Japonesa comparte su experiencia viviendo en pareja con un hondureño

Shiho Takahashi comparte cómo ha sido la convivencia en pareja con alguien de una cultura tan distinta a la suya. Conoce más de esta interesante historia.

La japonesa Shiho Takahashi llegó a suelo hondureño en 2018, como parte de un voluntariado en un kinder de Danlí, El Paraíso, lugar donde coincidió con el hondureño Argelio Paz. Tras culminar su misión, la japonesa regresó a su natal y el catracho se aventuró a viajar por primera vez en avión para reencontrarse con su amada. Desde entonces, han compartido la cultura de ambas naciones y le han inculcado a su pequeña hija diferentes costumbres.

La historia se remonta al año 2016, cuando por casualidad a la japonesa le tocó ser vecina del hondureño. Luego de varias pláticas y salidas, se fueron enamorando e iniciaron una relación.

Tras la culminación de la misión de la joven, ella regresó a Japón y luego el hondureño decidió tomar un vuelo de aproximadamente 24 horas para reencontrarse con su amada, con quien se casó por lo civil en Japón.

Luego concibieron a una pequeña niña a quien llamaron Karina, un nombre que decidieron al estar relacionado con Latinoamérica y que se pueda escribir con la escritura japonesa.

Según reveló Shiho Takahashi, fue la personalidad del hondureño lo que la cautivó. “Mi esposo es relajado y muy divertido, me quita el estrés”, dijo entre risas. La mujer contó que el día a día en Japón es muy ajetreado y estresado, por lo que la actitud de su esposo la impulsa a sobrellevarla. “Estoy muy feliz de estar con un catracho, él me besa y me abraza”, agregó Takahashi

Esta fotografía fue captada en las Ruinas de Copán, departamento de Copán, Honduras.

Durante su visita a Honduras, una de las actitudes de los hondureños que le sorprendió es que suelen ser muy cariñosos y estrechan relaciones cercanas, pues en Japón esta práctica no es muy común ya que suelen mantener la distancia. “Me sentía muy bien con los catrachos”, dijo.

“Yo aprendí muchas cosas de Honduras, pero primero es el cariño de los hondureños porque aquí en Japón no se abrazan, los hondureños están muy cerca y respetan la familia, los latinos tienen mucho amor”, señaló.

Además, Shiho Takahashi logró probar algunos de los platillos más populares de Honduras, pero sus favoritos son los nacatamales, las baleadas y las enchiladas.

Uno de los planes de la pareja es vivir en Honduras y tener un restaurante de comida japonesa o viceversa.

También tiene un canal de YouTube llamado “Un catracho en Japón”, donde comparten sus experiencias en diversos lugares del país, su gastronomía y su día a día.

“Nuestro día a día es normal, nos despertamos tempranito, desayunamos, nos vamos a trabajar, llevamos a nuestra hija a la guardería, regresamos en la noche, cenamos, nos bañamos y , pasamos con nuestra hija antes de dormir”, reveló Argelio.

Actualmente, la pareja vive en el campo, en Prefectura de Iwate, a inmediaciones de la ciudad Morioka, Japón.

Argelio se dedica a la soldadura en una empresa que construye estructuras para edificios, mientras su esposa, maestra de kinder y educación primaria, trabaja en el Centro Cívico de la localidad.

Argelio reveló para este rotativo que su desafío más grande ha sido el idioma, pero que poco a poco han ido entendiéndose con su esposa y coordinando las enseñanzas de cada nación que desean inculcarle a su hija Karina.

“El mayor logro ha sido que a pesar de que nunca imaginamos que íbamos a terminar juntos, lo hicimos”.

Argelio realizando algunas de las populares prácticas en Japón.

Shiho Takahashi y su familia usando telas de la cultura lenca en su vestimenta.

Definitivamente, el cambio de cultura es un reto para cualquier matrimonio, pero Argelio y Shiho son el mejor ejemplo que cuando existe amor y compromiso, es posible lograr el equilibrio para ser felices.

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