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De niñas a sicarias, la vida de las mujeres en las pandillas

  • 03 julio 2017 /

El “brincado” es la iniciación en la mara y, para pasarla, las mujeres reciben una golpiza o tienen sexo con varios pandilleros. En los colegios es donde reclutan.

*Nota de Redacción

El asesinato con saña de jovencitas y mujeres es parte del salvaje mundo de las pandillas en el que hoy incursiona LA PRENSA con un tema que agobia a miles de familias hondureñas. Porque no solo hay que advertir a las menores que se ven tentadas a esa vida, sino volver a alertar a los padres para que no dejen solas a sus niñas, que no permitan que se las robe la mara y caigan en ese infierno


San Pedro Sula, Honduras.

Ser golpeada salvajemente por varios integrantes de la mara o permitir que ellos las usen sexualmente son algunos de los rituales de iniciación por los que pasan las mujeres para ingresar a una pandilla.

Así lo revelan informes, a los que tuvo acceso LA PRENSA, avalados por autoridades y organizaciones que ven con preocupación cómo ha crecido la cantidad y participación de mujeres en estas organizaciones criminales.

En la jerga pandillera, al acto de ingresar a las maras —iniciación— le llaman “brincado” o “brincamiento”.

Las jóvenes entran generalmente atraídas por un pandillero o directamente para participar activamente en la extorsión, el negocio más grande de estas organizaciones criminales.

Impunidad
Más del 90% de los feminicidios en el país quedan impunes. Muchos de estos casos de homicidios son vinculados directamente con las pandillas hondureñas.
Para la mujer la iniciación es un proceso más cruel que para los hombres. Si son madres, por ejemplo, pueden ser golpeadas frente a sus hijos, sin importar la corta edad de los niños.



Rito. “Para ingresar a las pandillas las mujeres tienen dos opciones: recibir una paliza o sostener relaciones sexuales con miembros del grupo”, afirma el informe “ Violentas y violentadas; relaciones de género en las maras y pandillas del Triángulo Norte de Centroamérica”, elaborado por la oficina regional para América Latina de Interpeace.

La mayoría de mujeres opta por recibir la golpiza, pues es así como ganan cierto respeto en la mara desde el principio.

En las pandillas las mujeres están obligadas a ser fieles a sus parejas. A los hombres sí se les permite ser infieles.

Las mujeres son trasladadas desde San Pedro Sula hacia la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) de Támara.

Las que permiten ser usadas sexualmente como rito de iniciación, no logran ser reconocidas y son calificadas como “débiles” por las pandilleras que soportaron la brutal paliza. En la Mara Salvatrucha (MS-13) las mujeres son golpeadas 13 segundos por integrantes de la mara. En la pandilla 18 son vapuleadas por 18 segundos. Es un dolor intenso e interminable, cuenta una de las mujeres que logró salir de ese infierno.

Roles. La figura de la mujer ha ido cambiando. Antes solo eran vinculadas a tareas domésticas, trámites menores, eran informantes o usadas como “objetos” sexuales de los cabecillas de maras.

“Es normal pagar favores con el cuerpo”, reveló una expandillera en un testimonio a un investigador de Interpeace.

Imagen
En libertad, las pandilleras visten de forma normal, algunas incluso usan ropa sensual. Pero al estar presas se “transforman” y usan ropa holgada, el estilo de las maras.
“El cuerpo de la mujer es utilizado como objeto pactado entre hombres, como objeto de su propiedad”, añade.

Sin embargo, ahora las mujeres pueden pasar de esclavas sexuales de la mara a sicarias.

El agente “Marco” de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), quien explicó que por protocolos de seguridad no puede revelar su verdadera identidad, confirmó a Diario LA PRENSA que “en el país se han visto varios casos de mujeres sicarias de las pandillas y se ha descubierto que han estado involucradas en varios homicidios ”.

A otras les encomiendan cobrar extorsiones, hacer depósitos de dinero, compras o encargarse de trámites de empresas en las que las pandillas lavan dinero, entre otras actividades ilícitas.

Relaciones
Las mujeres de una pandilla, al igual que los hombres, tienen prohibido mantener cualquier tipo de relación con cualquier otro integrante de la mara contraria.
Sin salida. A algunas no les queda otra alternativa que meterse a la mara, casi a la fuerza, pero otras lo hacen por su propia voluntad.

Por lo general, las féminas que entran a pandillas crecieron y viven en situación de riesgo social y se involucran porque buscan aceptación.

“En la mayoría de casos, las mujeres entran a las maras siendo menores de edad”, señaló el investigador.

El noviazgo con un pandillero sigue siendo la forma más común en la que las menores llegan a sentir simpatía por una pandilla hasta unirse a ella.Pero a veces, esos “romances” no empiezan por voluntad de la joven. Una investigación de LA PRENSA, al interior de las cárceles de San Pedro Sula y Támara, reveló que se dieron casos en los que cómplices de las maras hicieron entrar a estos presidios a menores de edad y ellas permanecían adentro hasta una semana, mientras los pandilleros mantenían relaciones sexuales con las jovencitas.

Claves
1. Bajo nivel intelectual
Las jóvenes hondureñas que se integran a las pandillas por lo general ya están cursando la educación de colegio, aunque la mayoría de ellas nunca logra graduarse de la secundaria.
2. Cantidad de integrantes
A pesar de que se ha incrementado la cantidad de mujeres que forman parte de las pandillas hondureñas, en estas organizaciones criminales aún se impone una gran mayoría masculina, pues más del 80% de los integrantes de maras son hombres.
3. Razones para huir de las pandillas
La mayoría de mujeres que deciden salir de las pandillas es porque están embarazadas o por maternidad. Ellas deben huir, pues la mara castiga con la muerte a quien renuncia a estos grupos criminales.
4. Miles de mujeres asesinadas en el país
Más de 4,500 mujeres han asesinado en Honduras en los últimos 10 años, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).
Ellas eran ingresadas con números de identidad falsos. Tras vivir esos episodios, la mayoría terminaba ingresando a las maras.

Vínculos. Pero sin duda ha sido la extorsión la que ha dado un nuevo rol a la mujer dentro de las pandillas.

“Casi siempre los que amenazan a las víctimas son hombres, pero en muchos casos la que se encarga de cobrar la extorsión, la que pone la cara es una mujer”, explica el agente de la Fuerza Antiextorsión.

Consultado sobre si la apariencia de la fémina influye en que ella pueda ser reclutada por las maras, el agente señaló que “un pandillero puede poner ojo a una muchacha por bonita, pero la verdad cualquiera puede ser metida en una pandilla, dependiendo para qué la ocupen. Casi siempre son de barrios conflictivos”.

Según el informe “Maras y pandillas de Honduras” elaborado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y preparado por InSight Crime, con asistencia de la Asociación para una sociedad más justa (ASJ), tanto embarazadas como menores de edad y adultas son usadas por las pandillas y enfrentan las mismas consecuencias que un hombre si “traicionan” a la organización criminal: la muerte.

Un ejemplo fue un video hecho público por la Policía en marzo pasado, donde se ve a pandilleros ejecutando a una joven por no entregar el dinero de extorsiones que la pandilla le había asignado cobrar. A ese mundo sádico y de violencia entra cada niña reclutada por la pandilla.