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Wilmer Ruiz, un mecánico ejemplo de perseverancia y superación

  • 29 enero 2023 /

Perdió su pierna izquierda en un accidente cuando tenía siete años, pero no permitió que eso lo limitara y hace once años logró abrir su taller en San Pedro Sula.

San Pedro Sula

En el recorrido de este ajetreado camino llamado vida se llega a conocer historias excepcionales, que invitan a hacer una pausa en el correr diario, reflexionar sobre lo que realmente importa y que resultan inspiradoras para quienes a diario luchan por cumplir sus sueños.

Historias como la de Wilmer Ruiz, un hondureño de 43 años, que pese a haber perdido su pierna izquierda cuando apenas tenía siete años, ha demostrado que ningún obstáculo es tan grande cuando se quiere salir adelante.

Con una sonrisa en su rostro y la amabilidad que lo caracteriza, don Will, como lo llaman sus clientes, abrió las puertas de su taller para compartir su historia con Diario LA PRENSA.

Originario de Tocoa, Colón, Ruiz llegó a la comunidad de El Escaño de Tepale, en el departamento de Francisco Morazán, cuando tenía cinco años.

A esa edad, Wilmer ya trabajaba en la agricultura al lado de su padre para sostener a su familia por la limitación de recursos. Al cumplir los siete años tuvo que dividir su tiempo entre la escuela y las arduas faenas del campo.Sin embargo, una de esas tardes en las que iba a ayudar a los agricultores locales, tuvo un accidente que cambió su vida para siempre.

Sus clientes quedan sorprendidos al ver la agilidad con la que hace su trabajo.

Hechos

Ruiz relató que regresaba a casa en la parte trasera de un tractor, luego de hacer una entrega, pero cuando este comenzó a subir una pendiente, tuvo miedo de caerse, por lo que le gritó al conductor que se detuviera para bajarse.

Sin embargo, al notar que no lo escuchaba, decidió saltar, sin imaginarse que su pierna quedaría atrapada en la máquina.

Wilmer contó que llegó a su casa cojeando, pero al siguiente día no podía mover su pierna.Sus padres pensaron que se debía a alguna fractura, por lo que llamaron a un sobador.

Al ver que su pierna no mejoraba, sus vecinos recolectaron dinero para que lo llevaran al Hospital Escuela, donde, “sin ningún estudio previo”, procedieron a colocarle yeso.

“Cuando me quitaron el yeso vi que tenía dos ampollas negras en la rodilla y el tobillo estaba morado, pero solo me lavaron la pierna y me colocaron otro yeso”, narró Ruiz.

Un mes después, cuando el doctor estaba retirando el segundo yeso, se sorprendió al ver que pedazos de su piel se habían adherido a él , dejando al descubierto parte de sus huesos.

Wilmer Ruiz, un mecánico ejemplo de perseverancia y superación

El galeno diagnosticó gangrena e informó a los padres del entonces niño que la única forma de evitar que avanzara era amputándole la pierna.

Al principio su padre no estaba de acuerdo, ya que el niño lloraba al pensar que no volvería a jugar fútbol o ir a trabajar, pero su madre no estaba dispuesta a perder a su hijo por lo que autorizó la intervención quirúrgica.

Cuando despertó de su operación, Wilmer aún sentía que sus dedos se movían, pero solo se trataba del síndrome del miembro fantasma, pues al levantar la sabana, descubrió que ya no tenía su pierna y se desmayó.

Después del lamentable hecho, la familia se mudó a la Capital Industrial, pero durante los primeros meses Ruiz no quería salir de su cuarto y entró en depresión.

En un intento por ayudar a su hijo, Amparo Trejo, madre de Wilmer, decidió llevarlo al parque para mostrarle como dos personas con discapacidad trabajaban a diario para llevar comida a sus familias.

Esa escena hizo eco en la mente de aquel niño y provocó que su forma de pensar cambiara. Al volver a la escuela fue víctima de bullying en varias ocasiones, pero no dejó que eso lo frenara.

" Confíen en Dios y luchen por sus sueños. Los límites son mentales, nunca es tarde para aprender y salir adelante. "

Tras terminar sexto grado, comenzó a interesarse por la mecánica. En ese tiempo su papá ya tenía un taller, y aunque en un principio era escéptico, aceptó enseñarle su oficio.

Con los años, Wilmer se especializó en reparar el sistema de dirección de los vehículos en el taller de su padre y justo en ese lugar conoció al amor de su vida.

El hombre reveló que nunca imaginó llegar a tener pareja, pero ahora está agradecido porque Dios le envió a una mujer idónea, con la que lleva 25 años de matrimonio y procreó tres hijos.

Hace 11 años se aventuró a emprender y con financiamiento bancario logró abrir su propio taller “Autopuntas Will”, ubicado en el segundo anillo periférico, frente a la iglesia La Luz del Mundo, donde ofrece los servicios de reparación de flechas, tijeras, amortiguadores y suspensión.

Ruiz manifiesta que a pesar de las dificultades que ha pasado en su vida, se siente agradecido y orgulloso de lo que ha logrado, por lo que motiva a las personas a que nunca se den por vencidas y luchen por cumplir sus sueños.