Recibir mensajes de texto mientras se conduce es peligroso

Los conductorezs que leen o envían mensajes pueden salirse del carril

  • 14 may 2016

Estados Unidos

Enviar y recibir mensajes de texto mientras se conduce es más arriesgado que conducir mientras se está enojado o mentalmente distraído, sugiere un estudio reciente.

Investigadores de la Universidad de Houston y del Instituto de Transporte Texas A&M dijeron que los conductores tienen un sexto sentido que compensa la conducción distraída o emocional. Pero ese sentido adicional no se activa en los conductores que envían y reciben mensajes de texto, porque se interrumpe el circuito de coordinación entre ojo y mano, explicaron los investigadores.

'Lo que hace que los mensajes de texto sean tan peligrosos es que destrozan ese sexto sentido. Los coches sin conductor podrían resolver este y otros problemas, pero la moraleja de la historia es que los humanos tienen sus propios sistemas automáticos que son maravillosos, hasta que se descomponen', apuntó en un comunicado de prensa de la Universidad de Houston el líder del estudio, Ioannis Pavlidis, director del Laboratorio de Fisiología Computacional de la universidad.

En el estudio participaron 59 voluntarios a quienes se indicó que condujeran en la misma sección de carretera cuatro veces.

Condujeron bajo condiciones 'normales', sin distracciones, concentrados solo en conducir. En otro momento condujeron distraídos con preguntas mentalmente difíciles. Una tercera vez se les distrajo con preguntas emocionalmente cargadas. La cuarta vez se entretuvieron con mensajes de texto. Para evitar el sesgo, las sesiones de conducción se organizaron de forma aleatoria.

En comparación con la conducción normal, las otras tareas de conducción hicieron que los conductores se sintieran nerviosos al volante.

Pero fue solo mientras leían y enviaban mensajes de texto que los conductores se salieron del carril o condujeron de forma no segura, apuntaron los investigadores De hecho, los conductores que se pusieron nerviosos mientras se enfrentaban a las preguntas difíciles o con carga emocional condujeron incluso más rectamente, anotaron los investigadores.

Pavlidis dijo que se sabe que una parte particular del cerebro interviene de forma automática cuando hay un conflicto. En los ejercicios de conducción, el conflicto proviene de la conducción distraída o emocional, o de los mensajes de texto. Pavlidis dijo que esos conflictos aumentan 'los niveles de estrés fisiológico, conduciendo una energía de ’lucha o huída’ a los brazos de los conductores, lo que resulta en un manejo nervioso del volante'.

El cerebro compensa automáticamente los nervios fuertes en una de esas direcciones con una reacción igual de potente en la dirección opuesta, lo que resulta en una conducción muy recta, explicaron los investigadores.

Pero para funcionar de forma adecuada, esa función necesita el respaldo del circuito de coordinación entre ojo y mano del conductor. Los mensajes de texto mientras se conduce interrumpen el circuito de coordinación entre ojo y mano, señalaron los investigadores.

Sin ese circuito, las manos nerviosas en el volante quedan sin control, haciendo que los conductores se desvíen del camino, dijeron los investigadores.

'Dando seguimiento a los resultados de nuestro estudio científico, actualmente estamos estudiando el desarrollo de un sistema de coche para monitorizar las conductas externas de conducción, como los nervios al conducir o desviarse del carril, además del estado interno del conductor que las provoca', añadió Pavlidis.