Tegucigalpa, Honduras.
El pequeño Adalid García (6) ahora está en el cielo junto a su madre y hermanita después de fallecer a causa de quemaduras en el Hospital Escuela.
Hace más de una semana, en un arrebato de celos, la expareja de la madre le prendió fuego a la vivienda en donde el niño dormía junto a ella y su hermanita de cuatro años.
El condenable crimen se suscitó en Copán.
“Mis hijos no merecían morir como animales, le dejo las cosas a Dios, pero le pido a las autoridades que hagan justicia con la persona que lo hizo, no sé qué relación tenía la mamá de ellos, pero no debió hacer eso”, dijo ayer en medio del dolor Walter Licona, padre de los dos menores.
El portavoz del Hospital Escuela, Miguel Osorio, informó que “el paciente con quemaduras en un 45% de su cuerpo producto de su estado crítico sufrió una falla múltiple de órganos puesto que sus riñones ya no funcionaban y respiraba gracias al auxilio de un ventilador mecánico”.
La pequeña Escarleth García a sus cuatro años sabía que su sueño era ser maestra, pero la mano criminal se encargó de robarle esa posibilidad, el pasado lunes partió de este mundo para reunirse con su madre Vilma Esperanza García, quien murió el domingo antepasado luego de un paro respiratorio en el Hospital Escuela.
Su lucha
Adalid permaneció durante 10 días en la Unidad de Cuidados del Materno Infantil recibiendo atención médica en una habitación aislada bajo extremas medidas para evitar infecciones.
“El pasado viernes al pequeño se le amputaron las piernas para eliminar el tejido muerto a donde ya no había circulación sanguínea, el proceso quirúrgico se hizo para aumentar la posibilidad de vida; sin embargo, su vida se apagó”, expresó Osorio. Para ayer lunes estaba programada la amputación de uno de los antebrazos y una mano del pequeño; sin embargo, su vida se apagó antes.
El pequeño Adalid García (6) ahora está en el cielo junto a su madre y hermanita después de fallecer a causa de quemaduras en el Hospital Escuela.
Hace más de una semana, en un arrebato de celos, la expareja de la madre le prendió fuego a la vivienda en donde el niño dormía junto a ella y su hermanita de cuatro años.
El condenable crimen se suscitó en Copán.
“Mis hijos no merecían morir como animales, le dejo las cosas a Dios, pero le pido a las autoridades que hagan justicia con la persona que lo hizo, no sé qué relación tenía la mamá de ellos, pero no debió hacer eso”, dijo ayer en medio del dolor Walter Licona, padre de los dos menores.
El portavoz del Hospital Escuela, Miguel Osorio, informó que “el paciente con quemaduras en un 45% de su cuerpo producto de su estado crítico sufrió una falla múltiple de órganos puesto que sus riñones ya no funcionaban y respiraba gracias al auxilio de un ventilador mecánico”.
La pequeña Escarleth García a sus cuatro años sabía que su sueño era ser maestra, pero la mano criminal se encargó de robarle esa posibilidad, el pasado lunes partió de este mundo para reunirse con su madre Vilma Esperanza García, quien murió el domingo antepasado luego de un paro respiratorio en el Hospital Escuela.
Su lucha
Adalid permaneció durante 10 días en la Unidad de Cuidados del Materno Infantil recibiendo atención médica en una habitación aislada bajo extremas medidas para evitar infecciones.
“El pasado viernes al pequeño se le amputaron las piernas para eliminar el tejido muerto a donde ya no había circulación sanguínea, el proceso quirúrgico se hizo para aumentar la posibilidad de vida; sin embargo, su vida se apagó”, expresó Osorio. Para ayer lunes estaba programada la amputación de uno de los antebrazos y una mano del pequeño; sin embargo, su vida se apagó antes.
