Rostros de los cinco hondureños asesinados con AR-15 en Texas

La Policía reveló cuál fue el conflicto entre vecinos que desató el tiroteo.

Los cinco hondureños que fueron ejecutados en San Jacinto (Texas), a unos 90 kilómetros de Houston, Estados Unidos, ya están identificados por la Policía.

Uno de los jóvenes respondía al nombre de Jonathan Caceres, de 18 años.

Otra de las víctimas se llamaba Diana Velasquez, de 22 años.

También murió Obdulia Molina, de 29 años.

El menor de edad era Daniel Enrique Lazo, de ocho años.

Y la madre de Daniel fue identificada como Sonia Guzman, de 24 años, originaria de La Virtud, Comayagua.

La madre hondureña tenía tres hijos y estaba casada. En redes sociales mostraba con orgullo a los miembros de su familia.

Sonia murió en la escena, mientras que su hijo quedó agonizando y pereció minutos después de ser trasladado a un hospital local.

Los otros dos hijos de la hondureña lograron sobrevivir al mortal ataque, ya que familiares los cubrieron con su cuerpo en medio de la ráfaga de disparos.

Por otro lado, el victimario ha sido identificado como Francisco Oropeza, de 38 años, y nacionalidad mexicana. Las autoridades locales de Texas han ofrecido una recompensa de hasta 5 millones de dólares a quien tenga cualquier tipo de información que conduzca a su arresto.

Autoridades locales en Texas dijeron este sábado que el autor del tiroteo “podría estar en cualquier parte”, por lo que se ha ampliado el perímetro de búsqueda.

El agente a cargo de la oficina del FBI en Houston, James Smith, advirtió de que el autor del tiroteo está considerado “armado y peligroso” e hizo un llamado a los vecinos para que tomen precauciones y estén alerta, de manera que puedan avisar a las autoridades si le ven.

El sospechoso era conocido en el vecindario porque le gustaba disparar en el jardín de su casa con un fusil AR-15 y la policía ya había tenido que intervenir en un par de ocasiones.

En la noche del viernes, el autor del tiroteo estaba en el jardín de su casa disparando con su fusil AR-15 cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de disparar porque ya era muy tarde y un bebé estaba intentando dormir.

El sospechoso respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”, describió Capers en otra rueda de prensa a primera hora del sábado.

La familia de las víctimas piden ayuda para repatriar los cuerpos a Honduras.

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