Gritos, golpes y disparos en los vagones del metro de Nueva York

Las confrontaciones en el metro escalan hasta tiroteos y apuñalamientos llevando a las autoridades a tomar medidas.

Foto: Dave Sanders para The New York Times

La Ciudad ha estado enfatizando la seguridad del metro, pero un tiroteo reciente ha socavado el mensaje.

mar 9 de abril de 2024

Por: Michael Wilson/The New York Times

Siempre parece empezar igual. Una confrontación entre extraños en el metro se intensifica antes de que nadie esté seguro de quién le grita a quién o por qué. Un momento tan familiar que los demás pasajeros apenas levantan la vista.

Pero una pelea el mes pasado en un tren A en Brooklyn que comenzó con burlas no terminó ahí. Ante una multitud en hora pico, pasó de palabras a puños, a navaja y, finalmente, a una pistola.

El encuentro se produjo poco más de una semana después de que el Gobernador de Nueva York tomó la extraordinaria medida de ordenar a la Guardia Nacional bajo tierra para que los trenes se sintieran más seguros.

El tiroteo socavó el mensaje de la Ciudad de que viajar en metro es, estadísticamente hablando, bastante seguro. Alimentó una sensación de impotencia respecto a un sistema que parece captar todos los problemas de la Ciudad arriba —crisis de salud mental, armas ilegales— y los mete en atestados tubos de acero.

Para quienes iban en ese tren A el 14 de marzo, ninguna estadística probablemente les traerá consuelo. El video tomado por un pasajero muestra a dos hombres peleando mientras los pasajeros, en pánico, corren hacia el lado opuesto del vagón. Se escuchan disparos.

El video comienza después de lo que detonó el encuentro. Un hombre vestido de oscuro y con gorra de beisbol lanza implacablemente improperios a un hombre sentado en silencio. A veces se inclina sobre el hombre y le grita.

A nadie parece importar un nivel de hostilidad que nunca se permitiría en otras formas de transporte —en un avión, por ejemplo, un entorno igualmente estrecho y propenso a pasajeros frustrados. La mujer que graba deja claro este punto, deteniéndose para apuntar la cámara a su propio rostro impávido: Aquí vamos de nuevo.

$!Aroldo González (izq.), con su madre, Olga Guinea, después de recibir un disparo en el metro en el 2022.

Finalmente, el hombre sentado, aparentemente harto de sufrir abusos, se levanta y se agacha en posición de lucha. El hombre que grita parece encantado. Es entonces cuando los pasajeros cercanos deciden que es hora de retroceder, dirigiéndose al extremo opuesto del vagón.

Necesidad de escapar

Aroldo González, de 20 años, conoce muy bien ese pánico y la necesidad de escapar. En abril del 2022, viajaba en un tren N en Brooklyn cuando un hombre se levantó de su asiento y abrió fuego. Ese hombre, Frank James, hirió a González y a otras nueve personas, y fue hallado culpable y condenado a 10 cadenas perpetuas. González ahora viaja en el metro con una mayor conciencia. Sigue desconcertado, como muchos, acerca de por qué un malentendido tiene que derivar en gritos. “Son sólo pequeñas cosas que no deberían importar”, dijo. “Cosas simples que podrían solucionarse con un ‘lo siento’”.

En el tren A en marzo, los dos hombres se lanzaron algunos golpes descuidados antes de caer sobre una banca vacía.

Pero entonces una joven, tal vez acompañante del hombre que había sido objeto de burlas, salió de la multitud y pareció cortar al otro hombre en la espalda.

“¿Me apuñalaste?”, le preguntó sorprendido. Se llevó la mano a la espalda y palpó debajo de una creciente mancha roja en su camisa.

Alguien más intervino y con calma separó a los hombres, quienes parecieron obedecer.

El hombre ensangrentado se levantó, se quitó la chaqueta y la arrojó a otra banca. Cayó con un ruido sordo. Parecía decidir su próxima acción. “¡Te encerraré!”, gritó. Entonces sacó una pistola de la chaqueta.

Cuatro disparos resonaron en el tren y la estación Hoyt-Schermerhorn.

Ha aparecido otro video del 14 de marzo. Fue tomado en un vagón cercano en el mismo tren. Docenas de pasajeros han caído pecho tierra. Algunos lloran. Alguien grita pidiendo ayuda.

“No quiero estar en Nueva York”, dijo al día siguiente Sherri Paul, la mujer que grabó el video, a Fox5NY, la filial local de la cadena Fox. “No me veo en Nueva York si tengo que viajar en metro o en autobús. No creo que esté libre de peligro”.

El miedo que describió le resultó familiar a González, quien no pudo enfrentar el metro por un tiempo. Pero ahora ese miedo se ha convertido en resignación. “Dijeron que tendrían más gente patrullando”, dijo, pensando en el 2022. “Creo que ha sido igual, si no peor”.

Las puertas del tren A finalmente se abrieron en la estación Hoyt-Schermerhorn. La policía invadió la estación y la cerró.

El hombre sangrando fue visto por última vez en el video sosteniendo un arma y caminando hacia el otro hombre. Pero segundos después, fue él quien recibió un disparo en la cabeza, después de que el otro hombre aparentemente tomó su arma, dijo la policía. Fue hospitalizado en estado crítico, pero estable.

Trenes llenos de gente se detuvieron en ambas direcciones. En un tren A diferente, el viaje se detuvo en la estación High Street y permaneció allí. Cinco minutos se convirtieron en 10, y luego en 20. No se dieron explicaciones más allá de “actividad policiaca”. Creció la frustración.

Siempre parece empezar de la misma manera.

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