Tegucigalpa, Honduras.
Cargado sobre los hombros de sus amigos más cercanos, el cortejo fúnebre avanzó hasta la última morada del que para muchos fue un ser humano extraordinario, Henry Mahomar.
Su esposa Verónica y sus hijas Caroline y Nathaly encabezaron la ceremonia, en la que sus lentes oscuros fueron atravesados por lágrimas que les salían del alma.
Atrás de ellas, una multitud de compañeros que se hicieron amigos fieles, y otros que lo consideraban un hermano, seguían sus pasos.
La carpa verde que cubrió del inclemente sol con el que se recordó el brillo de la sonrisa del director de Empresas de Correos de Honduras ( Honducor) resultó insuficiente, todos deseaban verlo por última vez.
La paz del lugar contrastaba con el llanto y dolor de los amigos.
Su repentina muerte en un accidente de tránsito los ha dejado consternados.
Henry Mahomar pereció la noche del domingo anterior en un accidente de tránsito cuando circulaba por la carretera CA-13, cerca del puente en el río Perla, en el municipio de El Porvenir, Atlántida, a unos veinte minutos de La Ceiba.
Recuerdo
En el percance resultó herido el subdirector de esa misma institución, Carlos Zapata.
Los empleados de Honducor fueron los primeros en tomar la palabra, su admiración por Mahomar se detalló con testimonios que le robaron una sonrisa a más de alguno, así como recuerdos que rompen el alma.
A su intervención se sumó doña Verónica viuda de Mahomar, que con un nudo en la garganta agradeció a Dios por esos 28 años de felicidad en los que se convirtió su matrimonio.
La última intervención fue de parte de sus hijas, a las cuales les inculcó siempre atreverse a enfrentar el reto que fuera. Su legado de bondad y la petición de recordarlo por su entrega, compromiso, alegría y cariño al prójimo cerraron un duro episodio.
El ataúd descendió a su última morada, el dolor aumentó al verlo partir; descanse en paz Henry Mahomar.
Cargado sobre los hombros de sus amigos más cercanos, el cortejo fúnebre avanzó hasta la última morada del que para muchos fue un ser humano extraordinario, Henry Mahomar.
Su esposa Verónica y sus hijas Caroline y Nathaly encabezaron la ceremonia, en la que sus lentes oscuros fueron atravesados por lágrimas que les salían del alma.
Atrás de ellas, una multitud de compañeros que se hicieron amigos fieles, y otros que lo consideraban un hermano, seguían sus pasos.
La carpa verde que cubrió del inclemente sol con el que se recordó el brillo de la sonrisa del director de Empresas de Correos de Honduras ( Honducor) resultó insuficiente, todos deseaban verlo por última vez.
La paz del lugar contrastaba con el llanto y dolor de los amigos.
Su repentina muerte en un accidente de tránsito los ha dejado consternados.
Henry Mahomar pereció la noche del domingo anterior en un accidente de tránsito cuando circulaba por la carretera CA-13, cerca del puente en el río Perla, en el municipio de El Porvenir, Atlántida, a unos veinte minutos de La Ceiba.
Recuerdo
En el percance resultó herido el subdirector de esa misma institución, Carlos Zapata.
Los empleados de Honducor fueron los primeros en tomar la palabra, su admiración por Mahomar se detalló con testimonios que le robaron una sonrisa a más de alguno, así como recuerdos que rompen el alma.
A su intervención se sumó doña Verónica viuda de Mahomar, que con un nudo en la garganta agradeció a Dios por esos 28 años de felicidad en los que se convirtió su matrimonio.
La última intervención fue de parte de sus hijas, a las cuales les inculcó siempre atreverse a enfrentar el reto que fuera. Su legado de bondad y la petición de recordarlo por su entrega, compromiso, alegría y cariño al prójimo cerraron un duro episodio.
El ataúd descendió a su última morada, el dolor aumentó al verlo partir; descanse en paz Henry Mahomar.
