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Hace siete años trabajaba como ayudante de buses

  • 24 noviembre 2015 /

Rubén Darío López Matamoros (23) vivía en la colonia Cerro Verde y era un joven ejemplar.

Choloma, Cortés

Era puntual, colaborador y nunca faltaba a su trabajo. Así describen amigos y parientes a Rubén Darío López Matamoros (23), el ayudante de buses de la ruta López Arellano y una de las víctimas del ataque perpetrado por desconocidos ayer en horas del mediodía.

Rubén acababa de llegar a la terminal de uno de los recorridos que inició desde las cuatro de la mañana, hora en la que se despidió de su familia para marcharse al punto de buses.

Desde hace siete años tenía como rutina trabajar y trabajar, aseguraron sus amigos. “Era un luchador, le gustaba su trabajo y pese a que a veces le decíamos que era peligroso, él siempre decía que Dios lo cuidaba. Ayer hizo dos vueltas completas. Acababa de llegar cuando los hombres los atacaron. Era imposible salvarse. Los hombres llegaron directo a matar”, dijo uno de los compañeros de Rubén.

Sus hermanos y primos lloraban desconsolados.

“¿Porqué lo mataron? No es justo que maten a gente buena. El pecado de mi primo era ganarse la vida honradamente, pero aquí, no se puede trabajar”, dijo Lucía López en medio del llanto.

Los familiares no tienen consuelo, la angustia los invade y hoy solo piden a las autoridades que las muertes de sus parientes no queden impunes. “Es hora de poner un alto, de decir basta y que la Policía cumpla su labor para evitar más muertes”, dijo Alan Villeda.