San Pedro Sula, Honduras.
En una operación sin precedentes, 755 miembros de las estructuras criminales de la pandilla 18 y la mara MS13 fueron trasladados del Centro Penal de San Pedro Sula a la cárcel de máxima seguridad conocida como El Pozo, en Ilama Santa Bárbara.
La operación planificada de forma estratégica y, sin fuga de información, permitió que un contingente de más de tres mil militares y policías sacaran de sus cómodas celdas a los pandilleros y mareros sin que se reportaran incidentes.
Desde las 3:00 de la madrugada, los equipos se reunieron en las instalaciones de la Fuerza de Seguridad Nacional (Fusina) para luego hacer el despliegue de seguridad en los alrededores del centro penal y en todo el trayecto de la carretera CA-5 por donde pasó el convoy militar rumbo a Santa Bárbara.
El perímetro del penal fue rodeado por equipos militares.
Tras tomar sus puestos, los uniformados, armados con fusiles, bombas lacrimógenas y equipos antimotines, ingresaron al penal y rompieron los portones de las celdas exclusivas para los dos grupos antisociales.
A las 7:00 am, los miembros de la pandilla 18 fueron sacados de su acondicionada “guarida” y fueron llevados a la cancha, donde fueron esposados y subidos a los camiones militares que estaban frente al portón principal del recinto. Desde los techos del presidio, así como de los torreones eran vigilados por los uniformados, además de que durante toda la ejecución de la operación un helicóptero sobrevolaba toda el área del penal.
De forma simultánea la misma operación se ejecutaba en el área de la mara MS13, pero estos individuos fueron sacados por el lado sureste donde los agentes abrieron un boquete en la pared del muro.
Por el agujero fueron saliendo al menos 200 miembros de la mara MS13 enchachados, los que fueron subidos a los camiones fuertemente custodiados.
Separar la salida de los miembros de las dos estructuras delictivas fue una decisión que se tomó para que no se produjera un enfrentamiento.
Dentro de la cárcel la seguridad era extrema, mientras los privados de libertad eran sacados para ser trasladados al penal de Ilama.
No hubo oposición de los reos, según fuentes oficiales, debido a la planificación, y que no se filtró información previo a las acciones encaminadas al combate de los crímenes y extorsiones que los pandilleros planeaban desde el penal.
Traslado
Cerca de las 8:00 am, mientras los contingentes trabajaban en el interior de la cárcel, familiares de los privados de libertad comenzaron a llegar con bolsas de comida a los alrededores, pues indicaron que los miércoles era día de visita.
A las 9:40 am los camiones cargados con los reos se formaron en fila para el convoy encabezado por motocicletas con militares, policías de tránsito y patrullas.
El primer convoy salió a las 10:00 am por el bulevar del sur de San Pedro Sula y tomó la carretera a Tegucigalpa para llegar al desvío de Pito Solo y llegar a Ilama, Santa Bárbara.
El segundo desfile de camiones custodiados por carros militares que iban armados con ametralladoras salió minutos después por la misma ruta.
Al pasar por las calles sampedranas los ciudadanos sacaban sus teléfonos celulares para hacer fotografías y lo mismo hicieron pobladores de Villanueva que por primera vez observaban el gran desplazamiento de equipos militares.
Al salir de Villanueva, uno de los camiones se detuvo, pues un privado de libertad supuestamente convulsionó, por lo que fue pasado a una ambulancia que era parte del convoy en la que le brindaron la atención médica.
Durante el recorrido las carreteras estaban resguardadas por miembros de los diferente batallones de Honduras que fueron movilizados para la Operación Arpía.
Atrás, los reos de la pandilla 18 dejaron su cómodo módulo, en el que tenían áreas exclusivas para sus visitas conyugales, las que estaban decoradas con luces de colores, climatizadas, con televisores plasmas y equipos de sonido modernos.
Para su abastecimiento tenían un minisuper surtido con diferentes productos y mercaderías para la venta.
En una operación sin precedentes, 755 miembros de las estructuras criminales de la pandilla 18 y la mara MS13 fueron trasladados del Centro Penal de San Pedro Sula a la cárcel de máxima seguridad conocida como El Pozo, en Ilama Santa Bárbara.
La operación planificada de forma estratégica y, sin fuga de información, permitió que un contingente de más de tres mil militares y policías sacaran de sus cómodas celdas a los pandilleros y mareros sin que se reportaran incidentes.
Desde las 3:00 de la madrugada, los equipos se reunieron en las instalaciones de la Fuerza de Seguridad Nacional (Fusina) para luego hacer el despliegue de seguridad en los alrededores del centro penal y en todo el trayecto de la carretera CA-5 por donde pasó el convoy militar rumbo a Santa Bárbara.
El perímetro del penal fue rodeado por equipos militares.
 Los mareros de la 18 fueron aislados en la cancha antes de ser movilizados.
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A las 7:00 am, los miembros de la pandilla 18 fueron sacados de su acondicionada “guarida” y fueron llevados a la cancha, donde fueron esposados y subidos a los camiones militares que estaban frente al portón principal del recinto. Desde los techos del presidio, así como de los torreones eran vigilados por los uniformados, además de que durante toda la ejecución de la operación un helicóptero sobrevolaba toda el área del penal.
De forma simultánea la misma operación se ejecutaba en el área de la mara MS13, pero estos individuos fueron sacados por el lado sureste donde los agentes abrieron un boquete en la pared del muro.
 Por este agujero, hecho por los agentes, fueron sacados los miembros de la mara MS.
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Separar la salida de los miembros de las dos estructuras delictivas fue una decisión que se tomó para que no se produjera un enfrentamiento.
Dentro de la cárcel la seguridad era extrema, mientras los privados de libertad eran sacados para ser trasladados al penal de Ilama.
 Los reos fueron llevados esposados a los asientos dentro de los camiones militares.
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Traslado
Cerca de las 8:00 am, mientras los contingentes trabajaban en el interior de la cárcel, familiares de los privados de libertad comenzaron a llegar con bolsas de comida a los alrededores, pues indicaron que los miércoles era día de visita.
A las 9:40 am los camiones cargados con los reos se formaron en fila para el convoy encabezado por motocicletas con militares, policías de tránsito y patrullas.
 Los pandilleros de la 18 fueron sacados por el portón principal y subidos en camiones.
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El segundo desfile de camiones custodiados por carros militares que iban armados con ametralladoras salió minutos después por la misma ruta.
Al pasar por las calles sampedranas los ciudadanos sacaban sus teléfonos celulares para hacer fotografías y lo mismo hicieron pobladores de Villanueva que por primera vez observaban el gran desplazamiento de equipos militares.
Al salir de Villanueva, uno de los camiones se detuvo, pues un privado de libertad supuestamente convulsionó, por lo que fue pasado a una ambulancia que era parte del convoy en la que le brindaron la atención médica.
 En Villanueva, uno de los reos sufrió un percance y fue auxiliado por los militares.
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Atrás, los reos de la pandilla 18 dejaron su cómodo módulo, en el que tenían áreas exclusivas para sus visitas conyugales, las que estaban decoradas con luces de colores, climatizadas, con televisores plasmas y equipos de sonido modernos.
Para su abastecimiento tenían un minisuper surtido con diferentes productos y mercaderías para la venta.
 El despliegue de seguridad por todo el trayecto permitió el éxito de la operación de traslado.
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