”Están matando a mi familia”: Sobreviviente estuvo cara a cara con Francisco Oropesa

En Cleveland, Texas, el viernes, Francisco Oropesa había amenazado de muerte a sus vecinos y había utilizado un arma tipo AR-15 para asesinar a Sonia Guzmán, Diana Velázquez, Julisa Molina, José Casarez y al niño Daniel Laso antes de que la Policía de San Jacinto llegara a la vivienda.

Foto: Cortesía Univisión

Además, Francisco Oropesa había perseguido y disparado contra Jeffry Rivera, esposo de Diana, aunque afortunadamente el proyectil no lo alcanzó. Sin embargo, cuando la Policía de San Jacinto llegó a la escena, el agresor ya había huido.

Foto: Cortesía Univisión

En entrevista con Univisión, Rivera relata que después de pedirle a Oropesa que no disparara hacia el lado donde se encontraba el bebé de la casa, hicieron las primeras llamadas al 911. Sin embargo, Oropesa les respondió que nadie le daba órdenes.

Rivera recordó minuto a minuto la tragedia y mencionó que en cierto momento escucharon a lo lejos las sirenas de lo que parecía ser una patrulla de policía.

Mientras tanto, en la casa todo estaba tranquilo: los hombres charlaban en el porche mientras que dentro, las mujeres se maquillaban. A pesar de que creían que la ayuda estaba cerca, no llegó. Ni siquiera para mediar entre la familia y Oropesa.

“Pensé que ya no iba a pasar nada más. Y le digo yo al ratito a él (a Wilson García): ‘Ey, compa, las ambulancias ya nunca llegaron, la policía nunca llegó’. Le estamos marcando otra vez y contestaron: ‘Sí, ya mandamos una patrulla en camino’”, recuerda Rivera. Después de ese comentario, cuando voltearon, ya Oropesa venía sin freno a cometer la masacre.

Después de que todos entraron a la casa, Rivera corrió hacia la parte trasera de la vivienda. Sin embargo, cuando regresó a la entrada de la casa, se encontró con que Oropesa había disparado contra su sobrino y su comadre, quienes yacían en el suelo de la cocina. Fue en ese momento cuando se encontró cara a cara con el atacante, quien lo persiguió para dispararle.

Después de escapar de un disparo, Rivera corrió y llamó nuevamente a la Policía. Al gritarle a la operadora del 911, expresó: “Están matando a mi familia”.

Mientras tanto, otros medios de comunicación han afirmado que la ayuda llegó más de una hora después de la primera llamada al 911. Además, algunos de los otros visitantes de la casa también solicitaron ayuda al 911 desde sus lugares de escondite.

Las autoridades de Texas informaron este miércoles de varios arrestos en el caso del tiroteo del fin de semana en la localidad de Cleveland, que se cobró la vida de cinco ciudadanos hondureños.Las detenciones se suman a la del mexicano Francisco Oropesa, el principal sospechoso de la matanza, quien fue arrestado el martes después de una persecución de varios días.

Tim Kean, de la oficina de alguacil en el condado San Jacinto, dijo hoy a la prensa que se habían efectuado “varios arrestos” en la captura de Oropesa y que “otros están pendientes dependiendo de la investigación en curso”. “A esta altura es posible que tengamos el arma, pero tenemos que esperar al informe de balística”, añadió.

El mexicano fue descubierto cuando se ocultaba en un armario en la localidad texana de Cut and Shoot, a pocos kilómetros del sitio de la matanza, y enfrenta cinco cargos de asesinato.

Agentes fronterizos aprehendieron al sospechoso sin incidentes, indicó anoche Troy Miller, director interino de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP).Por su parte el alguacil del condado de San Jacinto (Texas), Greg Capers confirmó que la persona que dio al FBI la información que condujo a la captura recibirá una recompensa de 80.000 dólares.

El viernes por la noche Oropesa estaba disparando con su fusil semiautomático en el jardín de su casa en Cleveland cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño. El hombre respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”, de acuerdo con el informe policial.

Una de las víctimas, Diana Velásquez, tenía residencia permanente en EE.UU., mientras que el resto se encontraban en el país de forma irregular. Según las autoridades estadounidenses, Oropesa había sido deportado a México al menos cuatro veces desde 2009.