Tegucigalpa, Honduras
Lágrimas, gritos y abrazos se fundieron en dos sentimientos: impotencia y consternación.
La colonia Lomas de Toncontín, en el sur de la capital, fue testigo de un crimen perpetrado por una supuesta extorsión que la autoridad policial fue incapaz de prevenir.
Las víctimas del deplorable crimen fueron identificadas por familiares como los hermanos Alejandro y Juan Pablo Garay Cerrato, de 54 y 41 años, ambos mecánicos, el primero con domicilio en la aldea La Joya, cerca de la represa La Concepción.
Los cuerpos inertes quedaron en los asientos delanteros del pick up Nissan, color gris, doble cabina, con placas PAE-9526, frente al restaurante Típicos de la Costa.
Según familiares, alrededor de las 12:30 pm los hermanos salieron del taller ubicado en la colonia Godoy, cerca del Fondo Hondureño de Inversión Social (Fhis) a la aldea La Joya a almorzar.
Antes de salir a la intersección del bulevar a Toncontín y La Concepción, unos sicarios en una camioneta de características no especificadas les dispararon varias veces, hasta matarlos.
El automotor avanzó unos 30 metros descontrolado y se estrelló en un cabezal azul que circulaba por el lugar y se detuvo con los dos cuerpos sin vida en el interior.
Justicia divina
“El Señor se encargará de hacer justicia”, así se expresó entre el llanto una pariente de las víctimas, al tiempo de agregar que los ahora occisos no tenían enemistades personales.
Unas cámaras instaladas por la Secretaría de Seguridad a escasos metros de donde sucedió el hecho sangriento podrían ser importantes en la identificación de los asesinos.
