San Pedro Sula, Honduras.
El capitán Olvin Emmanuel Flores Meraz sumó este año a su vitrina de condecoraciones el reconocimiento como el mejor oficial de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH); pero el fatal accidente que sufrió el miércoles al estrellarse el avión que pilotaba le puso fin a su brillante carrera militar.
Los restos de Flores fueron llevados la noche del miércoles a la capilla de la FAH en Tegucigalpa, adonde lo velaron hasta las primeras horas de la mañana de ayer y luego trasladaron su cadáver a El Progreso, Yoro.
En El Progreso, el cuerpo del oficial fue velado ayer por sus familiares, amigos y compañeros de la FAH. Hoy será enterrado en el cementerio Amor Eterno.
El accidente en el que murió Olvin Emmanuel fue a las 9:40 am del miércoles en la
Base Aérea Coronel Enrique Soto Cano en Comayagua. En el percance resultaron heridos de gravedad el copiloto de la nave, teniente
César Augusto Banegas Corea, y el mecánico de aviación
Bryan David Zavala.
Ese día, el capitán andaba realizando un vuelo de entrenamiento y la versión oficial apunta a que la aeronave tipo Let 410 UPV perdió fuerza e impactó contra un inmueble en la base aérea.
Última conversación
Melisa Gutiérrez Zavala, esposa del capitán Flores Meraz, con quien procreó una niña que tiene cuatro años, recordó que lo último que le dijo su esposo es que “le cuidara a su gordita y que descansáramos”. “Él era el mejor esposo del mundo, nunca me dio problemas, era el mejor papá del mundo, un buen piloto y no sé qué me le pasó”, expresó Gutiérrez.
Edith Meraz, madre del capitán Flores, dijo que era su hijo mayor “y mi apoyo, mi bastón en quien yo me apoyaba”.
“Su deseo era llegar a ser el comandante de la Fuerza Aérea Hondureña, él amaba a su carrera y desde pequeño aspiraba a ser militar. Cuando estaba en la escuela le gustaba desfilar, entonces yo le decía que tenía aptitudes de militar y te voy a mandar para Palmerola. Cuando estaba en el colegio lo invitaron a conocer esa base militar y cuando regresó venía entusiasmado y me dijo: mami, mami, me voy a ir a estudiar a Palmerola”, recordó.
Meraz manifestó que Olvin era su orgullo “y el orgullo de todos sus hermanos a quienes si tenían un problema, siempre los apoyaba y los aconsejaba”.
Doña Edith expresó que su hijo murió volando, que era lo que amaba, y “jamás pensé que mi hijo muriera así. Uno de padre todo el tiempo piensa que ellos (los hijos) lo van a enterrar a uno y no uno enterrarlos a ellos”. Expresó que el sábado su hijo Olvin estuvo reunido con la familia por última vez porque organizó un almuerzo en la casa de ella en Tegucigalpa y le dijo que se sentía muy feliz.
El capitán Olvin Emmanuel Flores Meraz sumó este año a su vitrina de condecoraciones el reconocimiento como el mejor oficial de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH); pero el fatal accidente que sufrió el miércoles al estrellarse el avión que pilotaba le puso fin a su brillante carrera militar.
Los restos de Flores fueron llevados la noche del miércoles a la capilla de la FAH en Tegucigalpa, adonde lo velaron hasta las primeras horas de la mañana de ayer y luego trasladaron su cadáver a El Progreso, Yoro.
En El Progreso, el cuerpo del oficial fue velado ayer por sus familiares, amigos y compañeros de la FAH. Hoy será enterrado en el cementerio Amor Eterno.
El capitán OIvin Flores Meraz falleció el pasado miércoles.
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Ese día, el capitán andaba realizando un vuelo de entrenamiento y la versión oficial apunta a que la aeronave tipo Let 410 UPV perdió fuerza e impactó contra un inmueble en la base aérea.
Última conversación
Melisa Gutiérrez Zavala, esposa del capitán Flores Meraz, con quien procreó una niña que tiene cuatro años, recordó que lo último que le dijo su esposo es que “le cuidara a su gordita y que descansáramos”. “Él era el mejor esposo del mundo, nunca me dio problemas, era el mejor papá del mundo, un buen piloto y no sé qué me le pasó”, expresó Gutiérrez.
El cuerpo del capitán Olvin Emmanuel Flores cuando era velado en la Fuerza Aérea en Tegucigalpa.
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“Su deseo era llegar a ser el comandante de la Fuerza Aérea Hondureña, él amaba a su carrera y desde pequeño aspiraba a ser militar. Cuando estaba en la escuela le gustaba desfilar, entonces yo le decía que tenía aptitudes de militar y te voy a mandar para Palmerola. Cuando estaba en el colegio lo invitaron a conocer esa base militar y cuando regresó venía entusiasmado y me dijo: mami, mami, me voy a ir a estudiar a Palmerola”, recordó.
La esposa del oficial, Melisa Gutiérrez, al centro, llora su muerte.
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Doña Edith expresó que su hijo murió volando, que era lo que amaba, y “jamás pensé que mi hijo muriera así. Uno de padre todo el tiempo piensa que ellos (los hijos) lo van a enterrar a uno y no uno enterrarlos a ellos”. Expresó que el sábado su hijo Olvin estuvo reunido con la familia por última vez porque organizó un almuerzo en la casa de ella en Tegucigalpa y le dijo que se sentía muy feliz.
La velatoria del capitán en El Progreso, Yoro.
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