27/04/2024
09:32 PM

Pescador construye lanchas nuevas con piezas viejas de otras en el Caribe de Honduras

  • 28 febrero 2024 /

Desde hace 10 años Santos Paguada se dedica a la fibra de vidrio, un oficio que lo mantiene ocupado entre La Ceiba, Trujillo y Guanaja

La Ceiba, Honduras

Con piezas y materiales de lanchas y refrigeradoras desechadas, un pescador hondureño construye nuevos botes y repara los que están dañados. Santos Paguada, desde hace 10 años aprendió a trabajar la fibra de vidrio, y desde entonces se mantiene ocupado con su oficio entre La Ceiba, Trujillo y Guanaja, en el Caribe de Honduras.

Este hombre del mar, también carpintero de barcos, más conocido como “churro”, es oriundo del municipio de San Francisco, en el departamento de Atlántida, desde hace muchos años por su oficio de pescador se fue a residir a Guanaja, en Islas de la Bahía.

En esta porción insular del Caribe hondureño, hace una década, aprendió a reparar barcos hechos con fibra de vidrio, hasta lograr perfeccionar el oficio. Y así empezó a hacer trabajos propios que lo han llevado a La Ceiba, Atlántida y en Trujillo, Colón, donde ha construido botes con las viejas piezas de otros.

“Son varias las lanchas que he hecho; no recuerdo cuantas”, relató, mientras le daba forma a una nave en un puesto improvisado en un extremo del puente sobre el estero El Higuerito de La Ceiba.

Para este hombre de 65 años, cualquier lugar puede ser su taller, “solo necesito que haya sol y una temperatura normal; si hay humedad no puedo trabajar”, comentó, sin dejar de moldear un trozo de poliestireno extraído de una refrigeradora vieja, y que después lo encajó entre las pequeñas reglas de madera que refuerzan los costados de la lancha que fabrica a orillas de la calle que cruza este humedal ceibeño.

La resina de fibra de vidrio debe aplicarse bajo estas condiciones para que funcione y cubra bien las piezas con las que va dando forma a lo que será un bote pesquero. Cualquiera que pase por este lugar, creerá que es una lancha abandonada, “pero así voy dándole forma con los retazos de otras lanchas que ya no sirven. Yo las reutilizo y hago una nueva; también reparo las que están malas”, expresó.

Una lancha nueva, de 20 pies de eslora, como la que está haciendo, vale más de 180 mil lempiras; él las construye a menos de la mitad de esa suma. “Es un gran ahorro para los pescadores que no tienen dinero. Esta va a ser una pesquera, por lo que le voy a construir hieleras. Tendrá una capacidad para media tonelada de carga”, estimó Paguada, quien espera tenerla lista en unos dos meses.

Acuñada y con niveles perfectos, este pescador artesanal va dándole forma a esta nave, con las técnicas que este oficio exige para que la obra pueda flotar y romper las olas al navegar. “Hay que saber, no solo es ir poniendo las piezas, también tiene mucha ingeniería”, explicó.