25/04/2024
02:29 AM

Santa Cruz, el municipio con mayor abundancia de agua y vegetación

Su paisaje, sitios arqueológicos, zoológico y balnearios atrapan a los que la visitan.

Santa Cruz, Honduras.

Con 722 km², la mayoría cubiertos por bosque, cultivos y nacimientos de agua que son aprovechados para el consumo humano y balnearios, el municipio de Santa Cruz de Yojoa se ha convertido en un importante destino turístico para miles de hondureños y extranjeros los 365 días del año.

Este hermoso lugar está a 191 kilómetros al norte de Tegucigalpa y 69.85 al sur de San Pedro Sula. La declarada recientemente por el presidente Juan Orlando Hernández “Joya del Lago” comienza a tener un repunte en el área del turismo.

Es fácil llegar, desde que se aproxima al Lago de Yojoa, ya está en Santa Cruz de Yojoa. Quién no ha detenido su vehículo para disfrutar de un delicioso pescado frito y un paseo en lancha, pero eso solo es el comienzo de un largo camino de diversión.

La recién reconstruida carretera se presta para que el viaje de la zona central sea más placentero. Dejando esa vía, a la altura del desvío a Las Flores, llega al casco urbano del municipio, una cruz de varios metros de alto le da la bienvenida, eso le indica que ya está en Santa Cruz, su comercio y angostas calles hacen más divertido el paseo.

El lugar es el eje central para tomar el destino que desee, de allí se parte al zoológico Joya Grande, a menos de 20 kilómetros por una carretera de tierra entre pinares. De entrada, el panorama es espectacular, el aullido de los monos y canto de las guaras lo introducen a otro ambiente que es abrazado con la frescura de la montaña. Los minutos y las horas pasan en un abrir y cerrar de ojos al contemplar y admirar la diversidad de especies de aves, mamíferos y reptiles. También hay piscina y canopy extremo.

Al retornar a la ciudad, puede visitar la represa hidroeléctrica Francisco Morazán. Si toma la ruta hacia Peña Blanca aliste su traje de baño, ya que encontrará muchos sitios para darse un chapuzón.

Si es amante de la arqueología lo espera el parque Los Naranjos, al sur de esa aldea.

No puede regresar a su hogar sin disfrutar de ricas rosquillas y tustacas en la orilla de la carretera y como recuerdo una vasija de barro.