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Doce millones de niños obligados a trabajar en Latinoamérica

  • 07 octubre 2014 /

Un informe constata avances notables en la explotación infantil en la región

Washington, Estados Unidos.

Un informe de EUA certifica que siete países latinoamericanos hicieron “avances notables” para erradicar el trabajo infantil en 2013. Aún y así, se destaca que el 8% de los menores de la región continúan sometidos a prácticas laborales.

El informe lo publica anualmente el Departamento de Trabajo, como uno de los parámetros a tener en cuenta a fin de renovar las preferencias comerciales de EUA. En él, se destaca que trece países hicieron “avances notables”. De éstos, siete se encuentran en Latinoamérica: Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Brasil, Costa Rica y El Salvador.

En cambio, denuncian una falta de progreso en Venezuela y mejoras “mínimas” en Uruguay, la República Dominicana y Haití. El resto de naciones americanas, incluida Honduras, realizaron “avances moderados” en esta cuestión.

Colectivos más vulnerables

Las poblaciones indígenas y afrodescendientes tienen “tasas desproporcionadas de trabajo infantil”, mientras que los niños migrantes también corren un “riesgo particular” de acabar en actividades “de explotación, como los servicios domésticos”.

La ocupación más común para los niños de la región es la agricultura, considerado por el informe un trabajo “peligroso”. Otro de los trabajos comunes es 'el servicio doméstico, en el que predominan las niñas', sumado al uso de niños 'para actividades ilícitas', tanto para el cultivo y tráfico de drogas como en las 'pandillas' criminales, 'especialmente en áreas fronterizas'.

Avances regionales

En Centroamérica, se destaca que El Salvador aprobó en 2013 una política nacional para proteger a los niños y una 'hoja de ruta' para erradicar el trabajo infantil, pero el informe recuerda que muchos niños -144.168 en 2013, según el Gobierno salvadoreño- siguen en trabajos domésticos o agrícolas.

Costa Rica 'fortaleció sus leyes contra la explotación sexual de niños' e invirtió en programas sociales, pero éstos 'no llegan a todos los niños que trabajan', muchos de ellos en la agricultura o la industria del sexo.