26/04/2024
02:13 PM

La tragedia de Paco: no soportó el tormento de matar a su madre

Los ataques de esquizofrenia de José Francisco Villeda lo llevaron al matar a su madre y luego a quitarse la vida en prisión.

A ocho días de haberle propinado una golpiza a su madre, que le causó la muerte un día después, José Francisco Villeda Villeda (28), decidió ponerle fin a su vida en una celda del Centro Penal de Ocotepeque.

Hace seis días había sido capturado y llevado al presidio donde su presencia pacífica y serena contrastaba con el delito que lo había llevado hasta allí.

Durante su estancia en prisión nunca pronunció una sola palabra. Siempre se mantuvo cabizbajo, con su mirada perdida y sumergido en un mundo de sombras.

Sus parientes lo compadecían y aseguraban que fue la esquizofrenia que padecía lo que lo llevó a cometer el crimen, del que quizá nunca tuvo noción.

“Era un muchacho que urgía de ayuda, esa enfermedad (esquizofrenia) le fue destruyendo la vida y al final la de toda la familia, porque nunca recibió ningún tipo de tratamiento”, expresó Humberto Aguilar, primo del ahora occiso.

Paco, como llamaban cariñosamente al joven, nació en la aldea Valle de Mercedes, municipio de Sinuapa, en Ocotepeque.

Creció rodeado de montañas junto a sus padres José Antonio Villeda y María Elena Villeda y sus hermanos Rosalinda Villeda (43), quien padece retardo mental y Roberto Villeda (33).
Fue Roberto quien se convirtió en la mano derecha de su padres trabajando en el campo y paralelamente estudiaba en un colegio de Sinuapa.

Y es que a pesar de los escasos recursos, los esposos no escatimaban esfuerzos para que sus hijos recibieran una buena educación y fue así como enviaron a Rosalinda a la Escuela Francisco Morazán, de Sinuapa, donde con mucho esfuerzo la niña estudió hasta cuarto grado, Pero las burlas constantes de sus compañeros debido a su especial condición orillaron a sus padres a tomar la dura decisión de retirarla de la escuela y regresarla para vivir el día con día en su casa y protegerla para que nadie la hiciera sentir mal.

La historia de Paco

Hasta los 12 años Paco fue un niño normal. A partir de esa edad comenzó a sufrir extraños ataques y fue diagnosticado con esquizofrenia, pero los escasos recursos económicos de sus padres, no le permitieron recibir un tratamiento médico.

Paco terminó su sexto grado y luego abandonó la escuela para ayudar a su padre como jornalero. Durante su adolescencia aprendió mecánica y albañilería, por lo que él mismo edificó la casa de adobe en la que vivía su familia.

A pesar de los episodios de esquizofrenia el muchacho trataba de llevar una vida normal hasta los 20 años, alguien le dio a probar marihuana, lo que se volvió su adicción y agravó su enfermedad.

Pero el amor de sus padres nunca le faltaba a pesar de las agresiones de que estos eran víctimas cada vez que su muchacho entraba en crisis.

Las desapariciones constantes del Paco obligaban a su anciano y enfermo padre a salir en su búsqueda por zonas montañosas, bajo la lluvia y en la oscuridad de las frías noches.

“Recuerdo una ocasión que Paco se perdió, que se fue para un cerro y el papá después de venir de trabajar y al ver que no estaba en la casa salió a buscarlo, estaba lloviendo, y oscuro se fue con un foco al monte, y regresó como a las 12 de la noche preocupado porque Paco no aparecía, yo le dije tranquilizate que ya va a regresar, pero él no durmió toda la noche con la mamá esperándolo, en la mañana Paco regresó a su casa como si nada, venía todo sucio”, contó Juan Ramón Villeda, tío paterno de Paco.

Así era la vida de los esposos Villeda, a pesar de su avanzada edad, vivían para cuidar de sus hijos. Don José Antonio, a sus 76 años, trabajaba la albañilería y en el campo, y era un amante de la guitarra.

La vida del jefe de la familia, quien era fiel miembro de la iglesia Católica llegó a su fin el 26 de diciembre de 2011, debido a complicaciones en su hígado y las constantes preocupaciones y agresiones físicas y verbales de Paco, según expresa Roberto Villeda, el mayor de los hijos varones de la familia.

Y es que durante las crisis de Paco, este atacaba a golpes a su padre, quien soportaba y luego calmaba a su vástago.

María del Carmen Villeda aun derrama lágrimas al recordar a José Antonio con su inseparable guitarra, su fuerza, vitalidad y el amor que tenía por su familia.

Con la muerte de su padre, Roberto fue quien tomó las riendas de su hogar y se dedicó a cuidar de su madre y sus dos hermanos.

Roberto, el mayor de los varones, fue quien asumió como jefe de la familia y se entregó a trabajar en el campo para que no les faltara el sustento diario.

Paco, por su parte, por el consumo de drogas se volvió retraído y era su madre la que siempre estaba tratándolo de ayudar y era a ella a quien Paco le exigía dinero para comprarse la droga.

La tragedia

Fue la noche del pasado martes 23 de junio cuando la tragedia conmocionó a los habitantes de la pequeña aldea perdida en las montañas del municipio de Sinuapa, Ocotepeque.

A eso de las 7:00 pm, Paco le pidió dinero a su madre supuestamente para comprar drogas.

La señora le dijo a su hijo que no tenía ni un lempira, lo que desató un ataque de esquizofrenia en Paco, quien agarró a su madre, la tomó por la cabeza y la azotó contra el suelo de la cocina en reiteradas ocasiones. Todo aquello era presenciado con horror por Rosalinda, quien a pesar de que por su condición nunca salía de su casa, esa noche salió corriendo desesperada hasta la vivienda de sus tíos, a quienes clamaba por ayuda para su madre que estaba siendo agredida por su hermano Paco.

Varios sobrinos de la señora llegaron hasta la puerta de la casa, pero Paco les gritaba que nadie iba a entrar, mientras su madre se quejaba del dolor tirada en el suelo.

Ante la llegada de los vecinos, Paco se alejó de la puerta y fue así como sacaron a la señora y lograron trasladarla hasta el Hospital de Área de Ocotepeque.

Ante la gravedad de las lesiones la señora fue remitida al hospital Mario Catarino Rivas en San Pedro Sula. Juan Ramón Villeda, cuñado de la señora, fue quien la acompañó dentro de una ambulancia en un viaje de unas cuatro horas, que se convirtió en un reto para mantenerla estable.

“La ambulancia iba muy rápido, Elena se caía de la camilla yo como podía la subía y con la otra mano sostenía el suero para que no se cayera, ella no se quejaba a pesar de que caímos en varios baches, arrojaba sangre por la boca, yo iba preocupado, la enfermera venía platicando en el asiento de adelante con el conductor, cuando por fin llegamos al Catarino, Elena ya casi no se movía”, recuerda Villeda.

La mujer ingresó la madrugada del 24 de junio a la sala de emergencia del Rivas y a las 10:00 falleció. La noticia de la muerte de la señora llegaba hasta la aldea Valle de Mercedes, de donde era originaria. Los indignados vecinos fueron en busca de las autoridades y acusaron a Paco de ser el autor de su crimen.

Varios agentes se desplazaron a la aldea en busca de un “peligroso asesino”, pero los policías se encontraron con un muchacho que parecía indefenso y que ni siquiera opuso resistencia al momento de su captura.

Ese mismo día fue enviado al Centro Penal de Ocotepeque y nunca volvió a salir una palabra de su boca. “Ni siquiera contestó cuando se le preguntó su nombre para su registro de entrada, nunca pidió comida a menos que alguien se la acercara, la agarraba y devoraba en segundos, luego no se volvía a mover”, expresa uno de los custodios del presidio.

Roberto, su hermano mayor se hizo cargo de su hermana, quien ni siquiera pudo asistir al sepelio de su madre. El muchacho construyó el mausoleo donde descansa su progenitora a quien despidió en una sencilla ceremonia a la que asistió todo el pueblo.

Al día siguiente Roberto se incorporó a su trabajo en la montaña, y regresa en horas del mediodía para alimentar a su hermana y luego regresa al campo.

Ya había sido denunciado

Los vecinos de Valle de Mercedes señalaron que Paco había sido denunciado por su familia por las constantes agresiones a su madre.

En los archivos de la oficina regional de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) en Sinuapa, solo cuentan con una denuncia por violencia intrafamiliar en contra de Paco, interpuesta en abril del presente año.

Mientras tanto en la Policía Preventiva constan cuatro denuncias por el mismo delito en contra de Paco, quien fue detenido en cuatro oportunidades, pero era puesto en libertad por la intervención de su madre. “Los Policía venían a la casa cada vez que Paco era denunciado, pero luego se iban, yo les rogaba que no se fueran, que se lo llevaran porque era una amenaza para mi mamá y mi hermana”, expresa Roberto.

“Mi mamá era muy buena con nosotros, nos hacía comida, nos cuidaba, no entiendo cómo Paco pudo hacer eso, yo no tengo el corazón ni de matar a un pajarito, ellos también merecen vivir por qué les voy a hacer algo, y peor a un ser humano o a mi propia madre, yo hubiera preferido que me hiciera eso a mí y aunque me hubiera matado no importaría, y ahora él muerto, estoy atravesando una situación muy difícil”, contaba entre lágrimas Roberto, el pasado viernes a un equipo de LA PRENSA que se desplazó a Sinuapa para conocer la historia de Paco.

Lamentable deceso

Ayer, en horas de la mañana, el custodio que realizaba la inspección de rutina descubrió el cuerpo sin vida de Paco en el interior de la celda.

El joven usó un cable del alambrado eléctrico de la celda para ponerle fin a su vida. Las autoridades presumen que fue en horas de la noche. “Desde que llegó parecía un zombie, nunca dijo nada, parecía perdido, no mostraba ni frío, ni dolor ni nada, al menos ya descansa, ojalá Dios lo haya perdonado”, expresó uno de los reclusos del presidio de Ocotepeque. La muerte de Paco fue avisada a Roberto, su único hermano, quien no pudo ocultar su dolor a pesar de que este le arrebató a su madre.

“Yo no sé qué pasó con Paco, yo le decía que fuéramos a la iglesia, que me acompañara, hablaba con él, le decía que no fuera así con mis papás que estaban viejitos, le busqué tratamiento en distintos hospitales y solo le daban pastillas, pero el seguía igual, nada lo cambió, ahora ya está muerto”, dijo ayer Roberto, quien tras ser avisado de la muerte de su hermano se fue a buscar materiales para construir su mausoleo.

El cuerpo de Paco fue reconocido por las autoridades de Medicina Forense y trasladado la morgue en San Pedro Sula.

En el vehículo en que trajeron el cuerpo solo lo acompañaba personal de la Fiscalía de Ocotepeque. “Yo no puedo ir porque tengo que cuidar a mi hermana, solo ella me queda y tengo que luchar por ella, no tengo dinero para recoger el cuerpo de Paco en San Pedro Sula, para ir hasta allá tendría que vender la casa para obtener el dinero, por ahora voy a hacer su mausoleo para cuando pueda enterrarlo al lado de mi madre”, relató Roberto, quien tiene que sacar fortaleza para superar la muerte de su padre, su madre y su hermano y cuidar a su hermana que cada mañana se asoma a la ventana esperando el regreso de su madre.

La esquizofrenia es un trastorno mental complejo

La esquizofrenia es una enfermedad compleja. Los expertos en salud mental no están seguros de cuál es su causa. Sin embargo, los genes pueden jugar un papel.

Afecta por igual a hombres y mujeres. Generalmente comienza en los años de adolescencia o a principios de la adultez, pero puede empezar más tarde en la vida. Tiende a empezar más tarde en las mujeres y es más leve.

La esquizofrenia de aparición en la niñez comienza después de la edad de cinco años. En la niñez es poco común y puede ser difícil diferenciarla de otros trastornos del desarrollo en la infancia, como el autismo.

Las personas con cualquier tipo de esquizofrenia pueden tener dificultad para conservar amigos y trabajar.

También pueden tener problemas con la ansiedad, la depresión y los pensamientos o comportamientos suicidas. Inicialmente se tienen los siguientes síntomas: sentirse irritable, dificultad para concentrarse y dormir.