Moscú, Rusia.
Las investigaciones sobre los supuestos intentos de Rusia para interferir en las democracias occidentales mantienen en alerta a las potencias mundiales.
El caso insignia de la supuesta trama rusa en las elecciones de varios países se centra en Washington, adonde un fiscal especial investiga la injerencia de Moscú en los comicios presidenciales que sorpresivamente ganó el magnate Donald Trump.
La investigación del fiscal Robert Mueller obligó a los gigantes de Internet, Facebook, Twitter y Google, ha admitir que unos 150 millones de estadounidenses estuvieron expuestos a noticias falsas y propaganda en redes sociales, que afectaron a la candidata demócrata Hillary Clinton.
El Gobierno de Vladimir Putin ha negado cualquier intromisión en la democracia estadounidense, atribuyendo las acusaciones a la histeria de los demócratas, versión respaldada por Trump. En tanto, en España, la intentona independentista de Cataluña también ha levantado sospechas sobre el supuesto intento ruso de desestabilizar la Unión Europea. La semana pasada, el ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis, informó en el Consejo de Ministros de la UE en Bruselas sobre la presunta injerencia rusa y venezolana en la crisis de Cataluña.
Dastis culpó a Rusia de “la supuesta intervención de hackers rusos en procesos internos de España, promoviendo el independentismo en redes sociales. Una vez más, el Kremlin negó las acusaciones “infundadas” del Gobierno español contra Rusia, advirtiendo que pueden dañar las relaciones entre los dos países, y pidió a Madrid que presente pruebas.
Ahora, los tentáculos rusos parecen haber alcanzado a América Latina, luego de que el canciller Serguéi Lavrov rechazara las “especulaciones” sobre la presunta intención de Moscú de interferir en las elecciones de México.
Lavrov denunció que “las fuentes de esas desinformaciones están en EUA” y buscan “perjudicar las relaciones ruso-mexicanas.
Las investigaciones sobre los supuestos intentos de Rusia para interferir en las democracias occidentales mantienen en alerta a las potencias mundiales.
El caso insignia de la supuesta trama rusa en las elecciones de varios países se centra en Washington, adonde un fiscal especial investiga la injerencia de Moscú en los comicios presidenciales que sorpresivamente ganó el magnate Donald Trump.
La investigación del fiscal Robert Mueller obligó a los gigantes de Internet, Facebook, Twitter y Google, ha admitir que unos 150 millones de estadounidenses estuvieron expuestos a noticias falsas y propaganda en redes sociales, que afectaron a la candidata demócrata Hillary Clinton.
El Gobierno de Vladimir Putin ha negado cualquier intromisión en la democracia estadounidense, atribuyendo las acusaciones a la histeria de los demócratas, versión respaldada por Trump. En tanto, en España, la intentona independentista de Cataluña también ha levantado sospechas sobre el supuesto intento ruso de desestabilizar la Unión Europea. La semana pasada, el ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis, informó en el Consejo de Ministros de la UE en Bruselas sobre la presunta injerencia rusa y venezolana en la crisis de Cataluña.
Dastis culpó a Rusia de “la supuesta intervención de hackers rusos en procesos internos de España, promoviendo el independentismo en redes sociales. Una vez más, el Kremlin negó las acusaciones “infundadas” del Gobierno español contra Rusia, advirtiendo que pueden dañar las relaciones entre los dos países, y pidió a Madrid que presente pruebas.
Ahora, los tentáculos rusos parecen haber alcanzado a América Latina, luego de que el canciller Serguéi Lavrov rechazara las “especulaciones” sobre la presunta intención de Moscú de interferir en las elecciones de México.
Lavrov denunció que “las fuentes de esas desinformaciones están en EUA” y buscan “perjudicar las relaciones ruso-mexicanas.
