Era inicios del año 2017 cuando Tahir Nadeem (de 45 años de edad), abandonó su tierra natal, Lahore, una ciudad al noreste de Pakistán y decidió establecerse en La Ceiba Honduras.
Este hombre delgado de piel trigueña, de cejas grandes y negras llegó al país con una maleta cargada de sueños de superación a petición de su tío Bishir Busmail quien radica en La Ceiba.
En Pakistán era chef y también se dedicaba a vender oro, sin embargo la situación económica no era buena y se aventuró en Honduras.
En un inicio todo iba bien, logró establecer un restaurante para vender la gastronomia pakistaní y la hondureña.
La pandemia lo obligó a emprender
Todo parecía ir bien, hasta que llegó la pandemia del coronavirus. Cuando todo volvió a la normalidad ya no pudo recuperarse economicamente.
En la actualidad vende pastelitos de carne y jugos naturales frente a su vivienda en el barrio El Imán.
“Me va bien porque vendo todo lo que hago. Vendo de lunes a viernes. Me vine de mi país porque allá todo está caro. Además no puedo ni ir porque muy caro. Me han tratado muy bien aquí y he didecido quedarme a vivir para siempre”, le dijo Tahir Nadeem a diario LA PRENSA.
Hace cuatro años una mujer conquitó su corazón y con mucha más razón se quedará a vivir en Honduras. Ella es Rania Sabura su esposa con quien vive en la actualidad. El idioma no ha sido barrera, si bien es cierto no habla a la perfección el español, durante estos años lo ha logrado aprender y se puede entablar una buena comunicación con él. “Aquí estoy bien vendiendo, me gusta Honduras me gusta La Ceiba y no quiero irme”, apuntó Tahir.