Tailandia.
El legendario destino del sureste asiático tiene mucho más que playas sensuales. Ahora los viajeros van en busca de experiencias que los acerquen a sus habitantes, días llenos de actividades aventureras y lecciones para llevar a casa un pedazo de la cultura Thai. Una buena temporada para ir es de octubre a marzo.
Playa
Bañada por el mar de Andamán, la playa Patóng es la más famosa en la isla de Phuket y cuenta con un gran desarrollo turístico que incluye hoteles, restaurantes y bares. Es la alternativa para quienes buscan días de sol sobre arena blanca, masajes tailandeses y noches de mucha, mucha fiesta.
Gastronomía
Probar auténticas delicias de la cocina Thai, como el clásico pad thai (fideo salteado, huevo, nueces, verdura y camarones), el som tam (ensalada con papaya), o el khao niaw (arroz aglutinado), ya no basta a los viajeros: cada vez son más los extranjeros que dedican un día o medio para tomar las clases de cocina que organizan diferentes hoteles.
Tradiciones
El Año Nuevo tailandés se celebra durante el festival Songkran, cada abril. La costumbre, siempre en familia, dicta visitar los templos y hacer ofrendas a Buda. Por la tarde, ni los turistas escapan a los cubetazos de agua que las personas se avientan unas a otras bajo la creencia de que el agua se llevará todo lo malo.
Mercados flotantes
Son una de las postales icónicas de Tailandia. Los vendedores viajan a bordo de embarcaciones llenas de frutas coloridas, flores, comida y artesanías. Los hay en villas y ciudades: uno auténtico, el Damnoen Sadukan, está situado a unos 100 kilómetros al suroeste de la capital tailandesa.
