30/04/2024
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La TV de exportación gana un papel estelar en las finanzas de Hollywood

  • 20 noviembre 2014 /

El dinero internacional está jugando un pa­pel esencial en la financiación de producciones ambiciosas como CSI y The Blacklist.

Nueva York, Estados Unidos.

El ejecutivo de Warner Bros. Jeffrey Schle­singer organizó en mayo una opulenta cena en el jardín de su casa en las colinas de Hollywo­od. Entre los invitados figuraban estrellas y productores de series que estaban a punto de ser estrenadas como Gotham, una precuela de Batman, y Forever.

Los invitados de honor no eran las celebri­dades, sino ejecutivos de canales internacio­nales que visitaban Los Ángeles esa semana con el fin de comprar los últimos programas de la televisión estadounidense. Mientras dis­frutaban de carne y raviolis, los compradores conversaron con los actores, directores y pro­ductores en un esfuerzo por saber más acerca de las series que se disponían a adquirir.

En el caso de Warner Bros., una filial de Time Warner Inc., y otros estudios estado­unidenses, el negocio internacional nunca ha sido más lucrativo. La venta de licencias de los programas de televisión de Hollywood a otros países solía ser una parte marginal de los ingresos de los grandes conglomera­dos de medios de Estados Unidos, pero aho­ra constituye una fuente de crecimiento en momentos en que sus negocios internos pier­den fuerza.

El dinero internacional está jugando un pa­pel esencial en la financiación de producciones ambiciosas como CSI y The Blacklist. En cinco años, el costo de un episodio de una serie dra­mática típica de una hora de duración ha llega­do a subir hasta 50% a más de US$3 millones, dicen agentes y fuentes de la industria.

Estudios como Warner pagan para produ­cir los programas y luego los licencian a gran­des cadenas como NBC y ABC. Pero los cana­les estadounidenses sólo pueden financiar una parte del costo, a menudo la mitad o dos ter­cios, dejando a los estudios con un importan­te déficit. Las ventas internacionales se han vuelto vitales para cerrar esa brecha.

En la industria cinematográfica, los pro­ductores han empezado a alterar las gran­des películas de acción para cautivar a las au­diencias fuera de EE.UU., en especial China. La cinta más reciente de la franquicia Trans­formers utilizó actores chinos y grabó esce­nas en Beijing.

En televisión, la situación es ligeramen­te distinta. Los programas no son diseñados desde cero para atraer a la audiencia fuera de EE.UU. No obstante, las series que mues­tran un amplio atractivo internacional, como Gotham, pueden justificar los grandes presu­puestos que necesitan para competir en un en­torno donde el contenido de alta calidad abun­da en los canales de cable.

“Hay que apostar en grande, no se puede escatimar en gastos”, dice Schlesinger, presidente de distribución mundial de televisión de Warner.

No es de extrañar, entonces, que ejecu­tivos como Schlesinger tiren la casa por la ventana con tal de impresionar a los com­pradores extranjeros en los llamados “L.A. Screenings”, un evento anual en el que los ejecutivos internacionales pasan de un es­tudio a otro viendo en sesiones maratónicas la nueva programación.

Este año, Warner les obsequió a los com­pradores internacionales mini iPads persona­lizados cargados con material de las nuevas series. El estudio también invierte en fiestas extravagantes, como un asado al estilo de los años 50 invadido por extraterrestres que ofre­ció hace unos años.

La venta de licencias de contenido a los ca­nales de TV internacionales es una de varias estrategias que las compañías estadouniden­ses usan para expandirse en el exterior en mo­mentos en que afrontan una desaceleración del crecimiento de la televisión paga en EE.UU., que en los últimos 30 años ha sido el motor de las ganancias. Ahora, las conexiones de cable y satélite en EE.UU. alcanzaron un máximo de unos 100 millones de hogares, lo que represen­ta una penetración de 86,5%. En los mercados internacionales, en cambio, la cifra fue de sólo 48% en 2013, según la firma de valores Jeffe­ries, lo que deja un amplio margen para crecer en Europa, Asia y América Latina.

La demanda internacional por contenido es voraz. El precio pagado por las cadenas in­ternacionales por programas de la TV estado­unidenses crece a dos dígitos, según Benjamin Swinburne, analista de Morgan Stanley. “Los estudios estadounidenses cuentan con una ventaja enorme”, señala.

En todo caso, las ventas de contenido van en ambas direcciones y los canales estado­unidenses importan los conceptos de reality shows y libretos de otros países como las no­velas Juana la virgen y Betty la fea, de Vene­zuela y Colombia, respectivamente, que han sido convertidas en series en EE.UU.

Time Warner no es la única empresa que ex­plota la demanda internacional por programas estadounidenses. CBS Corp., responsable de NCIS y CSI, facturó cerca de US1.200 millones por concepto de licencias internacionales en 2013 y prevé un crecimiento de unos US$250 millones al año, según Macquarie, banco de inversión australiano. Sony Corp., que produce The Blacklist, y 21st Century Fox, que produce Modern Family, creen que la distribución de contenido internacional es un negocio inmen­samente promisorio.

Warner Bros. generó US$1.500 millones en 2013 de la licencia de sus programas de TV en el exterior. Cuando Time Warner realizó un evento el mes pasado para aplacar las dudas de los inversionistas sobre sus perspectivas de crecimiento, los ejecutivos resaltaron el potencial que representa la venta de shows al exterior. “En todo el mundo, observamos un incremento de la demanda por el mejor conte­nido”, señaló Jeff Bewkes, el presidente ejecu­tivo de Time Warner. La empresa está aumen­tando su inversión en contenido que en 2018 llegará a US$18.000 millones, un alza de casi 30% frente a 2013.

Schlesinger dice que el crecimiento es más vigoroso en mercados europeos, como Alema­nia, Francia y Reino Unido, y latinoamericanos, como Argentina, México y Brasil.

No todo es color de rosa. Algunos compra­dores señalan que los estudios producen un exceso de programas serializados oscuros con la intención de crear el próximo Breaking Bad o House of Cards y no suficientes series de de­tectives como CSI, que han tenido éxito fuera de EE.UU. “Son programas que son fáciles de mostrar, una historia por semana, un muerto por semana y se atrapa al asesino”, dice Rudi­ger Boss, director de adquisición de programa­ción para la cadena alemana ProSiebenSat.1. “Tengo la impresión de que los estadouniden­ses sólo quieren hacer series de primera clase, pero también necesitamos de clase ejecutiva y clase económica”.