27/04/2024
12:50 AM

Autoridades de Honduras anuncian cierre total de la mina artesanal de El Corpus

A un mes de la tragedia, el dolor sigue a flor de piel. Dolientes exigen los restos de los 8 mineros.

El Corpus, Choluteca, Honduras.

Autoridades del Instituto Hondureño de Geología y Minas (Inhgeomin) anunciaron ayer el cierre de la mina San Juan Arriba, en el cerro Cuculmeca por el inminente peligro que representa para los mineros que extraen oro artesanalmente.

“No hay condiciones adecuadas para que se abra la mina en la comunidad de San Juan Arriba, El Corpus”, coincidieron los técnicos e ingenieros de Inhgeomin, que permanecieron en la zona durante una semana, con el fin de levantar un informe sobre la situación geológica de la zona.

La evaluación se ejecutó con la finalidad de buscar una opción para rescatar los ocho cadáveres de los mineros que quedaron soterrados en la mina, luego de presentarse un derrumbre el pasado 2 de julio de 2014.

El grupo de especialistas en minería y geología se reunió la tarde de ayer con el director de Inhgeomin, Agapito Rodríguez, a quien le explicaron sobre la inestabilidad que reina en el suelo, entre otras de las causas que pueden representar un riesgo en caso de iniciar nuevas excavaciones.

Hoy se informó que brindarán un informe detallado a los entes que han participado en las acciones desde el momento en que se registró la tragedia.

Luego de darse a conocer el estudio serán las autoridades de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), las que van a determinar cuáles son las acciones a seguir, pues se analizaba la posibilidad de dinamitar el cerro para luego introducir maquinaria y sacar los cadáveres que tienen más de un mes de estar soterrados.

Un mes de dolor

Han pasado más de 30 días y las familias de los ocho mineros que quedaron soterrados en la mina en San Juan Arriba siguen con el dolor a flor de piel.

Los días y noches para ellos han sido eternos y aseguran que mientras no les den cristiana sepultura a sus parientes, su sufrimiento continuará.

Para ellos, las promesas de sacarlos quedaron en el olvido; aunque todo depende de un estudio que desde hace dos semanas hacen los técnicos para saber si por fin la maquinaria ingresará al plantel y romperá algunos túneles para llegar hasta donde están los mineros.

Aleyda Margarita Maradiaga es la esposa de Santos Emilio Muñoz, el minero de la aldea La Cuchilla que trabajaba desde hacía varios meses en la mina. Con nostalgia cuenta que le ha tocado asumir sola la responsabilidad de sus cuatro hijos, entre ellos un niño de cuatro meses. La vida le cambió con la muerte de su esposo y pide que saquen a su marido de los escombros.

“Nos han dicho que van a hacer un estudio para con máquinas sacar los cuerpos. Nosotros lo que queremos es que los saquen, queremos verlos la última vez. Nos pueden dar oro o lo que sea, pero con eso no lo vamos a reponer. Le pido al Gobierno que los saque pronto. Ellos han quedado como perros dentro de esa tierra, aunque sean los huesitos pido que me entreguen”, clamó desesperada la mujer.

Como ella, Irma Martínez, abuela del minero Geovanni Martínez, clama por un pronto rescate. Desde que su nieto quedó soterrado no duerme, el recuerdo del joven que la apoyaba en la casa sigue latente.

“No es posible que los dejen allí, es doloroso que se queden en la mina. Que los saquen, este mes ha sido triste, un mes difícil, como abuela todavía mi corazón sigue triste”, dijo acongojada.

Cerca de la casa de Irma, Elsa Dinora Cárcamo, desconsolada vive en medio del recuerdo de su esposo. La joven no saca de su mente la imagen de Arody Zepeda, con quien convivió los últimos dos años. “Deseamos que los saquen como estén; si los dejan allí, nadie lo va a respetar y queremos llevarlos al cementerio”, refirió Dinora.

Les construyen casas

Aunque el dolor los embargue, las familias de los mineros reconocen el apoyo que les ha estado dando el Gobierno. “Copeco nos hace llegar las raciones de alimentos.

Hasta ahora han cumplido, pero tenemos miedo que cuando ya nadie hable de lo que aquí pasó nos dejen sin protección”, dijo Aleyda Maradiaga.

A la par de la ayuda de alimentos, la promesa de construirles las casas a cada familia también se ha concretado.