Del barrio a las mansiones: el avance de las maras y pandillas

En las tres décadas que tienen de accionar, las pandillas han montado un emporio económico criminal por las exorbitantes cantidades de dinero que reciben por extorsión y venta de droga...

Foto: Imagen referencial de archivo.

7,000 pandilleros son los que aproximadamente guardan prisión, según estadísticas de las autoridades penitenciarias. En el país hay 40,000 miembros de estructuras criminales.

dom 3 de diciembre de 2023

7 min. de lectura

San Pedro Sula, Honduras

Tres generaciones y más de 30 años golpeando y dejando luto en los hondureños con su accionar delictivo es la huella que la Mara Salvatrucha (MS-13) y la Pandilla 18 dejan en el país centroamericano.

En esas tres décadas se ha visto una cambiante modalidad de esas dos estructuras criminales y la mutación en el operar de sus miembros les ha permitido montar un emporio económico criminal, más desarrollado en la Mara Salvatrucha.

En los inicios de los años 90 surgieron esos dos grupos delictivos organizados. Primero “defendían” los barrios en donde permanecían y miraron que era lucrativo el dinero que le daban los vecinos para brindarles seguridad y adquirieron armas.

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Grandes ligas del crimen

Posteriormente se dedicaron a la delincuencia común y después se organizaron dedicándose al sicariato. También pasaron a ser mulas para el narcotráfico y vieron lo lucrativo de ese ilícito y se quedaron manejando el trasiego de drogas a nivel de microtráfico que no era de interés para los grandes carteles de la droga.

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Las maras y pandillas ampliaron su portafolio de delitos con la extorsión que es el ilícito que más les ha generado ingresos permitiéndoles montar un emporio empresarial criminal.

Las grandes fortunas acumuladas por las estructuras delictivas les permite tener inversiones en los sectores del comercio, transporte y bienes raíces. Muchos de los cabecillas viven zonas residenciales de alta plusvalía.