A sus 15 años, el joven Samuel José Reyes Miralda es dueño de un talento y una determinación dignas de admirar, que lo han hecho acreedor de una vida llena de triunfos en los planos educativos y deportivos.
Su madre, Alma Miralda, recuerda que cuando tenía un año y ocho meses se sabía el abecedario y los colores y a los dos años y medio ya podía leer.
Aprendió a correr, antes que a caminar. “Cuando lo soltamos para que diera sus primeros pasos más bien salió corriendo”, dijo la orgullosa progenitora.
| Se ganó la admiración de muchos al imponer sus ideales, a pesar del desaire que le hicieron en su colegio María Regina cuando le negaron la medalla de honor por cambiar un discurso que le habían impuesto durante los actos de clausura.
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Desde entonces fue gestando una carrera educativa de éxito y llenando su habitación de medallas de oro y plata, por su excelencia académica con un promedio de 98%.
“Las medallas las muestro porque soy totalmente consciente del sacrificio que ellas significan, ya que por sí solas no tienen ningún valor”, asegura Samuel.
Cursa su primer año en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras de La Ceiba. Le gusta la carrera de Ingeniería Civil; sin embargo, no pensaría dos veces en dejar los estudios por su gran pasión: el fútbol.
Su sueño es llegar a ser un reconocido futbolista. Actualmente juega de volante en el equipo reservas U-16 del Victoria y ya fue campeón con su club.
“Yo sé que el fútbol es más incierto que una carrera educativa, pero si me tocara dejar los estudios por jugar al fútbol, no lo pensaría dos veces”, dice con seguridad.
Polifacético
El joven, famoso por haber sido castigado -le quitaron la medalla de oro- por cambiar el discurso el día de su graduación para expresar sus propias ideas, no solo es un fenómeno en el estudio y el dominio del balón, también le gusta hacer música y dibujar.
En su casa conserva un piano en el que aprendió a tocar cuando cursó clases en el conservatorio de música Teresa Devlin y en la pared de la sala está pintando un mural ecológico.
“Vine al mundo a satisfacer mis sueños. Veo que muchos jóvenes crecen con complejos, creen que desde pequeños están perdidos y son prisioneros de ellos mismos, y es también culpa del sistema”, reiteró.
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