Washington, Estados Unidos.
El gobierno de Donald Trump hace agua por todos lados. El presidente estadounidense sufrió una humillante derrota en el Senado con la reforma sanitaria, las rivalidades que minan a sus colaboradores toman luz pública y el escándalo con Rusia envenena su mandato.
Ayer, el veterano senador John McCain, héroe de la guerra de Vietnam recientemente diagnosticado con cáncer cerebral, acabó con las últimas esperanzas de los republicanos de derogar y reemplazar rápidamente la reforma insignia de Barack Obama.
A última hora de la noche del jueves, cuando la cámara alta del Congreso estaba a punto de votar una “derogación de mínimos” de la reforma sanitaria de Obama, el vicepresidente Mike Pence, también presidente del Senado, se reunió durante diez minutos con el octogenario senador para intentar hacerle cambiar de opinión. Esfuerzo inútil.
Ayer MacCain demostró que sigue siendo la espina eterna de Trump, y salvó el Obamacare votando con los demócratas. Al momento de su votación, tras haber hecho durar el suspense un instante, como un emperador romano que ostenta el poder de salvar la vida de un gladiador en la arena, la sentencia cayó: el pulgar señaló hacia abajo: “No”.
Algunos demócratas lo aplaudieron. Los republicanos solo cuentan con 52 escaños de 100 en el Senado, por lo que cada voto contaba, y sobre todo el del emblemático senador republicano de Arizona. La medida fue rechazada por 51 votos en contra y 49 a favor.
Scaramucci
La situación de tormenta trambién creció ayer cuando Trump, por su medio favorito, Twitter, anunció el despido de su jefe de Gabinete, Reince Priebus, quien pasó la semana en el centro de una espectacular tormenta palaciega.
El jueves por la noche se difundió un informe de The New Yorker en el que se señalaba que, en un intercambio con un periodista de la revista el miércoles, Scaramucci insultó y criticó a Reince Priebus y también a Steve Bannon. “Reince es un puto esquizofrénico paranoide, un paranoico”, parece que dijo Scaramucci al acusar a Priebus de estar tras filtraciones que le atañían directamente.
“Intentan resistirme, pero no les va a funcionar”, dijo, y agregó que Priebus pronto renunciará, en un lenguaje que las cadenas de TV estadounidenses se negaron a reproducir.
Y ayer el presidente Trump dejó caer la bomba. Ahora resta ver de que forma el general Kelly se moverá en el espeso ambiente político de la Casa Blanca, y si logrará domar a Scaramucci.
El gobierno de Donald Trump hace agua por todos lados. El presidente estadounidense sufrió una humillante derrota en el Senado con la reforma sanitaria, las rivalidades que minan a sus colaboradores toman luz pública y el escándalo con Rusia envenena su mandato.
Ayer, el veterano senador John McCain, héroe de la guerra de Vietnam recientemente diagnosticado con cáncer cerebral, acabó con las últimas esperanzas de los republicanos de derogar y reemplazar rápidamente la reforma insignia de Barack Obama.
A última hora de la noche del jueves, cuando la cámara alta del Congreso estaba a punto de votar una “derogación de mínimos” de la reforma sanitaria de Obama, el vicepresidente Mike Pence, también presidente del Senado, se reunió durante diez minutos con el octogenario senador para intentar hacerle cambiar de opinión. Esfuerzo inútil.
Ayer MacCain demostró que sigue siendo la espina eterna de Trump, y salvó el Obamacare votando con los demócratas. Al momento de su votación, tras haber hecho durar el suspense un instante, como un emperador romano que ostenta el poder de salvar la vida de un gladiador en la arena, la sentencia cayó: el pulgar señaló hacia abajo: “No”.
Algunos demócratas lo aplaudieron. Los republicanos solo cuentan con 52 escaños de 100 en el Senado, por lo que cada voto contaba, y sobre todo el del emblemático senador republicano de Arizona. La medida fue rechazada por 51 votos en contra y 49 a favor.
Scaramucci
La situación de tormenta trambién creció ayer cuando Trump, por su medio favorito, Twitter, anunció el despido de su jefe de Gabinete, Reince Priebus, quien pasó la semana en el centro de una espectacular tormenta palaciega.
El jueves por la noche se difundió un informe de The New Yorker en el que se señalaba que, en un intercambio con un periodista de la revista el miércoles, Scaramucci insultó y criticó a Reince Priebus y también a Steve Bannon. “Reince es un puto esquizofrénico paranoide, un paranoico”, parece que dijo Scaramucci al acusar a Priebus de estar tras filtraciones que le atañían directamente.
“Intentan resistirme, pero no les va a funcionar”, dijo, y agregó que Priebus pronto renunciará, en un lenguaje que las cadenas de TV estadounidenses se negaron a reproducir.
Y ayer el presidente Trump dejó caer la bomba. Ahora resta ver de que forma el general Kelly se moverá en el espeso ambiente político de la Casa Blanca, y si logrará domar a Scaramucci.