Mitos y leyendas que guardan las calles de San Pedro Sula

San Pedro Sula es una de las urbes más antiguas de América. Fundada en 1536, esta metrópoli ha sido testigo de cientos de sucesos extraños que alimentan decenas de cuentos y leyendas. Algunos de ellos, se conservan hasta nuestros días:

Son varias las leyendas urbanas y sucesos paranormales que supuestamente han tenido lugar en San Pedro Sula, especialmente en el siglo pasado. LA PRENSA te presenta algunos de los relatos más conocidos y que a más de uno lo ha hecho dudar sobre la existencia de espectros del más allá.

Kevin Eduardo

El escritor hondureño Gonzalo Luque en su libro “Memorias de un sampedrano”, publicado en 1979, hace una recopilación de algunos mitos y leyendas que que persiguen a la Capital Industrial y de los que aparentemente muchas personas fueron testigos años atrás.

Una de las leyendas que ronda la gran metrópolis es “La carreta”. Según este relato paranormal, a las 12:00 de la media noche de todos los viernes, corría una carreta por toda la 5 avenida, pasaba por donde en ese momento eran los desaparecidos Cines Colombia e Hispano y entrando por toda la Avenida Lempira, hasta entrar al cementerio general.

Kevin Eduardo

Los pobladores comentaban que esa carreta era del negro Chale Vilay, personaje que había sido muy conocido por ser el que transportaba los muertos hacia el camposanto. Aseguraban los pobladores que escuchaban los chirridos de las ruedas de aquel misterioso carruaje y el chasquido de las patas de los caballos que la halaban.

Kevin Eduardo

Algunos se atrevían a espiar por las ventanas y podían ver el bulto que desaparecía entre las sombras de la noche. El espanto comenzó a aparecer después que falleció el negro Chale Villay, quien había tenido una intensa actividad durante la epidemia de fiebre amarilla que causó centenares de muertos en la ciudad en 1912.

Kevin Eduardo

En otro de los relatos de su obra literaria, Luque cuenta que por allá de 1990, el alumbrado era muy pobre, pues los faroles de kerosina apenas alumbraban un radio muy pequeño fuera del poste donde estaban colocados. Los viejos de los barrios Guamilito, El Benque, El Centro y la linea, aseguraban que en ciertas noches aparecía entre las 12:00 y 1:00 de la medianoche, miraban a un hombre alto, pero sin cabeza.

Kevin Eduardo

A veces a pie o a veces en caballo, su vestidura era toda negra con gran botonadura blanca, los cuales resaltaban por la noche del resto del contraste negro del traje. Lo terrible era que supustamente nadie lograba verla la cabeza a aquel espectro, solo el tronco, los brazos y las piernas, por eso lo llamaban “El sin cabeza”, muchas personas aseguraron verlo en muchas ocasiones.

En su recopilación, Luque cuenta la famosa leyenda de “El cadejo”. Aseguraban los vecinos del final de lo que hoy es la 5 avenida suroeste, donde actualmente están los leones de la Avenida Lempira, que todas las noches pasaba con dirección al cementerio general, el diablo en forma de perro y los describían con ojos que parecían bolas de fuego, los dientes y los casquitos generaban gran ruido al caminar.

Así los describían quienes decían haber visto al temible “cadejo”, el cual infundía un miedo inexplicable y quienes estaban despiertos cuando pasaban, entraban en pánico y los que podían siquiera hablar un poco, rezaban para espantar a aquel ser. En su paso, afirmaban dejaba un olor putrefacto, como a azufre y duraba por un tiempo largo, hasta que el animal entraba al cementerio.

Otras de las leyendas famosas de principios del siglo pasado en San Pedro Sula es “las sucia” o “siguanaba”, un espíritu que atormentaba especialmente a los tenorios. Por aquellos años en el centro de la ciudad pasaban las dos grandes quebradas donde tomaban el agua para sus necesidades los pobladores de la urbe y no había alumbrado eléctrico y a los tenores se les aparecía a la orilla de las quebradas, una joven muy bien formada, de linda cadera, piernas muy bien torneadas y una hermosa cabellera suelta. Foto: Honduras.com.

A los que les aparecía, la veían como que aparentemente estaba lavando a la orilla de la quebrada. El tenor se le arrimaba creyendo que era una conquista fácil. Se le acercaba haciéndole preguntas como si había alguien más con ella, quién la acompañaba o si era casada. Cuando estaban casi por tocarla, la joven se daba vuelta, dejando ver una horrible dentadura y un par de enormes senos, mientras les decía: “ tomá tu tea, tomá tu teta, tomá tu teta”.

Tras el susto, los tenores salían corriendo despavoridos y casi desquiciados. El trauma que les causaba aquel suceso, los hacía deprimirse y alejarse de todos por un tiempo. Muchos tenorios de las quebradas evitaban volver pasar cerca de estos lugares. ¿Crees que estos relatos son reales o simplemente fueron creados desde la imaginación de nuestros antepasados?

Exclusivo para Suscriptores

¿Ya tiene su suscripción? Únase a nuestra comunidad de lectores.

Suscríbase

Gracias por informarse con
La Prensa

Alcanzó su límite de artículos

Suscríbase y acceda a artículos, boletines, eventos y muchos más beneficios, sin límite.

Suscríbase

Gracias por informarse con
La Prensa

Artículo exclusivo bajo registro

Inicie sesión o regístrese para acceder al mejor contenido periodístico.

Iniciar Sesión

Gracias por informarse con
La Prensa

Miedo
Terror
Cuentos y Leyendas
Mitos
Relatos
Leyendas
Leyendas hondureñas
Honduras
San Pedro Sula
Barrio Guamilito