Migrantes dejan sin terminar obras en Florida por nueva ley que les impedirá trabajar

Una ley de Florida ensombrece el futuro de los trabajadores indocumentados.

Benjamín Pérez se gana la vida limpiando viviendas en Miami. Trabaja sin permiso legal, como otros miles de extranjeros que forman una mano de obra primordial para el estado de Florida. El futuro de todos ellos pende ahora de un hilo por una ley migratoria recién aprobada.

Fotos: AFP/ EFE

La iniciativa impulsada por el gobernador republicano Ron DeSantis busca, entre otras cosas, impedir la contratación de personas indocumentadas.

A partir del 1 de julio, las compañías de más de 25 empleados deberán comprobar en una base de datos federal el estatus legal de las personas a las que deseen emplear. Ignorar esa obligación y contratar a un extranjero en situación irregular conllevará multas cuantiosas.

En Florida, un estado de unos 22,2 millones de habitantes, viven 772.000 migrantes indocumentados, según una estimación del laboratorio de ideas Migration Policy Institute.

Muchos de ellos trabajan en sectores esenciales para la economía estatal como la agricultura, la construcción y la hostelería.

Impedir que lo sigan haciendo tendrá graves consecuencias económicas, advierte Samuel Vilchez, director para Florida de la American Business Immigration Coalition, una asociación empresarial que aboga por una mejor integración de los migrantes en la economía.

“Ataca a nuestras empresas y les impide crear nuevos puestos de trabajo, generar ingresos y prestar los servicios que pretenden ofrecer”, advierte Vilchez. “Va en contra de lo que sabemos que es bueno para la economía y tendrá efectos devastadores para Florida”.

Según la oenegé Florida Policy Institute, la nueva ley podría generar pérdidas anuales de 12.600 millones de dólares para la economía del estado al reducir la mano de obra, los gastos de los migrantes indocumentados y los impuestos que pagan.

La incertidumbre creada por el cambio legal ya tiene consecuencias en los lugares de trabajo, a pesar de que aún no ha entrado en vigor y de que no obliga a denunciar la presencia de extranjeros en situación irregular.

“En la compañía donde yo trabajo muchas personas se han ido, se han movido de estado. Hay mucho temor por la ley”, dice Altamirano (otro seudónimo), un obrero de la construcción de 38 años.

El gobernador DeSantis, que parece listo para desafiar al expresidente Donald Trump en las primarias republicanas de 2024, se ha convertido en una figura de la derecha estadounidense por impulsar una agenda muy conservadora en asuntos como la educación, el aborto o la inmigración ilegal.

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