Chef hondureño lograr salir de Ucrania ante avance de la invasión de Rusia

Jorge Grande Ordoñez y su esposa Lena Verbytska están bien, confirmó la Cancillería de Honduras.
El hondureño salió en un tren humanitario de Ucrania hacia Polonia.

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Kiev, Ucarania

El chef hondureño Jorge Grande Ordoñez (32) logró escapar hacia Polonia ante el avance de las tropas rusa en Ucrania, confirmó la Cancillería de Honduras.

“Acabo de llamar a nuestro compatriota Jorge Baldemar Grande Ordóñez, chef hondureño que se encontraba en Ucrania y pudo salir a Polonia, gestiones del vicecanciller Tony García y Embajadas en Alemania y Bruselas”, escribió en Twitter el Canciller hondureño Enrique Reina.

Agregó que él y su esposa ucraniana se encuentran bien.

El chef hondureño residía en la ciudad de Iviv, Ucrania, desde hace más de ocho meses y donde estaba especializándose en gastronomía.

Jorge Baldemar relató que el ambiente de incertidumbre que vivió de la invasión de Rusia solo se ve en las películas y documentales. Primeramente él y su esposa Lena Verbytska se refugiaron en un bunker después tomaron un tren humanitario hacia Polonia.

También dijo que la experiencia de la guerra vivida en Ucrania le cambia la percepción de como ver la vida. Ahora piensa viajar a España y residir ahí por un tiempo.

Se informó que otro compatriota sigue en territorio ucraniano en una misión religiosa. “Tenemos conocimiento de otro compatriota que cumple misión con la Iglesia Católica y decidió quedarse para continuar con su misión religiosa. Estaremos dando seguimiento”, indicó.

Para muchos extranjeros que salieron por el paso fronterizo de Medyka (sudeste) hacia Polonia, la situación es una tragedia inimaginable.

En toda Polonia, la población se organiza en redes sociales, recoge dinero, medicamentos, ofrece alojamiento, comida, trabajo o transporte gratuito para los recién llegados.

Los refugiados en Polonia

El sábado, más de 150.000 ucranianos y extranjeros habían cruzado las fronteras polacas desde la invasión de Rusia de su país. Y el número aumenta a cada hora.

En Medyka, el flujo de llegadas parece interminable, compuesto en su mayoría de mujeres y de sus hijos que llegan a Polonia, miembro de la Unión Europea y la OTAN, después de decenas de horas esperando en el lado ucraniano de la frontera.

Con temperaturas bajo cero por la noche, la gente necesita sobre todo ropa de abrigo, gorros, guantes, pero también ropa para niños.

Una vez franquean la frontera, los refugiados pasan a cargo de miembros de su familia o compatriotas que viven en Polonia (hay un millón de ucranianos viviendo en este país) o por voluntarios autóctonos.

A lo largo de la avenida que conduce al paso fronterizo hay jóvenes que distribuyen bebidas y comida gratuita, prendas de ropa, pañales o incluso cochecitos para bebés.

Un operador de telefonía montó una parada donde los ucranianos cargan sus teléfonos y pueden hacerse con una tarjeta SIM gratuita. Para obtenerla, solo necesitan enseñar su pasaporte.

Lo mismo ocurre con los billetes de tren a través del país y los transportes públicos en Varsovia y otras ciudades.