Tegucigalpa, Honduras.
Los aterradores y aberrantes extremos a los que se llega dentro del mundo de las maras o pandillas quedó al descubierto por el descarnado relato de un expandillero y extorsionador hondureño.
No es un testimonio cualquiera, es el del hombre que entregó a las autoridades a varios de los principales extorsionadores y algunos de los pandilleros más peligrosos del país como el Porky, el Quick o la China.
Esta es la historia de Steven Yunandir Martínez Aguilar, alias Arcángel, quien contó que huyó de la pandilla en que estaba para salvar a su mujer embarazada.
La propia Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) confirmó la veracidad de este relato a Diario LA PRENSA y le dio los detalles de lo sucedido.
A continuación se detalla en primera persona el escalofriante testimonio de Arcángel.
Bienvenido al infierno
Antes de ser Arcángel solo era otro niño como cualquiera. Solo era Steven. Pero desde muy pequeño fui abandonado por mi mamá, quien era alcohólica y vendía drogas. A los 10 años ya dormía en la calle y tenía que defenderme yo solo de cualquier peligro que hubiera.
A los 11 años decidí meterme a una mara, pero me pusieron una prueba para poder entrar a la pandilla: me retaron a matar a una pareja de ancianos con una chimba (arma hechiza por pandilleros). Lo hice y desde entonces seguí haciendo de todo y no me importaba si tenía que matar o robar.
No me importaban las consecuencias que pudiera haber porque no tenía nada que perder, de todas formas no tenía ni familia.
Vivía en el barrio El Confite, de La Ceiba, Atlántida.
Todos me decían Arcángel, y me gané la fama de peligroso, me tenían miedo, yo extorsionaba y estaba dentro de la mara Salvatrucha.
Vivía en un cuarto que ya era mío, porque a la dueña yo le había quitado toda esa propiedad para poder vivir ahí junto con otros de la pandilla.
Sembrando el terror
Durante todo ese tiempo maté sin contemplaciones a cualquiera que se me pusiera por enfrente, así cometía todos los delitos que yo quería. Nadie me podía parar.
No voy a mentir, yo era uno de los mareros más temidos de toda la zona.
Hasta tenía toque de queda en el barrio, ya que después de las diez de la noche con los otros de la mara habíamos ordenado que ni jóvenes ni niños ni adultos podían salir de sus casas, porque si salían iban a ser exterminados por nosotros.
Los disparos, los robos y las extorsiones estaban a la orden del día.
Nosotros nos habíamos apoderado de todo ese sector y las zonas cercanas.
Matar y dar vida
Para llegar a la cuartería donde vivía, todos los días pasaba por una casa donde había una familia de cinco.
Eran la mamá, el papá, una muchacha de 16 años y dos niños, de ocho y tres años.
Empecé a pasar por esa casa para regalar comida y cosas así y le daba dinero al señor de esa familia para ayudarle a que mandara a la escuela a los niños pequeños.
La verdad todo era porque me gustaba Stefany, la hija mayor de esa familia. Me enamoré rápido.
Ella también se enamoró de mí y al tiempo nos fuimos a vivir juntos.
Nunca la metí en nada de extorsionar ni a la mara.
Yo ya tenía unos meses viviendo con ella cuando me dijo que estaba embarazada.
El error de ella fue que no solo me contó a mí, los otros de la mara se dieron cuenta y hablaron conmigo. Me tenían una misión.
Prueba final
Cuando supieron que mi mujer estaba embarazada me contaron que había una prueba final para mí: me dijeron que tenía que matarla a ella y a mi hijo porque ellos iban a ser un tropiezo para que la mara continuara.
Me dijeron que si lo hacía, yo sería el líder de la mara.
Yo la verdad ya para ese entonces estaba confundido, ya no quería robar ni matar ni extorsionar. Yo sabía que no me podía salir “por las buenas” y se me ocurrió que solo había una forma de terminar con esa vida y era contar todo lo que sabía.
Llamé a la FNA y les dije que tenía información valiosa para poder capturar a extorsionadores.
Pero puse de condición que me tenían que ayudar en mi caso, porque mi familia estaba en peligro de muerte.
Les dije que les daría nombres y bandas que se dedican a la extorsión, sicariato y otros delitos.
Pero eso sí, solo si me prometían protección para mi hijo que iba a nacer y para mi mujer.
Tuvimos comunicación con la FNA y ellos me dijeron que tenían que consultar con la Fiscalía y otros de Seguridad para saber cuál sería el apoyo que podían brindarme.
El trato
Se hizo un arreglo al final y me reuní con los de la FNA. Salvé a mi familia entregando jefes de maras.
Le dije a la FNA todas las colonias adonde yo sabía que estaban extorsionando y les dije cuáles eran las bandas que estaban operando en cada uno de los sectores. Les di nombres de quienes eran las personas también.
Además de la pandilla 18 y la MS, en la que yo estaba, también había varias bandas operando: estaba la de Caballo loco, Los Cholos, Los Grillos, Los Pumas y otras, que eran las bandas y pandillas que estaban extorsionando en varios sectores.
Por la información que di me mandaron a un centro penal fuera (no especifica si fuera de la ciudad o fuera del país), para que no hubiera represalias.
La autoridad le dio también protección a mi familia. Después de un tiempo (corto) me dejaron salir de la cárcel y ahora vivo con mi familia y tengo un negocito de donde vivimos.
Resultados
La FNA aseguró que la colaboración del Arcángel permitió que se capturara a temibles pandilleros dedicados a la extorsión, entre ellos: el Quick, el Mantequilla (un jefe de la pandilla 18) y la China.
También la información sirvió para atrapar al Largo (un líder de la MS), el Brady, también de la mara Salvatrucha y el Porky, entre otros.
La FNA informó: “Después de investigaciones y seguimientos a estas estructuras que Arcángel denunció fueron capturados uno a uno, cometiendo hechos delictivos, especialmente extorsión”.
Nota: (La FNA cambió algunos nombres y hechos para seguridad del denunciante)
Los aterradores y aberrantes extremos a los que se llega dentro del mundo de las maras o pandillas quedó al descubierto por el descarnado relato de un expandillero y extorsionador hondureño.
No es un testimonio cualquiera, es el del hombre que entregó a las autoridades a varios de los principales extorsionadores y algunos de los pandilleros más peligrosos del país como el Porky, el Quick o la China.
Esta es la historia de Steven Yunandir Martínez Aguilar, alias Arcángel, quien contó que huyó de la pandilla en que estaba para salvar a su mujer embarazada.
La propia Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) confirmó la veracidad de este relato a Diario LA PRENSA y le dio los detalles de lo sucedido.
A continuación se detalla en primera persona el escalofriante testimonio de Arcángel.
 Ana Channelly Córdoba Bonilla (de 20 años), alias la China, una de las peligrosas delincuentes vinculadas a la extorsión que fue capturadas gracias a las confesiones del
Arcángel.
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Antes de ser Arcángel solo era otro niño como cualquiera. Solo era Steven. Pero desde muy pequeño fui abandonado por mi mamá, quien era alcohólica y vendía drogas. A los 10 años ya dormía en la calle y tenía que defenderme yo solo de cualquier peligro que hubiera.
A los 11 años decidí meterme a una mara, pero me pusieron una prueba para poder entrar a la pandilla: me retaron a matar a una pareja de ancianos con una chimba (arma hechiza por pandilleros). Lo hice y desde entonces seguí haciendo de todo y no me importaba si tenía que matar o robar.
No me importaban las consecuencias que pudiera haber porque no tenía nada que perder, de todas formas no tenía ni familia.
Vivía en el barrio El Confite, de La Ceiba, Atlántida.
Todos me decían Arcángel, y me gané la fama de peligroso, me tenían miedo, yo extorsionaba y estaba dentro de la mara Salvatrucha.
Vivía en un cuarto que ya era mío, porque a la dueña yo le había quitado toda esa propiedad para poder vivir ahí junto con otros de la pandilla.
 En una serie de allanamientos ejecutados en varias casas de La Ceiba capturaron al presunto líder de la pandilla 18 en esa ciudad, Rodolfo Alexander Banegas Martínez, alias el Quick.
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Durante todo ese tiempo maté sin contemplaciones a cualquiera que se me pusiera por enfrente, así cometía todos los delitos que yo quería. Nadie me podía parar.
No voy a mentir, yo era uno de los mareros más temidos de toda la zona.
Hasta tenía toque de queda en el barrio, ya que después de las diez de la noche con los otros de la mara habíamos ordenado que ni jóvenes ni niños ni adultos podían salir de sus casas, porque si salían iban a ser exterminados por nosotros.
Los disparos, los robos y las extorsiones estaban a la orden del día.
Nosotros nos habíamos apoderado de todo ese sector y las zonas cercanas.
 Grandes operaciones antiextorsión son posibles gracias a la colaboración de testigos.
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Para llegar a la cuartería donde vivía, todos los días pasaba por una casa donde había una familia de cinco.
Eran la mamá, el papá, una muchacha de 16 años y dos niños, de ocho y tres años.
Empecé a pasar por esa casa para regalar comida y cosas así y le daba dinero al señor de esa familia para ayudarle a que mandara a la escuela a los niños pequeños.
La verdad todo era porque me gustaba Stefany, la hija mayor de esa familia. Me enamoré rápido.
Ella también se enamoró de mí y al tiempo nos fuimos a vivir juntos.
Nunca la metí en nada de extorsionar ni a la mara.
Yo ya tenía unos meses viviendo con ella cuando me dijo que estaba embarazada.
El error de ella fue que no solo me contó a mí, los otros de la mara se dieron cuenta y hablaron conmigo. Me tenían una misión.
Prueba final
Cuando supieron que mi mujer estaba embarazada me contaron que había una prueba final para mí: me dijeron que tenía que matarla a ella y a mi hijo porque ellos iban a ser un tropiezo para que la mara continuara.
Me dijeron que si lo hacía, yo sería el líder de la mara.
Yo la verdad ya para ese entonces estaba confundido, ya no quería robar ni matar ni extorsionar. Yo sabía que no me podía salir “por las buenas” y se me ocurrió que solo había una forma de terminar con esa vida y era contar todo lo que sabía.
Llamé a la FNA y les dije que tenía información valiosa para poder capturar a extorsionadores.
Pero puse de condición que me tenían que ayudar en mi caso, porque mi familia estaba en peligro de muerte.
Les dije que les daría nombres y bandas que se dedican a la extorsión, sicariato y otros delitos.
Pero eso sí, solo si me prometían protección para mi hijo que iba a nacer y para mi mujer.
Tuvimos comunicación con la FNA y ellos me dijeron que tenían que consultar con la Fiscalía y otros de Seguridad para saber cuál sería el apoyo que podían brindarme.
El trato
Se hizo un arreglo al final y me reuní con los de la FNA. Salvé a mi familia entregando jefes de maras.
Le dije a la FNA todas las colonias adonde yo sabía que estaban extorsionando y les dije cuáles eran las bandas que estaban operando en cada uno de los sectores. Les di nombres de quienes eran las personas también.
Además de la pandilla 18 y la MS, en la que yo estaba, también había varias bandas operando: estaba la de Caballo loco, Los Cholos, Los Grillos, Los Pumas y otras, que eran las bandas y pandillas que estaban extorsionando en varios sectores.
Por la información que di me mandaron a un centro penal fuera (no especifica si fuera de la ciudad o fuera del país), para que no hubiera represalias.
La autoridad le dio también protección a mi familia. Después de un tiempo (corto) me dejaron salir de la cárcel y ahora vivo con mi familia y tengo un negocito de donde vivimos.
Resultados
La FNA aseguró que la colaboración del Arcángel permitió que se capturara a temibles pandilleros dedicados a la extorsión, entre ellos: el Quick, el Mantequilla (un jefe de la pandilla 18) y la China.
También la información sirvió para atrapar al Largo (un líder de la MS), el Brady, también de la mara Salvatrucha y el Porky, entre otros.
La FNA informó: “Después de investigaciones y seguimientos a estas estructuras que Arcángel denunció fueron capturados uno a uno, cometiendo hechos delictivos, especialmente extorsión”.
Nota: (La FNA cambió algunos nombres y hechos para seguridad del denunciante)
