, pero entre los más fuertes están las invasiones y la migración irregular.
Basta con ver las estadísticas de empleo en el sector de la agricultura en Honduras para darnos cuenta de que en los últimos cinco años la tendencia de empleo va hacia la baja. Atrás quedaron los años en donde este sector de la economía generaba 1,200,000 empleos.
En once años, el pico de empleo más alto fue en 2018 con 1,294,551 trabajadores en el campo, entre 2014 y 2016 fue de 1,092,253 el más alto, pero no bajaba de un millón de empleos. Sin embargo, en los últimos cinco años los números han ido en descenso.
En 2019, los empleos generados eran de 1,212,269, en 2021-2022 de 798,752. No hay registros de 2020 por la pandemia.
Hasta 2023, la agricultura tenía 847,908 ocupados; es decir, entre 2022 y 2023 hubo una leve recuperación de unos 49,000 empleos, pero sin alcanzar el millón.
De acuerdo con el informe del mercado laboral del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el total de ocupados en Honduras es de 3,639,092 hondureños, de los que el 23.3% (es decir, el más alto porcentaje) se emplea en la agricultura, el 21.8% en el comercio, el 13.0% en la industria manufacturera y el 8.3% en la construcción, en estas cuatro ramas se emplea el 66.3% de los ocupados.
En la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, el 33.83% de los empleados son hombres y apenas un 5.74% mujeres.
“Del covid a la fecha, la PEA (población económicamente activa) se quedó estática y no se volvieron a recuperar los empleos antes de la pandemia, casi en cuatro millones en 2019”, señaló Guillermo Cerritos, exdirector de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh).
La recuperación de los empleos en el sector agroalimentario en 2023 versus 2022 es “muy lenta”, indica.
Para Cerritos, las causas son muchas, pero menciona la migración irregular de trabajadores del campo que van tras mejores condiciones de vida a países como Estados Unidos, principalmente, México y España.
El desplazamiento interno del campo a las grandes ciudades, el aumento de la pobreza que conlleva a la pérdida de poder adquisitivo y de esta forma reducen el consumo de algunos alimentos.
Además, de los altos costos de producción. “El campo ya no es atractivo. El campo pasó de ser generador de un tercio de los empleos a aproximadamente una cuarta parte del total. Esto ha favorecido las importaciones y ha reducido la oferta nacional y las exportaciones”, lamentó Cerritos.
Las invasiones, que afectan con mayor fuerza al sector de la agricultura, más que a la ganadería, son un factor determinante, que está haciendo que muchos productores vendan sus fincas a precios “de gallo muerto” y decidan dedicarse a otros menesteres o migrar. “Todos los impuestos, los costos de producción, hacen que no funcionen los negocios y es mejor cerrarlos”, manifestó Gundemaro Castillo, productor nacional y gerente general del Fondo Ganadero de Honduras.
Castillo, quien ha sido víctima directa de las invasiones de tierra, señala que la pérdida de dinero y tiempo es incalculable, tanto en los cultivos como en lo que se deja de vender y en el proceso legal.
Héctor Ferreira, presidente de la Fenagh, declaró que las invasiones no solo afectan a los productores, sino a todo el país, ya que la inseguridad jurídica causa desempleo y aleja las nuevas inversiones. Ferreira agrega que el cambio climático, falta de financiamiento con tasas blandas, la inseguridad jurídica y ciudadana inciden en la pérdida de empleo en el campo.