Santa Rosa de Copán, Honduras
Para empezar, Santa Rosa de Copán huele a buen café.
También despide la fragancia de las muchachas más bonitas de Honduras y se aprecia, con gusto, la amabilidad de su gente educada. Además, se come muy bien en sus restaurantes, comedores y se valora, con un aplauso, la arquitectura restaurada y conservada de su centro histórico.
Me gusta caminar por sus calles empedradas, especialmente de noche, envuelto en un clima agradable y con la tranquilidad de saber que iré seguro y sin miedo. Esta es una ciudad en donde todavía se puede caminar de noche, por su centro, con absoluta tranquilidad.
Esto no es de hoy. Desde siempre, la Sultana de Occidente se ha mantenido erguida, orgullosa de sus costumbres y del apego de sus habitantes por la ciudad. Por ejemplo, la primera vez que la visité, hace unos ocho o nueve años, conocí de sus catorce comisiones ciudadanas (y voluntarias), que se encargaban del manejo de la basura, de la restauración de su cementerio general, del arte, la cultura y de todos los aspectos relacionados con el mantenimiento de la ciudad.
Santa Rosa de Copán huele a buen tabaco, pues sus puros de renombre mundial son elaborados a mano y el mismo sabio Valle hablaba de sus tabacos y de la importancia para la economía de la administración colonial. Hoy, los puros de Santa Rosa recorren los cinco continentes y aparecen cada año en la lista de los cien mejores de todo el planeta.
Así que viajar a Santa Rosa de Copán, aunque sea por motivos de trabajo, es en realidad un placer, un verdadero placer.
Esta semana estuve cuatro o cinco días en la ciudad haciendo un registro documental sobre el café y tuve un poco de tiempo para caminar y reencontrarme con viejos amigos, conocer nuevos restaurantes, nuevas caras y, por supuesto, tomar buen café, cafés especiales.
Todavía no me queda claro el dato de cuántas son las cafeterías que posee la ciudad, lo que sí sé con absoluta certeza es que ninguna otra ciudad del país la iguala si se hace una comparación. Ni en número ni en calidad. Y es porque aquí se toma buen café. Cafés especiales o de microlotes. Todos cafés de altura.
Pareciera que el espíritu emprendedor y el orgullo por sus productos han hecho que los pobladores locales vivan a plenitud sus cafés. Si mal no recuerdo, Ten Napel fue de las primeras cafeterías que se embarcaron en la aventura de solo ofrecer cafés especiales a los parroquianos. Ahora, uno puede escoger entre cafeterías como Coffee Planet, Plaza Café, La Taza, Café Honor, Kaldi’s Koffee o Las Velas, por mencionar las que en este momento recuerdo. Pero créanme que no es difícil toparse con una buena taza por acá, ya que en cada hogar se presume de tomar el mejor café del occidente.
Santa Rosa de Copán es una ciudad que se recorre, plácidamente, entre café y café.
