Fiebre de filtros, retoques y cirugías en Honduras imitando a celebridades en Instagram y Tik Tok

Usuarios acuden a filtros, sesiones fotográficas profesionales, cirugías plásticas y vídeos tutoriales. Intentan parecerse a actores y actrices de cine, cantantes e influencers.

Foto: (Imagen ilustrativa) Melvin Cubas / LA PRENSA

A menudo, los influencers construyen entre las comunidades virtuales tendencias asociadas estilo de vida, opiniones y preferencias, uso de productos y normas estéticas.

jue 4 de enero de 2024

30 min. de lectura

San Pedro Sula, Honduras.

En la era digital, la búsqueda obsesiva de la “perfección” estética ha hallado tierra fértil en las redes sociales, desde el uso de filtros de realidad aumentada hasta aplicaciones de edición fotográfica, creando una especie de máscara irreal que distorsiona la autenticidad.

La presión social para unirse a los estándares de belleza en línea parece no conocer límites. La constante comparación con imágenes retocadas genera ansiedad y baja autoestima de manera insidiosa, a menudo sin que las personas sean conscientes de ello.

En particular, el grupo demográfico de mujeres jóvenes se ve afectado por un ideal que se perpetúa en las redes sociales. Este se manifiesta a través de mensajes y comentarios que ensalzan el aspecto físico, generando reacciones que son seguidas por un sinnúmero de likes o expresiones de admiración.

$!Con frecuencia, mujeres asisten a salones de belleza profesionales para mejorar su apariencia física y lucir radiantes en redes sociales.

En los últimos tiempos, aplicaciones como Snapchat e Instagram han facultado a los usuarios a realizar modificaciones digitales en los rasgos de sus rostros mediante la aplicación de filtros como Top Model y Holy Natural, incluso con herramientas de inteligencia artificial. Estos van desde aquellos que generan lágrimas, creando una suerte de “romantización” de la tristeza, hasta opciones predeterminadas que transforman de manera automática y sencilla los atributos faciales. Entre ellos se incluyen la capacidad para aumentar el grosor de los labios, agrandar los ojos, afinar una nariz de mayor tamaño y cambiar de color los ojos.

La glorificación constante del aspecto físico crea una presión social abrumadora, alimenta obsesiones y, en muchos casos, conduce a la búsqueda incesante de alcanzar el anhelado estereotipo. Este empeño suele reflejarse a través de intervenciones quirúrgicas, prácticas extremas en gimnasios o restricciones alimentarias.

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”Más de la mitad de casos que nos llegan al mes es influenciados por alguna figura en redes sociales”: cirujano Carlos Flores

Carlos Flores, un cirujano plástico con más de 25 años de experiencia en el área de la salud en Tegucigalpa, destacó el cambio significativo generado en los últimos tiempos por la influencia de las redes sociales en la promoción de la cirugía estética.

Pacientes, especialmente de las generaciones millennial (nacidos entre entre 1981 y 1997) y Z (entre 1995 y 2010) sumergidos en plataformas como Tik Tok e Instagram, lo contactan impulsados por el deseo de emular a sus ídolos públicos; sin embargo, advirtió sobre la necesidad de discernir entre la realidad y las imágenes en las redes sociales, ya que estos espacios pueden distorsionar las expectativas.

Flores enfatizó la importancia de reconocer la singularidad de cada persona, señalando que este fenómeno es más prevalente en mujeres, particularmente quienes tienen cuentas en Instagram y TikTok. Aunque no considera negativo aspirar a parecerse a ciertas figuras, acotó que las redes sociales no reflejan completamente la realidad postoperatoria.

“Querer imitar a figuras públicas o parecerse a ellas los motiva a buscar un cirujano, pero no se dan cuenta que la red aguanta con todo lo que se ponga encima”, reflexionó.

De acuerdo con reportes de expertos en cirugía plástica en el país, la lipotransferencia, transferencia de grasa a los glúteos, y los implantes mamarios son los procedimientos más demandados actualmente debido a tendencias en redes y a la búsqueda de atención.

“Tengo casos de pacientes que me muestran la imagen de una nariz de un artista de Estados Unidos para que se las haga igual, pero les explico que no cambio rostros, les digo que cada cuerpo es diferente, por ello la importancia de hacer una perfilación y evaluación, no hay que ser mercantilistas”, resaltó el especialista.

Según estiman académicos de la cirugía plástica en Honduras, el 80% de los casos de cirugía estética corresponde a mujeres entre 20 y 30 años, mientras que siete de cada 10 casos que llegan es por influencia de alguna figura en redes sociales.

“Hay una responsabilidad social desde que se sube imágenes a una red, no hay algo que valide que algunas de esas fotos de personajes sean reales, pero sí operadas o manipuladas”, apuntó Flores.

Imposición

En la era digital, los adolescentes y adultos jóvenes se enfrentan a una sobrecarga de información y estímulos visuales a través de los medios de comunicación y redes sociales. Estas plataformas no solo dictan estándares de belleza, sino que también influyen en la autoimagen, las relaciones sociales y la percepción del mundo.

$!El anhelo de mejorar su apariencia física orilla a muchas mujeres a buscar alternativas de belleza.

En este contexto, el mercado en las social media promueve la idealización de características como la delgadez idónea, pieles sin imperfecciones, blanqueamientos de piel y dientes, entre otros.

Los filtros que se ofrecen en espacios como Instagram o la más reciente, Tik Tok, es una versión editada de la realidad y tienen un impacto psicológico significativo, generando una sensación de bienestar efímero. La validación constante en línea, medida a través de “me gusta” y comentarios, también se convierte en el barómetro que afecta profundamente el bienestar personal.

El psicólogo clínico Luis Alberto Sevilla abordó la sutil frontera entre la normalidad y la anormalidad en el contexto cultural, donde la combinación de la globalización y los dispositivos celulares converge para sumergirse aún más en las redes sociales.

El analista expresó su preocupación por la falta de autovaloración, que vuelve a las personas vulnerables ante las críticas y las hace dependientes de la validación en forma de “likes” o elogios, especialmente en el caso de las mujeres, llegando en el peor de los escenarios a la adicción, incluso compartiendo públicamente estados emocionales como la tristeza.

Especificó la importancia de dimensionar adecuadamente la autoestima, que va más allá de la apariencia física y requiere reconocer tanto los errores como los aciertos para vivir en paz con uno mismo.

La fase inicial de riesgo mental está asociada a problemas de autoestima, que, de no ser controlados, pueden evolucionar hacia episodios de ansiedad y, posteriormente a la depresión, con trastornos que se derivan en promedio de un período previo de dos meses. La etapa más crítica se relaciona con situaciones extremas, como el suicidio, especialmente vinculadas con trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia.

Según conceptos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el body shamig es un trastorno cercanamente vinculado a este problema del mundo virtual. Se trata de un miedo generalizado a la crítica con base a su forma, talla o apariencia de su cuerpo.

Sevilla advirtió sobre la manipulación calculada en las redes sociales para generar reacciones adictivas, al tiempo que aconsejó a los adolescentes, instándolos a comunicarse con sus padres sobre el tiempo que pasan en dispositivos celulares, considerándolo un potencial detonante de trastornos posteriores. Mientras que para los adultos, recomendó una autoevaluación consciente del tiempo invertido en las redes sociales.

$!Presentadoras de televisión nacionales experimentan permanentemente cambios en su físico y estas a su vez se convierten en espejo de deseo de imitación para usuarias que navegan en las redes.

Los principales indicadores clave de este problema, en opinión del experto, son el decaimiento del estado de ánimo, la pérdida de placer en actividades previamente disfrutadas, la falta de voluntad para alcanzar metas, dificultades en las relaciones interpersonales y problemas digestivos.

Aludió a Tik Tok como una de las plataformas más perjudiciales porque aglutina lo malo de otras redes y sugirió la práctica de periodos sin celular durante los fines de semana como una estrategia saludable, instando a tomar medidas si se percibe una falta de resistencia a este cambio.

Los medios digitales permiten a jóvenes y adultos acceder a redes sociales y consumir una avalancha de publicaciones que destacan las últimas tendencias en moda y belleza. Las celebridades e influencers a menudo recurren a filtros y ediciones para obtener una apariencia perfecta, creando una imagen poco realista de la belleza que aumenta la presión sobre los usuarios de las redes que los siguen, para que emulen mirarse de cierta manera. Este fenómeno redefine el estándar de belleza, generando interrogantes sobre la propia imagen y llevando a la pregunta persistente: “Si no soy igual, ¿soy suficiente?”

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”En el futuro seremos un mundo aún más diverso, debemos apostarle por una sociedad más tolerante”: sociólogo Armando Orellana

Para el sociólogo y catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (Upnfm), Armando Orellana, los estándares de belleza han sido construcciones históricas que se remontan desde la era egipcia hasta la Edad Media y continúa hasta la modernidad.

Orellana puntualizó que cada generación configura sus esquemas de identidad colectiva, aprovechados por los mercados para imponer estereotipos que abarcan desde la estatura del hombre hasta la obsesión por la imagen corporal, manifestada a través de prácticas como asiduas visitas al gimnasio, adopción de piercings, tatuajes y estilos de cabello fuera de lo convencional.

El académico señaló que la constante ansiedad por lucir bien, especialmente entre los jóvenes, puede generar un sentimiento de no pertenencia a estos estándares. Mencionó, además, que entre los hombres hay una creciente tendencia a tatuarse y usar joyas ostentosas por imitación, mientras que entre las mujeres prevalece la modificación del cuerpo mediante cirugías estéticas.

Orellana pormenorizó que la obsesión por la apariencia en redes sociales contribuye a conflictos familiares, ya que la aceptación social está vinculada a ciertos niveles de ingresos. Esta presión social puede llevar a alternativas extremas, como la participación en actividades como el tráfico de drogas y la prostitución, presentada de manera más “civilizada”, por ejemplo, mediante plataformas como OnlyFans.

El sociólogo observó un proceso de transición en la sociedad hondureña, donde la generación adulta manifiesta su rechazo ante la adopción de nuevas imágenes sociales. Ejemplificó que los centros educativos muestran resistencia hacia ciertos atuendos, generando conflictos de paradigmas, y particularmente en las universidades, donde los estereotipos influenciados por las redes son más comunes, dado que los estudiantes son mayores de 18 o 21 años.

Orellana concluyó que no se trata de buscar juzgar si esta actitud social es buena o mala, sino comprender por qué se produce, pues es del criterio que la juventud actual está permeada por las redes sociales, lo que acelera las modificaciones en los parámetros morales y estéticos, influidos por dinámicas de influencers y la globalización de modelos de consumo, incluso a través de la música y la objetivación sexual mediante imágenes semi o totalmente desnudas.

Presencial digital

En resultados de estudios recientes, la marca internacional Dove lanzó parte de información de su Proyecto de Autoestima, que se enfocó en demostrar cómo afectaban las selfies con filtros en niñas y adolescentes. Dentro de la muestra, hecha con 500 mujeres entre 10 a 17 años, el 23% pensaba que no se veía lo “suficientemente bien” si no editaban sus fotografías y el 20% sentía decepción por no tener el aspecto de sus fotos en la vida real.

Otros estudios académicos internacionales indican que en promedio en el mundo, dos de cada tres adolescentes dedican más de una hora diaria a las redes sociales y aproximadamente cuatro de cada cinco de ellas sostienen la creencia de que pueden expresar su autenticidad de manera más plena a través de estas plataformas. Según las investigaciones hechas, más del 70% de las adolescentes concuerdan en que reducir el tiempo en las redes sociales sería beneficioso para fortalecer su autoestima.

$!Tanto hombres como mujeres buscan inspiración y aspiran a ciertos estándares de belleza, estilo de vida y éxito promovidos por celebridades en redes sociales.

Los feed en las redes sociales se han convertido en una fuente importante de inspiración y entretenimiento, especialmente en lo referente a la belleza, a donde acuden para obtener ideas y consejos. Informes internacionales asociados a estética citan que, alarmantemente, el 90% de las adolescentes han afirmado seguir al menos una cuenta en redes sociales que impacta negativamente en percepción de su belleza y más de la mitad de jóvenes sostiene que les resulta difícil alcanzar los estándares de belleza que se exhiben en estas plataformas.

De acuerdo con últimos reportes de DataReportal, una biblioteca de referencia en línea que ofrece cientos de informes gratuitos y repletos de datos, conocimientos y tendencias, en Honduras, a principios del año 223 había 4.39 millones de usuarios conectados a redes sociales. Según sus análisis, Facebook es una de las redes sociales favoritas de la población hondureña, y su mayor audiencia son mujeres, siendo el 52.6% de la audiencia publicitaria, mientras que el 47.4% son hombres.

Tras realizar consultas por este rotativo a personas que ejercen el rol de community managers en el país, se llegó a la conclusión de que, en la actualidad en Honduras, Instagram y TikTok se posicionan como las plataformas con mayor presencia de comunidades conformadas por personas mayores de 15 años hacia arriba.

Este fenómeno se atribuye a la diversidad de filtros disponibles y la prominente presencia de influencers. Por otro lado, en Facebook, la audiencia tiende a ser mayoritariamente conformada por adultos de 27 años en adelante, y en el caso de Snapchat se observa una disminución en su relevancia y uso a nivel local.

En su informe digital para el año 2023, Meltwater, especializada en servicios de inteligencia de medios y monitoreo de redes sociales, junto con We Are Social, una agencia de marketing digital y social media, presentaron indicadores clave sobre la adopción y uso de la tecnología digital en Centroamérica.

Aunque algunos datos no son directamente comparables con años anteriores debido a cambios en los puntos de referencia de datos, esta información sigue siendo esencial. En el caso específico de Honduras, se informó que cuenta con 6.44 millones de usuarios de Internet, logrando una penetración del 61.3%. Asimismo, se destacó que 4.39 millones de personas utilizan redes sociales, representando el 41.8% de la población, y que hay 8 millones de conexiones móviles activas, superando el 76.1% de la población total.

En líneas generales, Honduras ha experimentado una adopción y uso moderado de la tecnología digital en su población, con un nivel de uso de redes sociales relativamente inferior en comparación con otros países de la región.