Comayagüela, Honduras.
Cerca de las 10:45 am de ayer, Valentín Ruiz Ruiz se encontraba haciendo una excavación para aplanar el terreno donde construirán la casa de un hijastro en la colonia Centeno No. 1, al norte de la capital.
De repente, don Valentín y otras dos personas más sintieron cómo un enorme cuerpo de tierra se venía sobre sus espaldas desde unos cinco metros de altura.
Los otros dos hombres lograron correr y evitar que el desmoronamiento cayera sobre ellos; sin embargo, el hombre de 58 años no pudo salir del sitio en el que estaba y todas las piedras y tierra que se desprendieron cayeron sobre su cuerpo, sepultándolo casi hasta el pecho.
Por momentos, don Valentín se mostró exhausto al tener medio cuerpo enterrado.
Alarmados
Rápidamente se generó una histeria colectiva. El terreno en el que estaban trabajando está situado junto a varias viviendas de la colonia Centeno No. 1.
Los vecinos de inmediato llamaron a la estación número cuatro del Cuerpo de Bomberos de la colonia El Carrizal. Al llegar, estos procedieron con palas y piochas a ejecutar la ardua labor de liberación.
Los minutos pasaban y el dolor, la angustia y la desesperación de don Valentín incrementaba. Uno de los bomberos le sostenía, le daba agua y mojaba su cabeza, además, le abrazaba constantemente y le daba palabras de aliento que mantenían al señor con la esperanza de que pronto terminaría su angustia, la que se reflejaba en su rostro.
Don Valentín lloraba, pero un bombero nunca se le separó, le abrazaba, le daba agua y alentaba que pronto terminaría la angustia.
“Les agradezco mucho”, decía llorando don Valentín mientras los cuerpos de socorro trabajaban con las palas en sacar la tierra que le rodeaba.
Lorena Barrientos, compañera de hogar de don Valentín, narró que “estábamos iniciando a hacer el muro porque el terreno estaba flojo y de repente se vino el montón de tierra”. La angustiada mujer, con quien don Valentín ha procreado tres hijos, recordó que “anteayer se vino dos veces la tierra desde arriba, pero volvieron a sacarla, pero hoy él no pudo salirse”.
El accidente provocó un fuerte movimiento de personas que se acercaron a la zona para observar lo ocurrido, mientras varios elementos bomberiles trataban de liberar al soterrado.
Momento en que era trasladado al Hospital Escuela.
Casi una hora con cinco minutos después, a las 11:40 de la mañana, a Valentín Ruiz Ruiz finalmente lo sacaron sano y salvo del fondo de la construcción.
“¡Gracias, Señor!, ¡gracias a todos ustedes por salvarme, por ayudarme!”, exclamó al ver finalizados los minutos de angustia y pavor que vivió.
Fue trasladado al Hospital Escuela para ser analizado su estado de salud, pero los bomberos anticiparon que no tenía fracturas a pesar de que por una hora mantuvo sus piernas enterradas.
Ante la inestabilidad del terreno, la alcaldía informó que debieron haber solicitado el permiso de construcción a la Gerencia de Control de la Construcción.
Cerca de las 10:45 am de ayer, Valentín Ruiz Ruiz se encontraba haciendo una excavación para aplanar el terreno donde construirán la casa de un hijastro en la colonia Centeno No. 1, al norte de la capital.
De repente, don Valentín y otras dos personas más sintieron cómo un enorme cuerpo de tierra se venía sobre sus espaldas desde unos cinco metros de altura.
Los otros dos hombres lograron correr y evitar que el desmoronamiento cayera sobre ellos; sin embargo, el hombre de 58 años no pudo salir del sitio en el que estaba y todas las piedras y tierra que se desprendieron cayeron sobre su cuerpo, sepultándolo casi hasta el pecho.
Alarmados
Rápidamente se generó una histeria colectiva. El terreno en el que estaban trabajando está situado junto a varias viviendas de la colonia Centeno No. 1.
Los vecinos de inmediato llamaron a la estación número cuatro del Cuerpo de Bomberos de la colonia El Carrizal. Al llegar, estos procedieron con palas y piochas a ejecutar la ardua labor de liberación.
Los minutos pasaban y el dolor, la angustia y la desesperación de don Valentín incrementaba. Uno de los bomberos le sostenía, le daba agua y mojaba su cabeza, además, le abrazaba constantemente y le daba palabras de aliento que mantenían al señor con la esperanza de que pronto terminaría su angustia, la que se reflejaba en su rostro.
“Les agradezco mucho”, decía llorando don Valentín mientras los cuerpos de socorro trabajaban con las palas en sacar la tierra que le rodeaba.
Lorena Barrientos, compañera de hogar de don Valentín, narró que “estábamos iniciando a hacer el muro porque el terreno estaba flojo y de repente se vino el montón de tierra”. La angustiada mujer, con quien don Valentín ha procreado tres hijos, recordó que “anteayer se vino dos veces la tierra desde arriba, pero volvieron a sacarla, pero hoy él no pudo salirse”.
El accidente provocó un fuerte movimiento de personas que se acercaron a la zona para observar lo ocurrido, mientras varios elementos bomberiles trataban de liberar al soterrado.
Casi una hora con cinco minutos después, a las 11:40 de la mañana, a Valentín Ruiz Ruiz finalmente lo sacaron sano y salvo del fondo de la construcción.
“¡Gracias, Señor!, ¡gracias a todos ustedes por salvarme, por ayudarme!”, exclamó al ver finalizados los minutos de angustia y pavor que vivió.
Fue trasladado al Hospital Escuela para ser analizado su estado de salud, pero los bomberos anticiparon que no tenía fracturas a pesar de que por una hora mantuvo sus piernas enterradas.
