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Jair Bolsonaro, el exmilitar y misógino que busca gobernar Brasil

  • 01 septiembre 2018 /

El candidato a la presidencia del gigante sudamericano dijo en 2014 que nunca violaría a la diputada María do Rosario porque “es muy fea... no merece ser violada”.

    Brasil.

    El ultraderechista Jair Bolsonaro, primero en los sondeos para las presidenciales de Brasil en caso de impugnación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, es también el candidato que genera el mayor nivel de rechazo, en particular entre las mujeres.

    Bolsonaro, conocido por sus exabruptos contra las minorías, tiene 19% de intenciones de voto en las elecciones del 7 de octubre, detrás de Lula (39%), y estaría en primera posición si la justicia anulase la candidatura del líder de la izquierda, quien cumple una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción.

    En cualquier caso, el diputado de 63 años y excapitán del Ejército parece tener su participación asegurada en la segunda vuelta. Pero en esa caso, sería derrotado por cualquiera de sus eventuales adversarios, según una encuesta Datafolha publicada la semana pasada.

    Eso se debe a que el índice de rechazo de este nostálgico de la dictadura militar (1964-85) es el mayor de los trece candidatos: un 39% de los consultados aseguró que no votaría por Bolsonaro “de ninguna manera”.

    Las mujeres, que representan el 52,5% de 147,3 millones de empadronados, constituyen la principal barrera al voto “bolsonarista”. Apenas un 13% votaría por él y un 43% nunca lo haría.

    Difícil decir que el candidato no se haya ganado ese rechazo. En 2014, le espetó a la diputada del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) Maria do Rosario, que “no merecería ser violada”. “No lo merece porque es muy mala, muy fea. No es mi tipo, jamás la violaría”, reiteró luego en declaraciones a la prensa, antes de alegar que su frase había sido irónica y que estaba respondiendo a acusaciones previas. Ese mismo año afirmó que “las mujeres deben ganar menos porque quedan embarazadas”.

    También genera un fuerte rechazo en las comunidades negra y LGBT por sus propósitos racistas y homófobos; ha dicho por ejemplo que preferiría ver a un hijo suyo “muerto en un accidente en lugar de homosexual”.

    -Crece en silencio-

    El sorprendente empuje de Lula en las encuestas ha eclipsado el hecho de que Bolsonaro viene progresando desde enero, incluso en los bastiones del PSDB, partido de centroderecha, y lidera actualmente la carrera en media docena de estados en los escenarios sin el líder de la izquierda.

    A comienzos de semana, en un recorrido por un mercado de Madureira, barrio rodeado de favelas de Rio de Janeiro, el excapitán de Ejército, de 63 años, no escondió su satisfacción frente a los admiradores que lo aclamaron al grito de “¡Mito, Mito!”.

    Sintiéndose en su elemento, da rienda suelta a algunas de las fórmulas que le valen el apoyo de sectores saturados por la violencia, la corrupción o la exclusión.

    “Las armas no alimentan la violencia, las flores no traen la paz”, proclama entre los puestos del mercado, con los pulgares hacia arriba y una gran sonrisa este legislador que ocupa un escaño en la Cámara desde hace 27 años.

    - Poder para militares -

    Con 8,5 millones de seguidores en Facebook, Twitter e Instagram, Bolsonaro tiene una fuerza de ataque muy superior a la de cualquier otro de los doce candidatos.

    Tiene un gran poder de atracción entre los jóvenes nacidos después de la dictadura: un 60% de sus seguidores tiene menos de 34 años. Católico, corteja también a las iglesias evangélicas.

    Este heraldo de la ley y el orden atrae también a los pobres, a la clase media y a intelectuales.

    Para combatir la violencia en Brasil, que el año pasado alcanzó el récord de casi 64,000 homicidios, Bolsonaro propuso flexibilizar las leyes sobre el porte de armas para los “buenos ciudadanos”. Bolsonaro encontró a su vicepresidente: el general de reserva Antonio Hamilton Mourao, quien afirmó en 2017 que si la situación política continuaba deteriorándose, el Ejército se vería obligado a “imponer una solución” en Brasil.

    El candidato anunció que, de ser elegido, daría seis ministerios a los generales. “También quiere darle a la Policía Federal un mayor papel en la lucha contra el crimen organizado”, dijo David Fleischer, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de Brasilia. Aun así, debería resultarle difícil constituir una mayoría para gobernar.

    “Bolsonaro no va ganar, pero basta que tenga una intención de voto como esa para que se vea que el país va muy mal. La esperanza es el voto femenino, felizmente, muy en contra de este triste personaje”, opina Ruy Fausto, profesor emérito de la Universidad de Sao Paulo y autor de “Caminos de la izquierda: elementos para una reconstrucción”.