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EUA: 70 años después declaran inocente a joven ejecutado en la silla eléctrica

  • 18 diciembre 2014 /

Un adolescente afroamericano se convirtió en el ejecutado más joven en EUA hace 70 años en un juicio que no tuvo 'un proceso justo'.

Washington, Estados Unidos.

Setenta años después de la ejecución de un adolescente negro de 14 años por el asesinato de dos niñas, una jueza de Carolina del Sur decretó que el condenado a muerte más joven de la historia de Estados Unidos no tuvo un proceso justo.

El día de su ejecución, el 16 de junio de 1944, George Stinney, que apenas pesaba 43 kilos, era tan pequeño que su verdugo tuvo que poner una guía telefónica debajo de sus nalgas para que no se deslizara en la silla eléctrica.

En un fallo emitido el miércoles la jueza Carmen Tevis Mullen de ese estado del sureste de Estados Unidos afirmó que el proceso judicial contra George Stinney había estado plagado de ' violaciones fundamentales y constitucionales a un proceso regular'.

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George Stinney había sido detenido tras el descubrimiento en una fosa de los cadáveres de Betty June Binnicker, de 11 años, y de Mary Emma Thames, de 7 años, asesinadas a golpes. Ambas niñas habían desaparecido tras un paseo en bicicleta en la pequeña ciudad de Alcolu, dominada por la segregación y en la que la mayor empresa local era un aserradero.

Durante un proceso que no duró más de una jornada, la Policía afirmó que contaba con la confesión del adolescente, aunque no se encontró ninguna prueba escrita en ese sentido en los archivos judiciales.

Su abogado, un cobrador de impuestos blanco, en ese entonces en plena campaña para su reelección, convocó a muy pocos testigos y apenas realizó algunos simulacros de contra interrogatorios. Ni siquiera intentó postergar el juicio.

'Parece que hizo muy poco, o nada, para defender a Stinney', escribe la jueza, quien en sus conclusiones señaló que 'es muy probable' que la confesión de Stinney Jr. fuera forzada por las autoridades de la época. Además, determinó dejar sin efecto la condena porque el joven no recibió un juicio justo en 1944.

Al jurado, integrado exclusivamente por hombres blancos, le bastaron apenas unos minutos para condenar al adolescente a la pena capital. Su abogado no apeló el fallo, lo que hubiera bastado para suspender la ejecución.

Tras la ejecución, apenas tres meses después del asesinato de las dos niñas, la familia de Stinney abandonó la ciudad por temor a las represalias.

Su hermano y su hermana, hoy septuagenario y octogenaria, emprendieron hace años un combate judicial para rehabilitar el nombre de su hermano. 'Estoy tan feliz, esta decisión ha tardado demasiado', admitió Katherine Stinney Robinson al diario local.

La sobrina de Betty June Binnicker, una de las dos niñas asesinadas, se mostró, en cambio, indignada por la decisión.