Ingresar a pasajes de colonias en San Pedro Sula es la muerte: maras deciden quién entra y sale

Las mismas estructuras criminales operan en los diferentes distritos que conforma San Pedro Sula, lo que cambia es la cantidad de territorio bajo su control.

Foto: LA PRENSA

Algunos de los pasajes de barrios y colonias muestran leyendas e imágenes alusivas a las maras y pandillas.

vie 7 de julio de 2023

San Pedro Sula, Honduras.

Aunque las autoridades policiales aseguran que pueden ingresar sin problema en todos los sectores de San Pedro Sula, la verdad es que sí existen puntos donde no es posible debido a la enorme presencia, poder logístico y recurso humano con que cuentan los grupos organizados.

Las estructuras gozan no solo de un número importante de miembros con diferentes roles, sino también con mucho dinero que les permite poseer entre otras cosas, armamento de diferente tipo y hasta tecnología de vigilancia a su favor.

$!Esta es una vivienda abandonada en Rivera Hernández. La edificación se muestra deteriorada y es óptima para las actividades que realizan grupos antisociales.

El incremento exponencial de las estructuras en cuanto a número y tipo ha orillado a miles de familias a vivir encerrados por el temor que los asecha en cada esquina y por el miedo a sentir que en cualquier momento les caerá una bala.

$!La continuación de operaciones de muchos negocios depende del pago de extorsión a los grupos que manejan las zonas.

La crisis social ha provocado también cierres de negocios, personas huyendo de sus casas por amenazas, limitado acceso de transporte público y vehículos repartidores bajo ciertas medidas. El ingreso de ciudadanos en vehículos particulares está condicionado al motivo de su visita, a quiénes busca, la forma en que entra, viste y de quién se trata.

$!La seguridad no está garantizada en ningún lado, ni siquiera en las iglesias o centros educativos.

En cada lado se observan calles estrechas y sombrías que se convierten en trampas mortales donde el peligro acecha por doquier. La violencia y la intimidación son el pan de cada día en estos pasajes, donde las maras y pandillas imponen sus reglas.

$!Conductores de autobuses y taxis saben hasta dónde llegar debido al sometimientos de las estructuras organizadas.

Los criminales han logrado infiltrarse en la vida diaria de las comunidades, desde el control del comercio informal hasta la explotación de negocios legítimos, han tejido una red de corrupción y violencia que envuelve a los barrios y colonias.

$!Las organizaciones han dejado sus marcas en distintos puntos como señal que dichas zonas les pertenece.

Ingresar a los pasajes de los barrios y colonias controlados es enfrentar la muerte misma. La presencia de estas organizaciones ha sumido a las familias en un estado de temor constante, donde la vida cotidiana se tiñe de violencia y desesperación.

$!Aunque policías y militares realizan patrullajes en vehículo y a pie, les es imposible frenar la ola de violencia que impera en estos sectores.

Las historias de los vecindarios ilustran la crueldad de las maras y pandillas, quienes imponen su poder con extorsiones, asesinatos y desapariciones.

$!Muy dentro de las colonias apenas funcionan pulperías, mientras que el grueso de los comercios está los bulevares, donde pueden transitar más personas.

En medio de la difícil situación, hay líderes locales e instituciones que ofrecen oportunidades de cambio a aquellos que están atrapados en este ciclo de violencia. Estos buscan que la vida en los barrios y colonias no siga siendo una sentencia de muerte.

$!La población de estos sectores conflictivos ya se ha acostumbrado de cierta manera a convivir entre el terror producido por mareros y pandilleros.

En Rivera Hernández, Chamelecón y Los Cármenes enfrentan similares problemas, más que el resto de zonas de la ciudad. Mientras mucha de su gente realiza los quehaceres diarios entre una constante zozobra, a otros les ha tocado que adaptarse a su realidad y continuar con sus vidas como si nada pasara a su alrededor.

$!En los rincones de las distintas colonias y barrios ya se conocen los habitantes y personas de afuera son comúnmente vistas con extrañeza.