Ciudad de México.
El papa Francisco llegó ayer a la capital mexicana para una esperada visita de cinco días, donde una multitud de jubilosos fieles lo esperaban en las calles con luces de linternas y celulares. Al momento de su aterrizaje en tierra azteca, la cuenta oficial de Twitter (@Pontifex_es) también se actualizaba con el siguiente mensaje: “Queridos hermanos mexicanos, están en mi corazón, nos encomendamos juntos a la Guadalupana, que no deje de mirarnos con ternura”.
El pontífice argentino fue recibido en el aeropuerto de Ciudad de México por el presidente Enrique Peña Nieto y la primera dama Angélica Rivera, mientras un grupo de mariachis y bailarinas hacía una presentación tradicional y una multitud de fieles le gritaban “esta es la juventud del papa”. Mientras caminaba por la alfombra roja extendida en el hangar presidencial del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México cuatro niños con trajes regionales se acercaron al papa para entregarle un cofre que contiene tierra de México, la cual fue bendecida por el pontífice de Roma. Los niños vestidos de tehuano, china poblana, jarocho y charro mostraron al pontífice la vestimenta típica de estados como Oaxaca, Puebla, Veracruz y Jalisco.
Y como es su costumbre, apenas había bajado del avión cuando y ya el el obispo de Roma rompía el protocolo para acercarse más a las personas que lo veían caminar al lado de la pareja presidencial. Dejó atrás el camino marcado por la alfombra roja y caminó hacia la tribuna donde estaban algunos enfermos a quienes se acercó para darles la bendición.
También saludó personalmente al grupo de mariachis que amenizaron los instantes previos a su llegada. Y hasta puso sobre su cabeza el sombrero charro de uno de los músico y cruzó algunas palabras con él. Así, el papa marcó su propio recorrido aunque no dejó de estar acompañado del presidente Peña Nieto y su esposa que por varios momentos se notaron desorientados por los cambios de rumbo de Francisco. Unos 10 minutos después de caminar fuera de la alfombra, retomó el protocolo para cumplir con los saludos a múltiples funcionarios del Gobierno.
Después del protocolo emprendió el recorrido de 19,2 kilómetros desde el aeropuerto hacia la Nunciatura Apostólica. Entre cánticos de temas tradicionales como Cielito Lindo y gritos de “¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!”, el papa era saludado con euforia por los fieles que lo veían detrás de una valla metálica que se extendía por varios kilómetros.
Compromisos
En su primera visita a México desde su elección como líder católico en marzo de 2013, tiene previsto encontrarse hoy con el presidente Peña Nieto en el Palacio Nacional, un encuentro que podría ser un bálsamo para el atribulado líder mexicano.
“La cita en el Palacio Nacional ofrece un contraste del papa Francisco como el líder más popular del mundo y el presidente Peña Nieto como un jefe de estado impopular que ha sufrido un golpe tras otro”, dijo a la AFP Andrew Chestnut, profesor de estudios religiosos de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia.
Además de la capital, donde hoy oficiará una misa en la Basílica de Guadalupe, el Papa visitará mañana el municipio de Ecatepec, en la periferia capitalina, que está ensombrecida por una ola de feminicidios, y el lunes estará en San Cristóbal de las Casas, en el empobrecido estado indígena de Chiapas.
El martes, el Papa irá a Morelia, en el violento estado de Michoacán y acabará su visita en la fronteriza Ciudad Juárez, donde realizará una simbólica misa en el borde de la frontera con EUA por donde miles de migrantes cruzan clandestinamente cada año.
Puntos altos de la visita son “Ciudad Juárez, la Basílica de Guadalupe y San Cristóbal. Chiapas sobresale porque engloba todos los grandes temas papales como la pobreza, la injusticia social, los derechos indígenas y la migración centroamericana”, destacó Chestnut.
El papa Francisco llegó ayer a la capital mexicana para una esperada visita de cinco días, donde una multitud de jubilosos fieles lo esperaban en las calles con luces de linternas y celulares. Al momento de su aterrizaje en tierra azteca, la cuenta oficial de Twitter (@Pontifex_es) también se actualizaba con el siguiente mensaje: “Queridos hermanos mexicanos, están en mi corazón, nos encomendamos juntos a la Guadalupana, que no deje de mirarnos con ternura”.
El pontífice argentino fue recibido en el aeropuerto de Ciudad de México por el presidente Enrique Peña Nieto y la primera dama Angélica Rivera, mientras un grupo de mariachis y bailarinas hacía una presentación tradicional y una multitud de fieles le gritaban “esta es la juventud del papa”. Mientras caminaba por la alfombra roja extendida en el hangar presidencial del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México cuatro niños con trajes regionales se acercaron al papa para entregarle un cofre que contiene tierra de México, la cual fue bendecida por el pontífice de Roma. Los niños vestidos de tehuano, china poblana, jarocho y charro mostraron al pontífice la vestimenta típica de estados como Oaxaca, Puebla, Veracruz y Jalisco.
 El papa Francisco saludó a cuatro niños ataviados con trajes indígenas de México, lo observan Peña Nieto y Angélica Rivera. Foto: AFP/Ronald Schemidt
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También saludó personalmente al grupo de mariachis que amenizaron los instantes previos a su llegada. Y hasta puso sobre su cabeza el sombrero charro de uno de los músico y cruzó algunas palabras con él. Así, el papa marcó su propio recorrido aunque no dejó de estar acompañado del presidente Peña Nieto y su esposa que por varios momentos se notaron desorientados por los cambios de rumbo de Francisco. Unos 10 minutos después de caminar fuera de la alfombra, retomó el protocolo para cumplir con los saludos a múltiples funcionarios del Gobierno.
 El pontífice puso en su cabeza el sombrero de un mariachi, se lo devolvió y cruzó unas palabras con el músico. Foto: EFE/José Méndez
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 Como es su costumbre, apenas había bajado del avión cuando y ya el el obispo de Roma rompía el protocolo para acercarse más a las personas que lo veían. Foto: EFE/José Méndez.
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En su primera visita a México desde su elección como líder católico en marzo de 2013, tiene previsto encontrarse hoy con el presidente Peña Nieto en el Palacio Nacional, un encuentro que podría ser un bálsamo para el atribulado líder mexicano.
“La cita en el Palacio Nacional ofrece un contraste del papa Francisco como el líder más popular del mundo y el presidente Peña Nieto como un jefe de estado impopular que ha sufrido un golpe tras otro”, dijo a la AFP Andrew Chestnut, profesor de estudios religiosos de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia.
Además de la capital, donde hoy oficiará una misa en la Basílica de Guadalupe, el Papa visitará mañana el municipio de Ecatepec, en la periferia capitalina, que está ensombrecida por una ola de feminicidios, y el lunes estará en San Cristóbal de las Casas, en el empobrecido estado indígena de Chiapas.
 Los fieles lo saludaron en el recorrido de 19 kilómetros hacia la Nunciatura Apostólica. Foto: AFP/Yuri Cortez
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Puntos altos de la visita son “Ciudad Juárez, la Basílica de Guadalupe y San Cristóbal. Chiapas sobresale porque engloba todos los grandes temas papales como la pobreza, la injusticia social, los derechos indígenas y la migración centroamericana”, destacó Chestnut.
