26/04/2024
12:22 AM

Rompieron a tiros felicidad de pareja de productores

Adolfo Medina y Sonia Nolasco fueron asesinados en su propiedad Comenzaron de cero a formar su patrimonio.

San Francisco de Yojoa, Cortés

La figura de don Adolfo Medina (de 68 años)pedaleando su bicicleta muy de mañana para entregar su leche fresca a quienes quisieran comprársela, era familiar en la comunidad de Río Lindo; por ello hubo conmoción entre los lugareños el día que lo asesinaron junto a su esposa María Sonia Nolasco (de 48).

Tenía su pequeño rancho en una lomita al oriente de esta comunidad perteneciente al municipio de San Francisco de Yojoa, hasta donde llegaron sus victimarios el pasado domingo haciéndose pasar por compradores de ganado para quitarle la vida a la pareja.

Lo que tenía le había costado sudor y lágrimas, pues muy joven llegó a este sector procedente de Jesús de Otoro, Intibucá, sin más riqueza que un machete y su deseo de salir adelante labrando la tierra.

Comenzó trabajando como peón en una hacienda de la zona y luego entró a un grupo campesino de recuperación de tierras en el que conoció a la mujer que se convirtió en el amor de su vida y su apoyo para formar juntos su pequeño patrimonio. “No era un gran ganadero, lo que tenía eran unas vaquitas que ordeñaba muy de mañana, con su esposa y sus hijos para venderla en Río Lindo”, contó su cuñada Magdalena Nolasco.

Foto: La Prensa

Familiares lloran la pérdida violenta de sus seres queridos.

A don Adolfo parecía que lo perseguía la tragedia, pues recién formado su patrimonio, le robaron todas sus vacas, solo le dejaron el toro, comentó Orlin Hernández, pariente de su esposa.

Decepcionado se fue a Estados Unidos, dejando a su esposa al cuidado de sus hijos y de lo poco que les quedaba. No aguantó ni dos meses trabajando en ese país porque lo suyo era el campo, así que volvió a comenzar de cero.

Un hijo mayor que vive allá le ayudó para que construyera su casita. Ya se estaba levantando cuando unos asaltantes lo atacaron dejándolo con un brazo fracturado. Sin embargo, “no bajó los puños y siguió luchando, pero sus enemigos no se detuvieron hasta que lo reventaron. No sé por qué tanto odio”, refirió Orlin.

Desde que la pareja se salió del grupo campesino para trabajar en lo propio, lucharon sin descansar. Mientras él cuidaba del ganado y comercializaba la leche, ella le ayudaba a ordeñar y se dedicaba a criar gallinas y jolotes, dijo Magdalena Nolasco.

“Sonia era feliz con sus gallinitas. Decía que cuando a su marido se le antojaba una sopita, no hacía más que despescuezar una polla”. Don Adolfo estaba contento porque recién había comprado un terrenito con mucho pasto para el ganado. Pero aquella felicidad fue rota a tiros por los desalmados justamente en el momento en que el hombre regresaba de vender su leche en el pueblo.

Foto: La Prensa

Momento del entierro de dos personas muy trabajadoras. Los familiares aún no salen del asombre del porqué les quitaron la vida.